El último cuadro de Van Gogh genera conflicto en un idílico pueblo francés

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Recientemente se ha determinado que el artista pintó su última obra, "Raíces de árbol", en Auvers-sur-Oise. Las raíces aún existen, lo que ha provocado una lucha por su conservación.

Auvers-sur-Oise, un pueblo cercano a París famoso por ser paraíso de artistas, es también el lugar donde Vincent van Gogh pasó sus últimos días. El lugar desde hace mucho tiempo atrae a turistas para seguir los últimos pasos del torturado pintor. Pero desde que los expertos en arte identificaron la última obra que creó antes de quitarse la vida, ha habido conflictos en el pueblo.

El cuadro final de Van Gogh fue motivo de discusión durante décadas porque el pintor no fechaba sus obras. Pero en 2020 los expertos llegaron a la conclusión de que las raíces nudosas de un árbol que sobresalen de una ladera de Auvers, tal como aparecen representadas en su "Raíces de árbol", se pintaron el día en que murió. Puede que este hallazgo resolviera una disputa, pero inmediatamente suscitó otra, una entre el ayuntamiento y los dueños de la propiedad donde crecen las raíces.

La raíz principal representada en el cuadro --de una acacia negra y apodada el "elefante" por los aficionados-- linda con una carretera pública. Tras el descubrimiento de su valor histórico, el ayuntamiento reclamó como dominio público un tramo de terreno de propiedad privada cercano a la carretera, alegando que era necesario para su mantenimiento. Jean-François y Hélène Serlinger, los propietarios, lucharon contra el pueblo, y un tribunal de apelación concluyó recientemente que el reclamo del municipio no tenía fundamento.

Pero la alcaldesa de Auvers, Isabelle Mézières, se ha comprometido a seguir luchando, y aún puede recurrir a un tribunal superior. Tras la decisión, insistió en que el lugar debe pertenecer al público, no a propietarios privados. "¡Las raíces pertenecen a los auversois!", escribió en las redes sociales, refiriéndose a los ciudadanos del lugar.

La continua lucha por las raíces del árbol de Van Gogh ha ensombrecido lo que suele ser una temporada de celebraciones en Auvers, de 7000 habitantes, donde el turismo artístico es un gran negocio que se reanima en primavera.

El hecho de que el pueblo haya sido representado por otros pintores notables, como Pierre Auguste Renoir, Paul Cézanne y Camille Pissarro, solo ha aumentado su atractivo. Su popularidad es tal que las autoridades de tránsito francesas operan una línea de temporada desde París, apodada el "Tren de los Impresionistas", y la gente viene de lejos para ver lo que la oficina de turismo local llama "el museo al aire libre en que se ha convertido Auvers con el paso del tiempo".

Los propietarios afirman que el conflicto está poniendo en peligro el lugar histórico, ya que la alcaldesa les ha impedido a ellos y a los expertos proteger adecuadamente las raíces desde que se estableció su importancia. En una entrevista telefónica, Jean-François Serlinger acusó al ayuntamiento de utilizar el expediente administrativo como pretexto para "un intento de apropiación de un lugar de importancia cultural" y al mismo tiempo de poner en peligro las raíces al "obstaculizar la instalación de una estructura de protección permanente."

El ayuntamiento y la alcaldesa declinaron las peticiones de comentarios. Pero tal vez sea apropiado que estas raíces de árbol sean objeto de una disputa tan espinosa.

El famoso cuadro de Van Gogh con la representación del árbol enredado muestra "la lucha de la vida, y una lucha con la muerte", dijo en 2020 Wouter van der Veen, el investigador que identificó las raíces en Francia.

Aun así, el cuadro es brillante y vivaz, realizado al final de un periodo productivo de la problemática existencia de Van Gogh --después de que se cortara la oreja y pasara un tiempo en un psiquiátrico-- y el pueblo celebra al pintor neerlandés cuya obra fue rechazada en vida y abrazada tras su muerte. Van Gogh es una gran atracción, también para los Serlinger.

La pareja se trasladó a Auvers en 1996 porque Hélène Serlinger, artista, quería vivir donde Van Gogh había trabajado. En 2013, compraron una pequeña parcela adicional cerca de su casa, conectada a su patio, lo que amplió su territorio. Solo unos años más tarde resultó que las raíces de esa nueva propiedad eran una parte importante de la historia del arte.

Ahora, las raíces tienen su propio sitio web y una organización sin fines de lucro, dirigida por los Serlinger, quienes dicen que quieren proteger el lugar para que el público lo disfrute. Se han asociado con la Fundación Van Gogh Europa, que reúne lugares y museos clave relacionados con el pintor bajo la dirección del Museo Van Gogh de Ámsterdam. El año pasado, los Serlinger empezaron a abrir su patio a los visitantes para realizar visitas guiadas.

Jean-François Serlinger insiste en que la pareja no pretendía convertir su jardín en un destino turístico y que no ha obtenido ganancia alguna de las visitas. Señaló que la raíz principal es en su mayor parte visible al público desde la carretera, aunque el ayuntamiento ha colocado allí una señal de unos 3 metros destacando el hallazgo que obstruye parcialmente la vista y "desfigura la fachada del lugar".

Fue el entusiasmo de los expertos en arte y académicos que los visitaron a lo largo de los años lo que convenció a la pareja para abrir sus tierras al público, dijo. Ahora cobran unos 9 dólares por un "paseo de 30 minutos por el paisaje del último cuadro de Van Gogh", añadió, y los fondos se destinan a gastos de conservación.

El sábado comenzó la nueva temporada turística. Pero la disputa ha inquietado a los propietarios y ha suscitado preocupación por la conservación de las raíces.

"Ha creado una profunda sensación de inseguridad en torno a un lugar que exige calma y serenidad", dijo Jean-François Serlinger. "Tenemos una sensación de inseguridad con una alcaldesa que sigue en guerra".

Ephrat Livni es periodista del boletín de DealBook del Times, radicada en Washington.