Un cuento con una moraleja de 408 tentáculos

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Un cuento con una moraleja de 408 tentáculos

Érase una vez un niño llamado Cal que amaba los pulpos. Cal vivía en Oklahoma, un estado sin salida al mar. Un día, apareció en su casa un paquete especial: un pequeño pulpo mascota, con brillantes manchas azules en su cabeza, y Cal lo llamó Terrance.

Terrance resultó ser hembra, y estaba embarazada. Un pulpo se convirtió en 51, ocho tentáculos se volvieron 408. El padre del niño, Cameron Clifford, trabajaba día y noche para mantener vivos a los pulpos.

La primavera pasada, Clifford, quien es dentista, hizo una crónica de los esfuerzos de la familia en TikTok, y la historia pronto se convirtió en lo que solo puede describirse como megaviral. Los videos de TikTok acumularon millones de visitas, y después aparecieron los medios de comunicación. Durante un breve periodo en abril del año pasado, la historia parecía estar en todas partes: National Public Radio, USA Today, The Associated Press, The Daily Mail, Good Morning America, The Washington Post y, sí, The New York Times.

Y entonces, las actualizaciones de TikTok cesaron abruptamente. Los medios de comunicación y el público siguieron con sus vidas. Pero de vez en cuando me preguntaba qué había ocurrido después. Así que llamé a Clifford para averiguarlo.

"Desgraciadamente, el final no es de cuento", me dijo. "Los cuentos de hadas omiten muchos detalles".

Ahora, un año después de que el escuadrón de cefalópodos se hiciera famoso, lo que antes parecía un cuento de hadas moderno podría leerse mejor como uno con moraleja: sobre el poder de las redes sociales, los peligros de la fama y los retos que supone vivir con (y amar a) criaturas que están hechas para un mundo muy alejado del nuestro.

Escuadrón de cefalópodos

Cualquiera que sintonizara, aunque fuera brevemente, la cobertura de los Clifford se habría enterado de que en el centro de la historia estaba el amor de toda la vida de un niño por los pulpos y su ferviente sueño de tener uno como mascota. Puede que nunca se habría hecho realidad si no hubiera sido por las redes sociales y por la casualidad de que, en 2023, Clifford no tenía trabajo y no sabía qué hacer.

Fue entonces cuando se encontró por casualidad con una tienda especializada en acuarios y se enteró de que, contrario a lo que le había dicho a su hijo durante mucho tiempo, era posible tener un pulpo como mascota en Oklahoma. Aquella noche, durante la cena, Clifford le dijo a Cal que, aunque no le prometía nada, en teoría era posible tener un pulpo de mascota. Cal se sintió tan abrumado que se echó a llorar. "No sabía que eso podía pasar", sollozó.

A Clifford le pareció tan entrañable la reacción de su hijo que la grabó y la compartió con los amigos y familiares que seguían su cuenta privada de Instagram. La respuesta fue casi unánime: no era justo tentar a Cal con la posibilidad de tener un pulpo mascota sin conseguirle uno.

Clifford documentó cada acontecimiento en su cuenta privada. Compartió videos de sus semanas de preparación, la llegada de Terrance justo a tiempo para el noveno cumpleaños de Cal y el descubrimiento de que Terrance había liberado una diminuta nube de huevos.

Cal, que conocía de la biología de los pulpos, estaba desolado; en la mayoría de las especies, las hembras ponen huevos una sola vez y mueren poco después. Todo lo que los Clifford habían aprendido sobre los pulpos sugería que probablemente los huevos no estaban fecundados, lo que significaba que Terrance pasaría el resto de su corta vida protegiendo unos huevos que nunca eclosionarían.

Pero los huevos sí eclosionaron, y los Clifford, que nunca habían tenido una mascota, ahora tenían 51. Fue un reto de cuidado al nivel de los más experimentados. Los seguidores de Instagram de Clifford lo siguieron mientras descubría cómo alojar y alimentar a las crías, que necesitaban un suministro regular de presas vivas, como crías de camarón, enviadas desde las costas, un gasto de varios cientos de dólares a la semana.

"A todo el mundo le encantaba, y todo el mundo me preguntaba por ello", dijo. Finalmente, la esposa de Clifford le sugirió que llevara la historia a un público más amplio y creó una cuenta pública en TikTok.

Fama instantánea

Visto desde fuera, Terrance y sus 51 bebés parecían haber nacido para TikTok, y Clifford parecía tener un talento innato y utilizaba humor autocrítico, chistes que haría un papá y juegos de palabras. (En un momento dado describió a la familia como "invOSTRAndo la existencia de nuestro cefaloPANA").

En realidad, había dudado en aventurarse a la plataforma, en parte porque se consideraba una persona reservada. Su primera publicación --un breve video sin contexto de Terrance en su tanque-- fue un fracaso, y en los comentarios lo criticaron por tener un pulpo en cautividad.

Los pulpos son complejos e inteligentes, además de frágiles y sensibles. También son difíciles de mantener y criar en cautividad, razón por la cual muchos pulpos de compañía, incluido Terrance, empezaron su vida en la naturaleza.

"El hecho de que esté en un tanque y puedas hacer algún tipo de facsímil de su entorno nativo no significa que lo estés manteniendo en su entorno totalmente natural", dijo Kelley Voss, bióloga marina que ha estudiado varias especies de pulpo en libertad y en cautividad. "Creo que los acuarios son muy valiosos, pero tenerlo solamente como mascota en tu casa… me temo que va a ser una situación en la que estás actuando de forma tonta y te enfrentarás a las consecuencias".

Clifford comprendía estas preocupaciones, pero no consideraba que tener un pulpo fuera una infracción ética grave, sobre todo teniendo en cuenta que a menudo estos animales se comen. "Yo como carne, así que decir algo como: 'No, no deberías tener un pulpo como mascota', mientras me zampo una hamburguesa con queso y tocino…", dijo sin terminar la frase.

Pero se dio cuenta de que sí le importaba lo que pensaran personas desconocidas en internet. Así que decidió mostrar a la gente lo mucho que su hijo amaba a los pulpos y cuán en serio la familia se tomaba esta responsabilidad.

Clifford empezó a publicar unos cuantos videos al día, explicando a los espectadores la historia desde el principio. Esta vez, la cuenta despegó. "La comunidad de TikTok se solidariza con las historias que hacen sentir bien", dijo Clifford. Los medios de comunicación llegaron después.

En cierto modo, la fama repentina fue divertida, dijo Clifford, y tuvo algunos beneficios inmediatos. Antes de TikTok, había buscado desesperadamente, y casi siempre en vano, ayuda experta para las crías. Ahora tenía a expertos en pulpos y cuidadores experimentados que acudían a él para ofrecerle ayuda.

"Siempre me encanta cuando los pulpos aparecen en los medios de comunicación y la gente se muestra realmente dispuesta y deseosa de aprender más sobre ellos", dijo Meg Mindlin, estudiante de posgrado de la Universidad de Walla Walla, en el estado de Washington, quien estudia pulpos en el laboratorio y empezó a hablar regularmente con Clifford.

Mindlin, que utiliza su cuenta de TikTok, @invertebabe, para la educación científica, vio en Terrance una oportunidad para enseñar al público sobre la biología de los pulpos y los retos de mantenerlos en cautividad. "Fue un momento muy divertido en internet", dijo.

Pero la atención también podía ser abrumadora. Algunos medios de comunicación eran intrusivos; Clifford descubrió a un camarógrafo de televisión paseándose por la casa sin supervisión, grabando fotos de la familia.

También empezó a recibir noticias de seguidores en internet que querían ayudar a financiar el cuidado de las crías. Las ofertas eran bienintencionadas, dijo Clifford, pero lo incomodaron. Había muchas causas en el mundo que valían más la pena, me dijo, y no quería dar la impresión de que las crías de pulpo sufrirían si la gente no hacía donativos.

"No quería que se supusiera algo como "Oh, no, este pulpo solo va a tener una vida grandiosa si le das al botón de suscribirse', o lo que fuera", dijo. "Quería que la gente supiera: hice esto por mi propia responsabilidad, de mi propio bolsillo. Soy perfectamente capaz de llevarlo a cabo".

Pero como las ofertas seguían llegando y los gastos se acumulaban, cedió, aceptando muy brevemente algunos donativos a través de Venmo antes de empezar a vender camisetas personalizadas. (Algunos de sus videos más populares de TikTok también acabaron aportando dinero, dijo).

En sus publicaciones, Clifford intentaba ser claro sobre las dificultades de tener un pulpo: los costos, la falta de sueño y los graves daños causados por el agua en su casa, que requirió importantes remodelaciones. "No quería perpetuar ni idealizar el tener una cría de pulpo", me dijo.

A pesar de esos esfuerzos, se vio desbordado por las peticiones para adoptar una cría.

"Si lo pones ahí fuera, la gente lo querrá", dijo Vincent Nijman, experto en comercio de animales salvajes de la Universidad Oxford Brookes, quien ha estudiado el papel que desempeñan las redes sociales en el comercio de mascotas exóticas. "Y si dices: 'No tengas una', es un poco como no predicar con el ejemplo, ¿no?".

Soporte vital

Aun así, Clifford decidió que no podía enviar a ninguno de los bebés a residencias privadas y quedarse con la consciencia tranquila. Así que dispuso todo para que fueran a acuarios y universidades con buena reputación en cuanto fueran lo bastante grandes y fuertes para viajar. El 21 de abril anunció que había encontrado hogares para todas las crías.

Al día siguiente, Terrance murió. La familia la enterró en el patio trasero, junto a un grupo de árboles cuyos troncos recordaban a Cal los tentáculos de un pulpo.

Ahora solo necesitaban mantener vivas a las crías hasta que pudieran enviarlas a sus nuevos hogares. Las probabilidades estaban en su contra. En la naturaleza, solo sobrevive una pequeña parte.

Tan solo en el primer mes murieron unas 20 crías, dijo Clifford. (Entre las causas de la muerte estuvieron el canibalismo y una pérdida temporal de energía en el enfriador de agua).

Empezó a preocuparse por lo que pensaría su enorme audiencia, muy interesada, si perdía más crías. "La presión para mantener vivas a las crías era bastante asfixiante", dijo Clifford.

Un experto y criador de reptiles local, del que Clifford se había hecho amigo, se convirtió en un salvavidas, ayudando a cuidar e incluso a albergar a las crías de pulpo cuando la casa de Clifford estaba siendo remodelada. A pesar de sus esfuerzos conjuntos, las crías seguían muriendo.

A principios de agosto, solo quedaban cinco crías vivas. Y entonces dejaron de comer. "Empezamos a echarles de todo", dijo Clifford. "Un caracol, un cangrejo, camarones congelados, camarones vivos, artemias". Nada funcionó y, a finales de mes, la última cría había muerto.

"Fue extraordinario el tiempo que pudo mantenerlas", dijo David Scheel, biólogo marino de la Universidad Alaska Pacific, quien se convirtió en una caja de resonancia de Clifford. "Durante los meses que estuvieron, dedicó una inmensa parte de su vida a estos chicos".

Cal ya había llorado a Terrance dos veces: cuando liberó sus huevos, lo que le indicó que sus días estaban contados, y tras su muerte en abril. Ahora Clifford tenía que "hacer llorar a mi hijo tres veces por algo que le importa tanto". Describió toda la experiencia como una "tragedia dolorosamente poco ortodoxa".

Clifford no sabía cómo decírselo a sus seguidores. "Es difícil hacer un video gracioso sobre eso", dijo. "Como: 'Sí, han muerto. Este es el final del contenido'". Estaba agotado de las redes sociales y le preocupaba decepcionar a la gente. No quería responder a más preguntas. Al final, simplemente borró TikTok de su teléfono y dejó la historia sin un final.

"Bueno, ¿qué te parece?" me preguntó Clifford. "¿Cómo la habrías terminado?".

Dije que la estaba terminando ahora. ¿Qué quería que supiera la gente?

Hizo una pausa y luego dijo que quería dar las gracias a sus seguidores por su apoyo y decirles que se había entregado a esos pulpos. "Creo que la lección obvia es que no son buenas mascotas", dijo. "No son mascotas duraderas, no son mascotas baratas, no son mascotas fáciles. Y son sumamente extraordinarios, tienen personalidades y son inteligentes".

Espera volver a TikTok en algún momento y terminar allí la historia. Pero por ahora, se estaba tomando un descanso tanto de las redes sociales como de las mascotas. "Quizá un hámster en el futuro", dijo. "Pero creo que ya hemos alcanzado nuestra cuota de mascotas familiares para toda la vida".

Emily Anthes es reportera científica y escribe principalmente sobre ciencia y salud animal. También cubrió la pandemia de coronavirus