¿Utilizar un teléfono con menos funciones puede curar el deterioro mental?

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(Circuits)

Queridos lectores, tengo una confesión: sufro de una dolencia que los más jóvenes llaman "podredumbre mental" (en inglés, "brain rot"), es decir, la incapacidad de pensar profundamente después de usar demasiado el celular. Hoy en día, me cuesta incluso terminar un libro.

Mucha gente tiene este problema. Tanta, que ha dado origen a una categoría de productos tecnológicos minimalistas que se esfuerzan por librarnos de las distracciones, desde el Ai Pin, el ya desaparecido prendedor de solapa con inteligencia artificial que tomaba notas, hasta los teléfonos que solo tienen las funciones básicas.

El ejemplo más reciente, el Light Phone III de 600 dólares, de una empresa emergente de la ciudad de Nueva York, es un teléfono muy sencillo que tiene mínimas funciones. La versión más nueva, que empezó a distribuirse en marzo y se lanzará al mercado general en julio, puede realizar llamadas, enviar mensajes de texto, tomar fotos, mostrar direcciones en mapas, reproducir música y episodios de pódcast, y poco más.

No tiene navegador web. Tampoco tiene tienda de aplicaciones, lo que significa que no tiene Uber para pedir un auto, ni Slack ni redes sociales. Ni siquiera tiene la función de correo electrónico.

"Lo usas cuando lo necesitas y cuando lo guardas desaparece de tu vida", explicó Kaiwei Tang, director general de Light, la empresa emergente que ha desarrollado múltiples versiones del Light Phone en los últimos nueve años. "Muchos clientes nos dicen que se sienten menos estresados, que son más productivos y creativos".

Tenía curiosidad por ver si el Light Phone podía curar mi deterioro mental, así que lo utilicé como teléfono principal durante una semana. Hubo momentos en que lo disfruté. Mientras esperaba el tren, descansaba en el gimnasio o comía solo, no sentía la tentación de mirar fijamente la pantalla del teléfono, y me sentía más atento a mi entorno. Las llamadas telefónicas se escuchaban bien y con claridad. La aplicación de mapas me guiaba bien por la ciudad.

Me recordó a tiempos más sencillos en los que utilizábamos los teléfonos principalmente para conversar antes de guardarlos para centrarnos en otras tareas.

Pero a lo largo de la semana, los inconvenientes de un teléfono con menos funciones fueron mermando mi disfrute, y en general me sentí más estresado y menos capaz. De repente, me resultaba imposible entrar a una estación de tren, buscar el nombre de un restaurante nuevo o controlar la puerta de mi garaje.

Parte de esto tiene menos que ver con el Light Phone en sí, que es un producto mediocre, y más con cómo la sociedad en su conjunto se ha vuelto dependiente de las funciones avanzadas de los teléfonos inteligentes.

A continuación, les cuento cómo transcurrió mi semana mientras hacía mandados, me desplazaba al trabajo y salía a las calles con un teléfono de baja tecnología.

Cómo empezar

Cuando configuré mi unidad de prueba del Light Phone el fin de semana, el teléfono, que parece un bloque negro y rectangular, era bastante minimalista. El menú del teléfono era una pantalla negra que mostraba una lista en texto blanco de sus funciones: teléfono, cámara, álbum de fotos y alarma. Para añadir más herramientas, tuve que utilizar un navegador web en mi computadora para acceder a un panel de control, donde podía instalar funciones como una aplicación de mapas, un bloc de notas y un temporizador.

Ahora que todo estaba listo para empezar, estaba decidido a vivir, al menos durante un tiempo, sin mi iPhone.

Desplazamientos al trabajo

El lunes por la mañana, comencé mi trayecto al trabajo, tomando un tren de Oakland, California, a San Francisco. Cuando llegué a la estación, me di cuenta de que no podía entrar sin mi iPhone porque hace muchos años convertí mi pase físico de transporte, la tarjeta Clipper, en uno virtual que estaba guardado en la cartera móvil de mi teléfono inteligente.

El Light Phone no tenía una cartera digital a la cual pudiera agregar mi tarjeta de transporte virtual, así que, con vergüenza, volví a casa por mi iPhone y al final llegué a la oficina con media hora de retraso.

Enviar mensajes de texto a amigos y tomar fotos

Añadí a algunos de mis amigos más cercanos a la lista de contactos del Light Phone y les envié mensajes de texto para explicarles mi experimento. Escribir en el teclado del dispositivo resultaba lento, en parte porque no había función de autocorrección para arreglar errores de dedo. Como resultado, las conversaciones eran escuetas.

Cuando le enviaba fotos a la gente, se desataban las risas. Mal iluminadas y granuladas, las imágenes parecían producidas con una cámara de teléfono de hace al menos 15 años.

Los quehaceres cotidianos

Una tarde, tuve que entregar una devolución de Amazon en una tienda UPS. Elegí la opción de envío más cómoda, que consistía en mostrar un código QR para que lo escanearan.

¿El problema? El Light Phone no tenía aplicación de correo electrónico ni navegador web para descargar el código. Por lo tanto, tuve que descargarlo en mi computadora y sacarle una foto mediocre con el teléfono.

Cuando llevé el paquete a UPS y presenté la foto, contuve la respiración, esperando que la imagen fuera lo bastante nítida. El empleado de UPS levantó el escáner y, tras tres intentos, oí un pitido y se imprimió una etiqueta de envío.

Qué alivio, pero también qué lío.

Cita para comer

Otra tarde, mi esposa y yo salimos a comer en una cita improvisada. Di marcha atrás con el auto y tuve que pedirle a mi mujer que utilizara su iPhone para cerrar la puerta del garaje con la aplicación MyQ. (Nuestro control físico del garaje dejó de funcionar hace años).

Luego, estábamos intentando recordar el nombre de un nuevo restaurante de sushi sobre el que habíamos leído recientemente en un blog de comida. Yo no podía buscar la entrada del blog en el Light Phone. Al final, quisimos adivinar el nombre y acabamos en el restaurante equivocado. Pero fue agradable comer juntos sin la tentación de consultar mi correo electrónico.

Conclusión

Aunque admiro el objetivo del Light Phone, mi experiencia demuestra que no hay nada que podamos hacer o comprar de forma realista para volver a tiempos más sencillos. Muchos aspectos de nuestras vidas, como movernos por la ciudad, trabajar, pagar cosas y controlar electrodomésticos, giran en torno a nuestros teléfonos inteligentes de gran capacidad.

Tang, el director general de Light, reconoció que el Light Phone no era para todo el mundo, pero añadió que los padres han considerado la posibilidad de comprar el teléfono para que sus hijos se distraigan menos en la escuela. La empresa también está trabajando en añadir más herramientas, como pagos móviles y la posibilidad de solicitar un auto de Lyft.

El Light Phone III tiene menos funciones que un teléfono inteligente, pero lleva una cámara integrada. (Andria Lo/The New York Times).