
TelevisionThe White Lotus (TV Program)
Algunos personajes tuvieron cierres felices, pero otros claramente no. Hubo suficientes sorpresas para mantener a los espectadores atentos hasta el final.
Ha sido fascinante seguir las conversaciones sobre esta temporada de The White Lotus. ¿El ritmo es demasiado lento? ¿Mike White está simplificando a sus personajes tailandeses? ¿El tema del incesto fue demasiado lejos? Y lo que es más importante: ¿a White se le agotaron las cosas que decir sobre la gente blanca fabulosamente rica y aquejada por una insatisfacción terminal?
Antes de que empezara la temporada, tomé la decisión de ver los seis episodios que HBO compartió con los críticos en un periodo de dos días, y cuando llegué al final del episodio 6, esta temporada estaba funcionando para mí. Todo lo que se dice sobre si la gente puede realmente superar su peor versión y sus malas decisiones me pareció increíblemente conmovedor, dándole un significado más profundo e inquietante a todo el sexo pervertido y la violencia apenas contenida que son habituales en esta serie.
Luego, el episodio 7 fue una especie de descalabro. Tuvo demasiados momentos anticlimáticos y demasiadas conversaciones bruscas. Era el primer nuevo episodio que veía en más de un mes, y me hizo preguntarme: ¿había sido demasiado permisivo con los fallos de la temporada? ¿Me había dejado seducir por el maratón de seis episodios?
Para bien y para mal, el episodio 8 trae todos los clímax que el episodio 7 esquivó. Durante este final de 90 minutos (largo, pero nunca aburrido), casi todos los personajes principales se enfrentan a una elección sobre quién quieren ser realmente. Varios de ellos toman decisiones terribles, y algunos son recompensados generosamente por ello, siempre y cuando consideres dinero y seguridad una recompensa.
Empecemos con Belinda, nuestro vínculo con la primera temporada de The White Lotus y la segunda temporada, a través de Tanya y Greg. Cuando conocimos a Belinda en Hawái, Tanya la estaba convenciendo para que montara su propio negocio de spa. Entonces Tanya se enamoró de Greg y acabó con los sueños que Belinda empezaba a creer que eran posibles. Algo parecido ocurre en el final de la tercera temporada, cuando Belinda y su hijo Zion presionan a Greg para que les transfiera 5 millones de dólares. Belinda abandona inmediatamente su propio plan de abrir un spa con su amante tailandés, Pornchai.
Es difícil envidiar a Belinda por recibir un beneficio económico inesperado, sobre todo teniendo en cuenta que apenas conocía a Tanya. Pero la forma en que se dan las cosas no la retrata bien. Durante las negociaciones, Belinda parece muy disgustada con las declaraciones despreocupadas de Zion sobre el turbio pasado de Greg, y parece especialmente molesta cuando él cita un poema de Langston Hughes para argumentar uno de sus puntos. Pero resulta que todo era una táctica de negociación. Lo que le importa es el dinero.
También tengo sentimientos encontrados sobre lo que le ocurre a Gaitok, quien al principio del episodio decide anteponer su fe budista a sus ambiciones profesionales. Cuando Valentin se da cuenta de lo que Gaitok descifró --que sus amigos Vlad y Aleksei robaron en la tienda de lujo de The White Lotus, con la ayuda de Valentin--, pide clemencia y argumenta que, si los deportan a Rusia, es casi seguro que los matarán. Sopesando su conciencia budista, Gaitok decide que si sus acciones pueden conducir a la muerte de alguien, debe evitarlas.
Pero entonces, en un momento culminante del episodio, Sritala insta a Gaitok a disparar y matar a Rick, que huye luego de asesinar a Jim Hollinger. Gaitok duda, pero acaba por hacerlo. Al final del episodio vemos que por fin consigue el buen trabajo que quería, como conductor y protector de Sritala mientras Mook lo anima. Lo único que tenía que hacer era traicionar sus creencias.
Sin duda, todo esto forma parte de la idea general de White. La promesa de dinero y éxito impulsa a la gente, en el mundo real y en la ficción. Las decisiones que toman Belinda y Gaitok no son difíciles de creer, dado lo que sabemos de los personajes. Pero son un poco deprimentes, sobre todo cuando las vemos todas juntas.
El final de Rick y Chelsea también es deprimente, aunque parece adecuado. Cuando regresa de Bangkok, Rick parece dispuesto a optar por una vida de paz y tranquilidad con su novia siempre positiva. Pero entonces vuelve a ver a Jim, y el viejo comete el error de llamar borracha, fácil y mentirosa a la madre de Rick y luego mostrarle la pistola que porta. Resulta que esos misteriosos disparos que oímos en el primer episodio --al menos los primeros-- procedían de Rick, quien toma la pistola cuando Jim está distraído y lo mata.
Hay dos giros inesperados en esta escena. En el primero, Rick tiene su momento Luke Skywalker cuando Sritala le dice que Jim era en realidad su padre. (Algo que muchos fans de The White Lotus habían adivinado tiempo atrás). En el segundo, Chelsea, quien quedó en medio del fuego cruzado de Rick y los guardaespaldas de los Hollinger, muere. La semana pasada, le dijo a Saxon que mantenía con Rick "una batalla del yin y el yang" que acabaría ganando uno de los dos. No se equivocaba. La incapacidad de Rick para desprenderse de su dolor y su ira la arrastró. (No puede ser una coincidencia que ambos mueran, él boca arriba y ella boca abajo).
White vuelve a recurrir a las imágenes acuáticas en este episodio, sobre todo en esa gran escena de muerte, y dos de renacimiento. Rick y Chelsea flotan juntos en el agua después de que Gaitok le dispara a él. Y mientras esto ocurre, Lochlan lucha por su vida en otro lugar del hotel mientras se imagina ahogándose en una piscina.
La forma en que termina la historia de los Ratliff ofrece un poco de dulzura, y balancea lo amargo de este episodio. La progresión de los acontecimientos comienza con el anuncio de Piper de que ya no quiere vivir con los budistas. White mantiene la ambigüedad sobre si toma esta decisión para evitar que Lochlan la siga o si se sentía realmente incómoda en el templo, como predijo su madre. (Piper derrama unas lágrimas muy convincentes cuando describe su noche en el templo). De cualquier manera, esto pone nervioso a Tim, a quien le gustaba la idea de que los Ratliff pudieran aprender a vivir sin nada.
Así que Tim amplía su plan de suicidio una vez más, ahora extrayendo las semillas venenosas de una fruta local, que muele en la licuadora para hacer cuatro piñas coladas e invitar a su familia a beberlas con él en su última noche en Tailandia. Al principio deja a Lochlan fuera de la fiesta porque su hijo menor parece realmente capaz de soportar ser pobre. Poco después, Tim cambia de opinión, le tira la bebida a Saxon de la mano y arrebata el cóctel a los demás, explicando que la leche de coco está agria. A la mañana siguiente, Lochlan mezcla un batido de proteínas en la misma licuadora en la que siguen las semillas envenenadas y casi muere.
Lo que me gusta de la historia de los Ratliff es que no cierra con una nota totalmente redentora. Cuando abandonan Tailandia, recuperan sus teléfonos, lo que significa que la familia de Tim está a punto de descubrir lo que hizo y lo que significa para ellos. Pero mientras él observa las gotas de agua que salpican del barco que los traslada, piensa claramente en lo que Luang Por Teera le dijo sobre la existencia humana como un ciclo de ida y vuelta, de alejamiento y retorno a una única e inmensa conciencia.
Es fácil dar demasiada importancia a los títulos de los episodios, tratándolos como títulos de pinturas: una forma de interpretar la intención del artista sin tener que pensar demasiado en lo que realmente estamos viendo. Desde luego, White parece fomentar una lectura reduccionista con el título de este final, "Amor Fati", que hace referencia a un concepto que a menudo aparece en la filosofía y teología. Como explica Chelsea, significa "amor al propio destino", y con frecuencia se aplica a la idea de que deberíamos celebrar el sufrimiento como parte de lo que nos hace humanos.
Este episodio enfatiza esa idea con la forma en que comienza: con los personajes despertándose en otro día aciago mientras Luang Por Teera habla a sus seguidores de cómo los humanos ansían "soluciones" que resultan temporales e insatisfactorias. Es, dice, "más fácil ser paciente una vez que aceptamos que no hay resolución". (Percibo un susurro de Mike White ahí, advirtiendo a los fans de The White Lotus de que puede que no les guste todo lo que está a punto de pasar).
Por eso mi momento favorito de este final es mucho menos dramático que el tiroteo o el envenenamiento. Se produce en una cena con las amigas. Mientras Jaclyn y Kate hablan de lo bien que lo han pasado en Tailandia, Laurie rompe a llorar y dice que ha estado triste toda la semana, comparando sus fracasos con las vidas aparentemente perfectas de sus amigas.
Termina con lo que puede ser la mejor frase de la temporada, diciéndole a Jaclyn y a Kate respectivamente: "Me alegro de que tengas un rostro bello, y me alegro de que tengas una vida bella, y yo sencillamente me alegro de estar en la mesa".
Quizá no sea ese el secreto de la vida que esta temporada de The White Lotus parecía prometer, antes de recular al final y optar por la admonición y el cinismo. Pero es un sentimiento que resuena.
Servicio de concierge
Dados los reportes de que la tercera temporada de The White Lotus ha sido la más vista de la serie, es evidente que el público aún no está agotado de la fórmula de White, a pesar de los muchos debates en línea al respecto. La serie ya ha sido renovada. Si pudiera retroceder en el tiempo, habría dedicado unos momentos de mis críticas anteriores a comparar a los hombres calvos del hotel (ricos, rodeados de mujeres jóvenes) con los hombres calvos del templo (espirituales, rodeados de creyentes). Uno de los momentos más tristes de este episodio fue cuando un Frank totalmente electrizado salió corriendo detrás de Rick en Bangkok, rogándole que se quedara. "¿Ya no te caigo bien?", le pregunta, antes de quejarse: "Tú empezaste; no puedo terminarlo sin ti". Me alegro entonces de que, al final del episodio, Frank esté de vuelta en un templo, como prometió. ¡Hablemos de este final! Participa en los comentarios.
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