¿Ha comenzado el declive del trabajo especializado?

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Cuando Starbucks anunció el mes pasado que iba a despedir a más de 1000 empleados, puso de manifiesto una tendencia preocupante para los trabajadores administrativos: en años recientes, han experimentado un aumento más pronunciado en el desempleo y un crecimiento salarial más lento que otros grupos.

También atizó un debate que ha preocupado a los economistas durante gran parte de ese tiempo: ¿las recientes pérdidas de empleos serán tan solo un acontecimiento temporal? ¿O indicarán una tendencia más siniestra e irreversible?

Tras permanecer por debajo del cuatro por ciento durante más de dos años, la tasa de desempleo global se ha ubicado por encima de ese umbral desde mayo.

Los economistas afirman que el mercado de trabajo se mantiene fuerte con respecto a los niveles históricos y que, en gran medida, el reciente debilitamiento parece estar relacionado con el impacto económico de la pandemia. Las empresas hicieron muchas contrataciones cuando aumentó la demanda y luego procedieron a despedir empleados cuando la Reserva Federal empezó a subir las tasas de interés. Muchas de estas empresas han intentado reducir el costo de sus operaciones debido a la presión ejercida por los inversionistas.

Pero, en vista de los rápidos avances de la inteligencia artificial y los ataques del presidente Donald Trump a las agencias federales, responsables de una cantidad desproporcionada de empleos administrativos, algunos se preguntan si ha comenzado un declive permanente de los trabajos especializados en información y desarrollo.

"Observamos una transición significativa en la forma de trabajar en el mundo de los empleos profesionales", afirmó Carl Tannenbaum, economista jefe de Northern Trust. "Le digo a la gente que se avecina una ola".

Hasta la fecha, pocas industrias ejemplifican mejor el cambio de los últimos años que la fabricación de videojuegos, que inició un auge en 2020, cuando los estadounidenses que no tenían nada que hacer buscaron nuevas formas de entretenimiento doméstico. La industria hizo muchísimas contrataciones, pero luego dio marcha atrás y se embarcó en un periodo de despidos. Miles de trabajadores del sector de los videojuegos perdieron su empleo el año pasado y el anterior.

La pérdida de puestos de trabajo fue de tal magnitud que la presentadora de los Game Developers Choice Awards, los premios anuales de la industria, se quejó de los "despidos récord" durante su monólogo de apertura en 2024. Ese mismo año, una tendencia a la sindicalización que había comenzado con los probadores de aseguramiento de la calidad peor pagados se extendió a los trabajadores mejor pagados, como los productores de juegos, diseñadores e ingenieros de las empresas que fabrican los exitosos juegos Fallout y World of Warcraft.

En Bethesda Game Studios, que es propiedad de Microsoft y fabrica Fallout, los trabajadores explicaron que una de las razones por las que se sindicalizaron fue que estaban alarmados por las rondas de despidos en la empresa en 2023 y 2024 y concluyeron que un sindicato les daría cierta influencia en un mercado laboral cada vez más débil.

"Fue la primera vez en mucho mucho tiempo que hubo despidos en Bethesda", comentó Taylor Welling , productora del estudio, que tiene una maestría en entretenimiento interactivo. "Eso asustó a mucha gente".

Microsoft se rehusó a hacer comentarios.

Aunque el desempleo en el sector financiero y otras industrias afines sigue siendo bajo, aumentó aproximadamente una cuarta parte entre 2022 y 2024, cuando el aumento en las tasas de interés frenó la demanda de hipotecas y las empresas optaron por estrategias de austeridad. El verano pasado, en una teleconferencia con inversionistas, el director general de Wells Fargo señaló que las "iniciativas de eficiencia" de la empresa habían reducido su plantilla durante 16 trimestres consecutivos, incluida una reducción de casi el 50 por ciento desde 2023 en los trabajadores de la división de préstamos hipotecarios de la empresa.

El pasado otoño, Wells Fargo despidió a casi una cuarta parte de su equipo de atención de denuncias de ética, integrado aproximadamente por 45 empleados, que se dedica a examinar acusaciones de mala conducta de la empresa contra clientes y empleados. Heather Rolfes, una abogada que fue despedida, compartió que cree que la empresa quería reducir su plantilla en Estados Unidos para ahorrar dinero y que ella y sus compañeros fueron un objetivo tentador porque hace poco intentaron sindicalizarse.

Un portavoz de Wells Fargo explicó en un comunicado que los despidos no tenían nada que ver con el sindicato y es una práctica común "revisar y ajustar con regularidad los niveles de personal para alinearlos con las condiciones del mercado". Señaló que dos directivos del equipo también perdieron su empleo.

Atif Rafiq, autor de un libro sobre estrategia corporativa que ha ocupado altos cargos en McDonald's y Amazon, indicó que muchas empresas intentan emular el modelo de Amazon de crear equipos interfuncionales a fin de reducir las barreras entre trabajadores con conocimientos diferentes, como codificación y marketing. En el proceso, es posible que descubran roles inútiles y realicen despidos.

En el memorándum de anuncio de los despidos en Starbucks el mes pasado, Brian Niccol, el director general, citó como objetivo "eliminar capas y tareas duplicadas y crear equipos más pequeños y ágiles". Nissan ofreció una justificación similar para los recortes de directivos anunciados este mes.

En general, los datos más recientes del Banco de la Reserva Federal de Nueva York muestran que la tasa de desempleo de los titulados universitarios ha aumentado un 30 por ciento (del 2 por ciento al 2,6 por ciento) desde que tocó fondo en septiembre de 2022, mientras que este aumento fue del 18 por ciento aproximadamente para todos los trabajadores (del 3,4 al 4 por ciento). Un análisis de Julia Pollak, economista jefe de ZipRecruiter, muestra que el desempleo es más elevado entre quienes tienen una licenciatura o estudios universitarios sin haber obtenido el título, mientras que el desempleo se ha mantenido estable o ha descendido en la parte superior e inferior de la escala educativa: para quienes tienen títulos superiores o no tienen un diploma de secundaria.

Las tasas de contratación se han ralentizado más para los empleos que requieren un título universitario que para otros empleos, según ADP Research, que estudia el mercado laboral.

Algunos economistas afirman que estas tendencias podrían ser de corto plazo y no deberían ser preocupantes por sí solas. Lawrence Katz, economista laboral de la Universidad de Harvard, señaló que el repunte del desempleo entre los trabajadores con estudios universitarios fue solo un poco mayor que el aumento del desempleo en general y que el desempleo de ambos grupos todavía es bajo con respecto a los datos históricos.

Katz argumentó que el menor crecimiento de los salarios de los trabajadores de clase media-alta podría ser sencillamente reflejo de un descuento que estos trabajadores de hecho aceptaron a cambio de poder trabajar desde casa. Los datos del liberal Instituto de Política Económica muestran que los salarios de los trabajadores de los percentiles 70 y 80 de la distribución de ingresos han crecido más lentamente que los de cualquier otro grupo desde 2019.

No obstante, hay otros indicios de que la rentabilidad de un título universitario quizá haya cambiado durante un periodo más largo. La diferencia salarial entre quienes tienen un título universitario y quienes no lo tienen creció de forma constante a partir de 1980, pero, aunque sigue siendo alta, se ha estabilizado en los últimos 15 años.

El aplanamiento puede reflejar, en parte, el hecho de que hay más trabajadores con estudios universitarios entre los que pueden elegir los empresarios, ya que ha aumentado la asistencia a la universidad. Sin embargo, algunos economistas sostienen que refleja que los empresarios necesitan menos titulados universitarios: por ejemplo, requieren menos trabajos de contabilidad, ya que la tecnología de la información se ha vuelto más sofisticada. Estos empleos no siempre requieren un título universitario, pero a menudo resultaban atractivos para los licenciados porque antes el salario era relativamente alto.

Encima, la inteligencia artificial podría reducir aún más esa necesidad a medida que aumente la automatización de los trabajos de cuello blanco. Un estudio académico reciente descubrió mejoras de más de un 25 por ciento en una medida clave de productividad entre los desarrolladores de software que utilizaban un asistente de codificación de IA, además de que esas mejoras en la productividad parecían ser mayores entre los desarrolladores menos experimentados. El resultado sugiere que la adopción de la IA podría reducir la prima salarial que disfrutan los programadores más experimentados, ya que erosionaría sus ventajas de productividad sobre los novatos.

Mert Demirer, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts y coautor del artículo, dijo en una entrevista que el trabajo de un desarrollador de software podría cambiar a largo plazo, de modo que el programador humano se convierta en una especie de director de proyecto encargado de supervisar a varios asistentes de IA. En ese caso, los salarios podrían aumentar a medida que el humano fuera más productivo y, a fin de cuentas, la IA podría aumentar el empleo entre los programadores si el abaratamiento del software provoca una demanda aún mayor.

Aun así, al menos a corto plazo, muchos ejecutivos tecnológicos y sus inversionistas parecen ver la IA como una forma de recortar su plantilla. Un ingeniero de software de una gran empresa tecnológica que no quiso dar su nombre por miedo a perjudicar sus perspectivas de empleo comentó que su equipo se redujo a casi la mitad del tamaño que tenía el año pasado y que sus supervisores esperan que él y sus compañeros hagan aproximadamente la misma cantidad de trabajo con ayuda de un asistente de IA. En general, la tasa de desempleo en la industria tecnológica y otras afines aumentó más de la mitad de 2022 a 2024, del 2,9 al 4,4 por ciento.

Los trabajadores de cuello blanco están experimentando un aumento más pronunciado del desempleo y un crecimiento salarial más lento que otros grupos. ¿Será una evolución temporal o una señal de algo más irreversible? (Mikel Jaso/The New York Times)