En México, un grupo que busca a desaparecidos encuentra un 'campo de exterminio'

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Las autoridades investigan el hallazgo de hornos crematorios, restos humanos, montones de zapatos y otros efectos personales en un rancho abandonado a las afueras de Guadalajara.

La semana pasada, un grupo de voluntarios que buscaba a sus familiares desaparecidos recibió por primera vez información sobre una fosa común oculta en el oeste de México.

Cuando llegaron a un rancho abandonado en las afueras de La Estanzuela, un pequeño pueblo rural a las afueras de Guadalajara, en el estado de Jalisco, descubrieron tres hornos crematorios subterráneos, restos humanos calcinados, cientos de fragmentos de huesos y objetos personales desechados, junto con estatuillas de la Santa Muerte.

Las autoridades mexicanas, a quienes se notificó el espeluznante descubrimiento, dijeron en varias declaraciones que más tarde encontraron en el rancho 96 casquillos de diversos calibres y anillos de sujeción metálicos. Para el viernes pasado, el descubrimiento dominaba los periódicos locales y los reportajes de televisión, y el grupo de búsqueda se refería al lugar como un "campo de exterminio."

No está claro cuántas personas murieron en el lugar, y no se ha identificado ninguno de los restos. Las autoridades aún no han dicho quién operaba el campo, qué crímenes se cometieron allí y durante cuánto tiempo. Pero esta semana, la Fiscalía General de la República se hizo cargo de la investigación a petición de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Las fotografías tomadas por las autoridades y por el grupo de voluntarios Guerreros Buscadores de Jalisco en el rancho abandonado mostraban más de 200 zapatos apilados y montones de otros objetos personales: un vestido azul de verano, una mochilita rosa, cuadernos, piezas de ropa interior. Los más de 700 objetos personales eran un escalofriante indicio del número de personas que podrían haber muerto allí.

En un país aparentemente acostumbrado a los episodios de violencia brutal por parte de los cárteles de la droga, donde cada mes surgen fosas clandestinas, las imágenes conmocionaron a los mexicanos y llevaron a los indignados grupos de derechos humanos a exigir al gobierno que pusiera fin a la violencia que asola la nación desde hace años.

"El número de víctimas que presuntamente pudieron haber enterrado ahí es enorme", dijo Eduardo Guerrero, analista de seguridad radicado en Ciudad de México. "Y resurge esta pesadilla que nos recuerda que México está plagado de fosas".

Más de 120.000 personas han desaparecido forzosamente en México desde que se inició este tipo de registro en 1962, según datos oficiales. Grupos de derechos humanos y colectivos de voluntarios que buscan a sus familiares desaparecidos han advertido de que la cifra podría ser mayor.

El descubrimiento en el rancho se produce en un momento en el que Sheinbaum se enfrenta a una intensa presión del presidente Trump para que tome medidas enérgicas contra el crimen organizado, a fin de evitar aranceles a las exportaciones a Estados Unidos e incluso una posible intervención militar estadounidense para dar caza a los miembros de los cárteles.

En parte debido a las amenazas de Trump, Sheinbaum ha vuelto a situar las cuestiones de seguridad en el centro de su agenda y ha adoptado un enfoque más agresivo en la lucha contra el crimen que su predecesor, según expertos y analistas. Sin embargo, su gobierno se enfrenta a importantes retos a la hora de hacer frente a los poderosos grupos delictivos que controlan amplias zonas del país.

Una de las organizaciones delictivas más violentas de México, el Cártel Jalisco Nueva Generación, el cual surgió a principios de la década de 2010, es ahora un importante productor y traficante de drogas sintéticas, sobre todo fentanilo y metanfetamina. El grupo, que opera en el estado de Jalisco y a lo largo del país, se ha diversificado hacia otras actividades delictivas como la tala ilegal, la trata de personas y la extorsión.

Las autoridades han dicho que el rancho podría haber sido operado por el Cártel de Jalisco. El dominio del grupo y su rápida expansión en los últimos años han coincidido con un creciente número de homicidios, desapariciones forzadas y descubrimientos de fosas comunes en el estado de Jalisco.

Indira Navarro, líder de Guerreros Buscadores de Jalisco, que encontró el lugar, dijo esta semana en entrevistas con medios de comunicación locales que varias personas se habían puesto en contacto con el grupo para decir que habían sido reclutadas y entrenadas en el lugar en el uso de armas y técnicas de tortura. Pero el rancho, dijeron, también se utilizaba como lugar de asesinatos donde los criminales se deshacían habitualmente de sus víctimas.

Navarro, que no pudo ser localizada para hacer comentarios, dijo a los medios de comunicación que, según los testimonios, se reclutaba a jóvenes de otros estados mediante falsas ofertas de trabajo publicadas en las redes sociales. Una vez que aceptaban los empleos, dijo, se les citaba en una estación de autobuses de Guadalajara, la capital del estado, y desde allí se les llevaba al rancho.

Navarro relató que un joven le había contado que a veces obligaban a los jóvenes reclutas a quemar a sus víctimas como parte de su entrenamiento. Si se oponían a las órdenes de sus entrenadores, a veces los reclutas eran lanzados como alimento a animales salvajes, como leones, dijo.

"Esto no es una película de terror, es nuestra realidad y la gente debe de saberlo", dijo Navarro, cuyo hermano desapareció hace nueve años, en una entrevista concedida a un programa de radio nacional.

The New York Times no pudo verificar las versiones de forma independiente.

Las autoridades locales estaban familiarizadas con el rancho, ya que lo localizaron por primera vez el pasado septiembre y encontraron allí armas, casquillos de bala y fragmentos de huesos, según informes oficiales, pero se detuvieron las investigaciones posteriores por motivos que no están claros. Durante la misma inspección, las autoridades encontraron y rescataron a dos personas que habían sido secuestradas y retenidas en el rancho, y también descubrieron un cadáver envuelto en plástico.

No está claro por qué las autoridades no descubrieron entonces el montón de zapatos, ropa y restos quemados.

Desde entonces, el fiscal general del estado, Salvador González, ha declarado a los medios de comunicación locales que en septiembre no fue posible registrar todo el rancho "porque son bastantes hectáreas".

Sheinbaum sugirió durante una conferencia de prensa esta semana que las autoridades locales podrían haber sido omisas en su investigación inicial.

Sheinbaum afirmó que el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, tenía razón al decir que no era creíble que una situación de esa naturaleza no hubiera sido conocida por las autoridades locales de ese municipio y del estado. Agregó que "lo primero que tenemos que hacer en este caso es investigar".