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Días después de que Estados Unidos enviara a Panamá a 300 migrantes procedentes de Asia y Medio Oriente, un funcionario panameño dijo que más de la mitad habían aceptado ser enviados a sus países de origen.
Casi una semana después de que Estados Unidos enviara a Panamá a unas 300 personas migrantes de todo el mundo en vuelos militares de deportación, las autoridades panameñas dijeron el martes que más de 170 habían aceptado ser deportados a sus países de origen.
Los migrantes son personas que cruzan ilegalmente la frontera estadounidense y cuyos países de origen --principalmente en Asia, Medio Oriente y África-- no aceptan vuelos de deportación o los aceptan en cantidades moderadas. El gobierno de Donald Trump ha estado presionando a los países de América Latina para que acepten a esos migrantes mientras intensifica las deportaciones en medio de una campaña contra la inmigración no autorizada. Hasta la fecha, solo se sabe que Panamá y Costa Rica han aceptado a esos migrantes.
En Panamá, los inmigrantes han sido encerrados en un imponente hotel del centro de la ciudad con paneles de cristal, el Decapolis Hotel Panamá. Reporteros de The New York Times consiguieron hablar allí con varias personas --entre ellas algunas de Irán y China-- que dijeron que habían salido de sus países para ir a Estados Unidos porque sus vidas corrían peligro.
Según el ministro de Seguridad Pública de Panamá, Frank Ábrego, unos 150 migrantes que no habían aceptado ser deportados serían trasladados del hotel a un campamento cercano a la selva del Darién. Dijo en una conferencia de prensa celebrada el martes que los migrantes se quedarían en el campamento San Vicente hasta que se les ofreciera asilo en un tercer país "donde se sientan seguros".
Ábrego dijo que nadie había solicitado asilo en Panamá.
Las autoridades panameñas no han permitido a los deportados salir del hotel, y una abogada que pretendía representar a varios migrantes, Jenny Soto Fernández, dijo al Times que los funcionarios le habían impedido ingresar al edificio al menos cuatro veces.
En una entrevista, Soto dijo que varios migrantes de Irán le habían pedido ayuda para solicitar el estatuto de refugiado en Panamá. "Tengo todos los documentos legales preparados", dijo, y añadió que "todavía no había podido llegar" a esas personas.
Ábrego dijo en la conferencia de prensa que su gobierno mantenía a los migrantes en el hotel en un esfuerzo por "garantizar la seguridad y la paz de los ciudadanos panameños".
La semana pasada, el viceministro de Asuntos Exteriores de Panamá, Carlos Ruiz-Hernández, describió a los migrantes como personas que "no tienen ningún reporte criminal".
Ábrego dijo que, de los más de 170 migrantes que habían firmado órdenes que autorizaban su deportación, se esperaba que unos 20 partieran hacia sus países de origen en la próxima semana. Dijo que una persona del grupo, procedente de Irlanda, ya había regresado a su país.
Las preguntas de la conferencia de prensa del martes se enfocaron en gran medida en los relatos de los migrantes del hotel recogidos por el Times.
A la pregunta de los periodistas sobre el intento de suicidio de una de las personas deportadas, relatado a los reporteros del Times por varias personas, Ábrego dijo que no tenía conocimiento previo de ello. Dijo que un migrante de quien se dijo que se había roto una pierna intentando escapar del hotel se había torcido un tobillo en una escalera.
Ábrego señaló repetidamente a los organismos de las Naciones Unidas como los encargados de responder a las necesidades de las personas deportadas a Panamá en virtud de los acuerdos de Panamá con Estados Unidos: la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El ministro de Seguridad dijo que los deportados solo estaban bajo custodia temporal de funcionarios panameños. "Custodia suena feo", dijo. "Están bajo nuestra protección".
Annie Correal reportó desde Ciudad de México y Julie Turkewitz desde Bogotá. Alex E. Hernández colaboró con reportería desde Ciudad de Panamá.
Annie Correal reporta desde EE. UU. y América Latina para el Times. Más de Annie Correal
Julie Turkewitz es jefa del buró de los Andes para el Times, está radicada en Bogotá y cubre Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Perú. Más de Julie Turkewitz
Annie Correal reportó desde Ciudad de México y Julie Turkewitz desde Bogotá. Alex E. Hernández colaboró con reportería desde Ciudad de Panamá.
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