
El presidente Donald Trump pateó el tablero y las cosas nunca van a volver a estar igual, para bien o para mal. Muchos de los temas que ha abordado son correctos y, si bien aún hay tremendas dudas sobre cómo va a terminar este experimento, ya hay consecuencias, buenas y malas, y nubarrones que deben preocupar, pues, si el péndulo se regresa, no les quepa ninguna duda de que va a ser mucho más a la izquierda de lo que antes estaba.
Lo primero es que la economía se va a totear y no aguanta como va. Estados Unidos tiene un PIB de 29 trillones de dólares, una deuda de 32 trillones de dólares (el 120 % del PIB) y un déficit fiscal anual de 1.8 trillones. Los intereses de la deuda ya son más que el presupuesto militar y a mediados de la próxima década se acaba el fondo de la seguridad social y de la atención médica. Cada vez va a ser más costoso financiar el gasto público, el costo de la deuda se les va a disparar y mejor ni pensar en lo que sucedería.
Ahí entra Musk y su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), que plantea cortar 1 trillón de dólares, una buena y necesaria idea. Lo malo, lo están haciendo a las patadas, sin estrategia y sin un plan que convenza al americano promedio de los beneficios de lo que se está haciendo. Claro, las burocracias se defienden y muchas veces hay que arrasar, o patear el tablero para lograr resultados. Musk ni lo uno ni lo otro y solo queda el desgaste político que se va a ver en las elecciones del próximo año. Una lección de cómo no hacer las cosas para futuros presidentes que quieran transformar el funcionamiento del estado, algo que se hace necesario en muchos países incluyendo el mío.

Lo segundo es frenar la ideología woke, que se ha tomado la educación y se estaba tomando las empresas y la sociedad. España tiene más de 30 géneros, eso es una barbaridad, por decir lo menos. En los colegios, a los niños no se les dice el y ella, por el contrario, se les enseña que el genero, algo biológico, es irrelevante. En muchos estados norteamericanos los colegios podían ocultar de los padres el cambio de sexo de sus estudiantes. ¿En serio? Yo no quiero vivir en un mundo donde la familia es una molestia o un apéndice. Después de los 18 que los niños hagan lo que quieran; antes, es decisión de los padres. ¿Y en la universidades?, lo mismo: la cancelación del debate, el antisemitismo y la indoctrinación ya hacían parte de lo normal. Hasta el New York Times, en un artículo sobre el rector de Harvard, describe cómo él está de acuerdo con el diagnóstico de los problemas que vive la universidad.
Otra vez, gran idea y, por lo menos en el caso de las universidades, mala ejecución. Vuelvo a repetir lo de las burocracias que se defienden, en el caso en las universidades sí que es así. Quizás no había otra manera de hacerlo, todavía no hemos visto el final de esta batalla, pero existen otras maneras de lograr lo mismo sin acabar con la investigación científica, que es un gran error, y unir a los contradictores de esta política. No se trata de no hacerlo, y quizás acabar con la condición de empresas sin impuestos si no cumplen unas condiciones habría sido mejor. En lo que a los colegios y las empresas sí me parece más clara y contundente la política que le pone freno a esa ola woke que acabó con la meritocracia y generó otro tipo de discriminación y de cancelación del debate.
En cuanto al tema migratorio, ya logró su primer cometido, se disminuyó dramáticamente el flujo de migrantes ilegales. Lo difícil es lo que viene, pues Estados Unidos no tiene suficiente mano de obra para muchas industrias sin esa población que migró, algunos desde hace muchos años, que paga impuestos, que crea riqueza y que ahora está aterrada de lo que pueda pasar.

Obviamente, este es un tema de gran oportunismo político. El americano promedio está de acuerdo y nadie hoy defiende a los migrantes, pues la narrativa de criminalizarlos ya se consolidó. Los abusos que se cometen van a seguir y el desplome de visitantes y estudiantes extranjeros va a venir, pues nadie se quiere arriesgar a ser deportado sin el debido proceso. La pregunta es, ¿qué van a hacer cuando no tengan trabajadores para recoger las frutas, para construir viviendas o para atender restaurantes?
La guerra de aranceles ya tiene a la economía en grave riesgo, pues parte de la tesis equivocada de que la industria y el empleo se van a regresar y que los réditos económicos van a ayudar a equilibrar el deficit fiscal. Seguramente regresarán empresas de alta tecnología, vitales para Estados Unidos, pero el empleo masivo no. Vienen inflación y desabastecimiento, los agricultores americanos, parte de su base política, van a sufrir al perder mercados por las retaliaciones comerciales que vienen, y en cuanto al aumento de ingresos, la predicción es que estos aumenten de 80 a 130 billones de dólares, menos del 10 por ciento del déficit fiscal, una gota en un vaso de agua.
Los aranceles con China son necesarios, pues China juega con otras reglas económicas, pero lo que hace con sus aliados ya tiene efectos negativos: China, Japón y Corea del Sur firmaron una acuerdo para coordinar políticas económicas, de suministros y de reacción a las decisiones sobre aranceles de Estados Unidos. Es claro que la manera de negociar de Trump es distinta y que la OMC nunca sirvió para que el mundo tuviera reglas claras e iguales para todos en materia de comercio internacional. Otra cosa es dedicarse a hacer enemigos en una batalla común en la que muchos están de acuerdo sobre las relaciones comerciales entre naciones. La idea buena se destruye con la mala ejecución.

Esto mismo sucede en el tema de las relaciones internacionales, y la verdad hoy no sabemos para dónde van los Estados Unidos. Está bien que los países asuman sus responsabilidades en materia de defensa, como lo dejó claro Trump frente a Europa y otros de sus aliados; sin embargo, el mensaje de para dónde van no es claro y lo de Putin y Selensky es muestra de ello.
El hecho de que el Secretario de Estado, Marco Rubio, asuma también como Consejero de Seguridad Nacional, algo que no sucedía desde Henry Kissinger, da algunas luces de para donde puede ir por ahora, pero lo cierto es que no sabemos hasta cuándo. La línea aislacionista del vicepresidente JD Vance es muy fuerte y hace parte de la línea más dura. La ilusión de una acción contundente frente a los dictadores de América Latina, que le devuelva la democracia a sus países, sigue vigente, por ahora. Claro, hay que entender que solo son 100 días.
Leer a Donald Trump no es fácil, pero en un evento en la Universidad de Alabama mostró con claridad cómo piensa y mencionó diez características de su filosofía personal. Cuatro de ellas tienen que ver con estos 100 días: piense en grande, piense y actúe como un “outsider”, sea original y crea en sus instintos. Por ahora, solo se puede tener claridad sobre una cosa, este viaje apenas empieza.
Últimas Noticias
“Remember Noriega”
Con el rescate y extracción de los cinco rehenes venezolanos refugiados desde hace meses en la embajada de Argentina en Caracas, Estados Unidos le envió un claro mensaje a Nicolás Maduro y sus compinches del Cartel de los Soles

La pérdida de libertad y democracia es la causa de las crisis económicas
El origen de estas crisis es la concentración del poder, la ausencia de mecanismos de control, la inexistencia de frenos y contrapesos por la falta de separación e independencia de poderes

Los venezolanos no quieren participar de la elección orquestada por Miraflores
El 25 de mayo veremos centros electorales desolados, con una escuálida participación y una clara protesta por el robo del 28 de julio de 2024

Santiago del Estero, el caso Ardiles y la propiedad como derecho humano
Un documental expone los abusos que se cometieron contra Manuel Ascencio Ardiles por parte de la Justicia de esa provincia
