
Podemos hallar muchas similitudes y superposiciones entre las tres grandes religiones monoteístas del mundo: el judaísmo, el cristianismo y el islam. No obstante, a pesar de proceder del mismo tronco teológico, hay un asunto que marca fundamentalmente la división entre las tres religiones abrahámicas: la figura de Jesús.
De acuerdo con el judaísmo, Jesús no era hijo de Dios, ni el Mesías del pueblo judío, ni tampoco un profeta. Por ello, su crucifixión no tiene ninguna relevancia para su religión.
Por otro lado, para los cristianos, Jesús es hijo de Dios, la segunda persona de la Trinidad y el Mesías universal. Su crucifixión y su resurrección constituyen el núcleo de la teología cristiana, que se refleja en el uso de la cruz como símbolo. La muerte de Jesús en la cruz significa para los cristianos la liberación del pecado y la victoria de la vida sobre la muerte.
Conforme el islam, Jesús no era un ser divino, ni el hijo de Dios, sino un profeta y el Mesías prometido del pueblo judío. Según las fuentes islámicas, Jesús no fue crucificado ni resucitado, sino que fue puesto en la cruz, de cuya muerte segura logró sobrevivir. Según el Corán, Dios salvó a su profeta milagrosamente de la muerte an la cruz, que era un castigo maldito destinado a los profetas falsos. Tras sobrevivir a la cruz Jesús migró clandestinamente de Jerusalen y continuó con su misión de predicar a las tribus judías, que vivían dispersas en el exilio, hasta su muerte natural.
En resumen, hay tres miradas absolutamente distintas e irreconciliables sobre la figura de Jesús. Sin embargo, este 2022 observamos de una manera tangible que se puede lograr la unidad a través de la diversidad. Ocurre aproximadamente cada 35 años que las festividades principales de las tres grandes religiones monoteístas coinciden en la misma fecha: el Pesaj de los judíos, la Pascua de los cristianos y el Ramadán de los musulmanes.

Esta rara conjunción de las celebraciones se produce porque tanto el judaísmo como el islam se basan en el calendario lunar. A diferencia del calendario cristiano, que es solar, el calendario lunar tiene aproximadamente diez días menos. Es así que aproximadamente cada tres décadas se repite este acontecimiento y las tres festividades confluyen.

Por todo ello , somos testigos este año de que se puede compartir la celebración y la alegría, incluso con aquellos que no piensan igual a nosotros. Somos testigos de que las festividades tienen diferentes nombres, pero contienen al mismo tiempo un mensaje universal. Las tres festividades son un recordatorio de que nuestro fin último es alcanzar la liberación del propio ego y entregar nuestra vida a la voluntad de Dios, que es el Ser Supremo y Creador de toda la humanidad.
Por lo tanto, la síntesis de Pesaj, de Pascua y de Ramadán se podría resumir en: “Amor para todos, Odio para nadie”.
Desde lo más profundo de nuestra humanidad, decimos entonces: ¡Jag Pesaj! ¡Felices Pascuas! ¡Ramadán Mubarak!
*Imam Marwan Gill es teólogo islámico y presidente de la comunidad musulmana Ahmadía en Argentina.
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