
Un amigo me envió un mail con el título: “¡Volvió John Frusciante!”. El autor del correo electrónico estaba en los cielos, celebrando el regreso del guitarrista a los Red Hot Chili Peppers tras una ausencia que se extendió más de 10 años. Me dejaba un link para escuchar el nuevo corte de difusión de la banda. La primera vez que escuché la canción tuve cierta decepción: “¡Es igual a todas las de los Peppers!”, me dije. Volví a escucharla un par de veces y confirmé, esta vez muy alegre: “¡Es igual a todas las de los Peppers!”. ¿Qué cambió en el medio?
Esta reflexión me llevó mentalmente al pasado, a las memorias de un recital de los Red Hot Chili Peppers en el estadio de River Plate en Buenos Aires. Lo que rebotó en recordar un mítico show de Daft Punk, aterrizar por momentos en el histórico concierto de AC/DC también en el Monumental, y finalizar en el siempre emotivo “Me Verás Volver”, de Soda Stereo.
¿Qué buscamos en un grupo de música o en un cantante? ¿Cómo se conectan estos shows entre sí? ¿Dónde radica la grandeza un conjunto musical?
Uno de los aspectos que hace verdaderamente grande a una banda es que, con simplemente escuchar unos acordes, uno puede identificarla (esto puede aplicarse tanto a grupos más arriesgados como Radiohead, como a cantautores cambiantes como el genial Bob Dylan).
Como este texto está lejos de pretender ocuparse de crítica musical, dejemos la lista de bandas a un lado y volvamos al principio. En una época en la que la música está dominada por ritmos como el Trap o el Reggeatón, cualquier improvisado le hubiera recomendado al cantante Anthony Kiedis y los suyos “aggiornar” un poco el registro. Puedo imaginarme a algún gerente de la compañía discográfica señalar que, para cautivar al público más joven, los Peppers deberían volcarse más hacia la llamada “música urbana”. Por suerte, esto no ocurrió. Y justamente, en esa decisión de hacer lo que los Red Hot Chili Peppers mejor hacen, radica su fortaleza.

Afrontémoslo: por más que nuestra familia nos llene la cabeza, no podemos ser buenos en todo. La opción que tenemos es encontrar nuestro propio registro y pulirlo hasta ser lo mejor que podamos en eso. Hallar ese metro cuadrado, y hacerlo nuestro. Michael Jordan fue el basquetbolista más destacado que hayamos visto. Sin embargo, cuando intentó dedicarse al baseball fue… el mejor basquetbolista que hayamos visto.
Obviamente, el impulso por querer subirnos a la ola de la última tendencia es inevitable. Le puede pasar a un pintor, que vea que el arte abstracto es lo que vende y desee volcarse a ese estilo; así como también a un vendedor de automóviles, que observa cómo a su compañero le funciona hacerse el gracioso con los clientes y comience entonces él mismo a contar chistes. Sin embargo, cualquiera que adopte esta postura sabe internamente que está siendo un farsante. Y serlo con los clientes no es tan problemático como el serlo con uno mismo.
Esto no es todo: eliminemos la superficialidad de lo que pueda considerarse un éxito momentáneo y analicemos los casos que han perdurado en el tiempo. Hallaremos que todos, sin excepción, son precisamente aquellos que han logrado ser identificables. ¿Cuántas bandas pagarían lo que fuera con tal de que el público diga “esto suena a Tal Conjunto”? ¿Cuántas marcas de alimentos invierten millones de dólares para que el sabor de su producto sea detectable por cualquier consumidor?
Es cierto que uno no debe quedarse estático ni dormirse en los laureles. Pero tener un estilo, un sello, una personalidad, no significa no renovarse.
Cada uno de nosotros sabe en qué puede destacarse. No hace falta competir en terrenos que nos son ajenos. Si vamos a invertir nuestras fuerzas, que sea en aquello en lo que podemos ser nosotros mismos, en eso en lo que sabemos que podemos marcar la diferencia. Cada uno de nosotros tiene su propio estilo, y nuestra realización como personas sólo va a darse si “jugamos con la nuestra”.
Tal vez ese es uno de los mensajes que nos dejan los Red Hot Chili Peppers: aún con varios de sus integrantes pisando los 60 años, supieron mantener la receta para seguir conmoviendo a nuevas generaciones de fans.
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