
Irak ha desmentido la existencia de “infiltraciones” de combatientes del Estado Islámico (EI) en su territorio luego de que el pasado viernes Estados Unidos iniciara una campaña de intensos bombardeos aéreos contra posiciones del grupo yihadista en la vecina Siria. En un comunicado difundido en las últimas horas, el Ministerio de Interior iraquí aseguró que “no se ha registrado ningún intento de infiltración” desde Siria y afirmó haber impuesto “procedimientos estrictos y rigurosos de la Guardia Fronteriza y otras unidades de seguridad para proteger nuestras fronteras".
Esta declaración se produce tras la colaboración del país con Jordania en los recientes ataques aéreos estadounidenses contra el EI en Siria. Con ella, las autoridades iraquíes buscan desmentir las informaciones y vídeos difundidos en redes sociales y en algunos medios árabes sobre la supuesta entrada de combatientes del EI en territorio nacional, a raíz de los acontecimientos recientes. El EI, organización terrorista señalada por Estados Unidos como autora de un ataque que, la semana pasada, costó la vida a dos militares y un intérprete estadounidenses en Siria, llegó a controlar amplias zonas de Irak hasta ser derrotada territorialmente en 2017 por las fuerzas de seguridad de Bagdad en cooperación con la Coalición Internacional liderada por Washington.
El Comando Central de EEUU anunció el viernes el inicio de un “ataque a gran escala” contra objetivos del EI en Siria, en respuesta a la emboscada perpetrada el pasado 13 de diciembre en la provincia siria de Homs. El atentado dejó como saldo la muerte de los tres estadounidenses mencionados. La ofensiva estadounidense ha sido denominada “Operación Ataque Ojo de Halcón” y, según informó un funcionario norteamericano anónimo citado por The New York Times, decenas de emplazamientos presuntamente utilizados por el EI en el centro de Siria fueron atacados por cazas de combate, helicópteros de ataque y salvas de artillería. La fuente añadió que se esperaba que las acciones militares se prolongaran durante varias horas debido a la magnitud del operativo.
En apoyo a la declaración anterior, el secretario de Guerra de EEUU, Pete Hegseth, se pronunció a través de redes sociales poco después de iniciado el operativo, afirmando que “esto no es el comienzo de una guerra, es una declaración de venganza”. Hegseth explicó que la campaña militar se puso en marcha tras el mortal ataque en Siria y subrayó: “Como dijimos inmediatamente después del brutal ataque (del 13 de diciembre), si atacan a estadounidenses, en cualquier parte del mundo, pasarán el resto de su corta y angustiosa vida sabiendo que Estados Unidos los perseguirá, los encontrará y los eliminará sin piedad”.
Sobre los hechos que desencadenaron la respuesta estadounidense, las tres víctimas –dos soldados y un traductor– murieron el 13 de diciembre a manos de un solo tirador cerca de la ciudad siria de Palmira. Según la información recogida por EFE, estos fallecimientos constituyen las primeras bajas estadounidenses en Siria desde la caída del régimen de Bashar al Assad hace poco más de un año.
La operación militar en curso y la colaboración regional han situado nuevamente la atención internacional sobre la frontera sirio-iraquí y la continuidad de la amenaza yihadista, aunque, según las autoridades de Bagdad, no se han registrado incursiones en suelo iraquí ni alteraciones de seguridad en sus fronteras como resultado de los últimos acontecimientos.
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