Un plan de 28 puntos para poner fin a la guerra en Ucrania, respaldado por el presidente estadounidense Donald Trump, contempla que Kiev ceda las regiones de Donetsk y Lugansk a Rusia, entre otros aspectos territoriales y militares.
Según la documentación consultada este viernes por la agencia AFP, el texto prevé el reconocimiento “de facto” de Crimea como territorio ruso, una concesión que sería avalada incluso por Estados Unidos.
De acuerdo con fuentes diplomáticas, la iniciativa fue elaborada de manera reservada durante un mes por el enviado especial estadounidense Steve Witkoff y el secretario de Estado Marco Rubio. La Casa Blanca subrayó que el texto está aún en etapa de discusión y que no hay una versión definitiva.
Un alto funcionario estadounidense explicó al medio que el proyecto de paz prevé garantías de seguridad para Ucrania por parte de Washington y sus aliados europeos, en términos comparables a los compromisos asumidos por la OTAN en casos de agresión.
El plan propone, además, que otras dos regiones del sur, Kherson y Zaporizhzhia, queden divididas siguiendo la línea actual del frente de batalla, en momentos en que Ucrania enfrenta una ofensiva rusa que dejó al menos cinco muertos en Zaporizhzhia durante la noche de este jueves.

El documento estipula que Kiev también debe aceptar una reducción de sus fuerzas armadas a 600.000 efectivos, que la OTAN se comprometería a no desplegar tropas en suelo ucraniano y que los aviones europeos destinados al apoyo permanecerían apostados en Polonia.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tras reunirse con una delegación del Pentágono, declaró que cualquier proceso de paz debe “traer una paz digna” para Ucrania, lo que implica el respeto a la independencia, la soberanía y la dignidad del pueblo ucraniano. La oficina del mandatario ucraniano añadió que Zelensky espera discutir los detalles del plan directamente con Trump en los próximos días.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que el plan para Ucrania sigue en proceso de negociación y revisión, y aseguró que cuenta con el respaldo del presidente Trump. “Es un buen plan tanto para Rusia como para Ucrania, y creemos que debería ser aceptable para ambas partes”, indicó.
Leavitt afirmó que Washington mantiene un diálogo directo tanto con Kiev como con Moscú, e intentó disipar inquietudes sobre un posible sesgo a favor de las demandas rusas.
Mientras tanto, el presidente ruso Vladimir Putin visitó el jueves un puesto de mando de sus tropas del oeste, aunque el Kremlin no precisó si la ubicación estaba en territorio ruso o ucraniano. En el frente, Moscú reivindicó el control de Kupiansk, localidad clave en el este de Ucrania que él ejército ucraniano asegura no haber perdido.

El jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Gerasimov, afirmó que las fuerzas rusas avanzan “prácticamente en todos los frentes”. Actualmente, Rusia ocupa alrededor de una quinta parte del territorio ucraniano, zonas devastadas por años de combates.
El texto a firmar por los presidentes en pleno conflicto bélico y otros líderes mundiales contempla la firma de un “acuerdo de no agresión” entre Rusia, Ucrania y Europa. Kiev debería renunciar a su aspiración de ingresar a la OTAN, aunque el proyecto le permitiría solicitar adhesión a la Unión Europea, atendiendo parte de las principales exigencias de Moscú.
La documentación también plantea que Rusia sea reintegrada plenamente a la economía internacional, con el restablecimiento de relaciones comerciales y su regreso al G8, grupo del que fue expulsada tras la anexión de Crimea en 2014.
Otro de los puntos clave en el plan de paz subraya que el gobierno de Zelensky organice elecciones en un plazo de 100 días. En términos económicos, el documento prevé que los esfuerzos de reconstrucción en Ucrania se financien con 100.000 millones de dólares provenientes de activos rusos congelados en el extranjero, gestionados por Estados Unidos.
En cuanto a la central nuclear de Zaporizhzhia, el texto señala que sería reactivada bajo supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y su producción eléctrica se distribuiría por partes iguales entre Ucrania y Rusia.
Un alto funcionario del gobierno ucraniano criticó que tales propuestas para terminar la guerra estén siendo elaboradas por Moscú y reciban la aprobación de Washington, y subrayó que no está “claro” qué compromisos asumiría Rusia a cambio.
Por su parte, los aliados europeos remarcaron que cualquier acuerdo debe contemplar la participación de la Unión Europea y del propio gobierno ucraniano. “Para que un plan funcione, es necesario que los ucranianos y los europeos estén involucrados”, señaló la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas.
(Con información de AFP)
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