
Turquía organizará la cumbre climática de la ONU del próximo año después de que Australia reconoció su derrota en una prolongada disputa diplomática por los derechos de sede, a pesar de contar con un respaldo más amplio dentro del bloque correspondiente. La decisión cerró una competencia que tensó las negociaciones de este año y expuso los límites del sistema de consenso de la ONU.
El ministro australiano de Clima, Chris Bowen, afirmó el miércoles en Brasil que su país quedó fuera de la carrera para celebrar la COP31 en la ciudad de Adelaida. Bowen declaró: “Obviamente, sería fantástico que Australia pudiera tenerlo todo. Pero no podemos tenerlo todo”.
Dos días antes, en Belém, Bowen expresó seguridad sobre el resultado mientras persistía el conflicto con Turquía. El ministro afirmó: “Estamos aquí para ganar”. Ese escenario cambió con rapidez cuando Turquía mantuvo su candidatura y bloqueó cualquier acuerdo basado en consenso, requisito obligatorio para definir la sede.
El sistema de la ONU permite que cualquier país del grupo regional correspondiente ejerza poder de veto. Turquía rechazó retirarse y provocó un estancamiento que puso en duda el mensaje de cooperación global que Brasil buscó impulsar durante las negociaciones. Si no surgía una solución alternativa, la cumbre habría recaído por defecto en Alemania, país que alberga la secretaría de la Convención Marco de la ONU.
Tres fuentes participantes, consultadas por AFP, describieron un acuerdo inusual que destrabó el impasse: Turquía será la sede física del evento y Australia asumirá la presidencia de las negociaciones multilaterales. Bowen respaldó esa salida y afirmó: “Sé que algunas personas estarán decepcionadas con ese resultado, pero se requieren concesiones significativas cuando se intenta encontrar un consenso”.

El arreglo representó un triunfo significativo para el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, cuyo gobierno impulsa una diplomacia activa y busca consolidar a Turquía como mediadora en conflictos desde Ucrania hasta Gaza y el Cuerno de África. La COP31 se realizará en Antalya, ciudad turística mediterránea que también alberga un foro diplomático anual impulsado por Ankara.
Las cumbres COP convocan a líderes mundiales, empresas y decenas de miles de participantes. Ser sede se convirtió en un símbolo de prestigio internacional. Disputas similares ocurrieron en el pasado, pero ninguna se definió tan cerca del cierre de negociaciones como en esta edición.
Turquía defendió su candidatura como competitiva pese a no contar con el apoyo mayoritario del grupo regional. Australia y varios países insulares del Pacífico buscaban una opción conjunta para destacar la vulnerabilidad climática de la región. El sistema de rotación designó a los Estados de Europa Occidental y Otros Estados como responsables de elegir sede en 2026, una categoría que incluye a Turquía, Australia, Canadá y varias naciones europeas.
El miércoles, durante una reunión clave para resolver el bloqueo, los diplomáticos turcos permanecieron juntos y separados del resto de delegaciones. Ambos grupos ingresaron por puertas distintas. La sesión estuvo encabezada por el secretario de Estado alemán de Medio Ambiente, Jochen Flasbarth, quien declaró a AFP que la propuesta de coorganización resultaba “innovadora” y afirmó que no escuchó objeciones formales. Sin embargo, el acuerdo todavía no estaba por escrito y Flasbarth indicó que solo convocaría una decisión final cuando ese punto quedara cerrado.

Una fuente diplomática cercana a las conversaciones expresó a AFP que resultaba “sorprendente que un país que no contaba con otros partidarios en el grupo regional que toma las decisiones pudiera hacerse con la sede física de la COP, así como con la importantísima presidencia.”
La organización ambiental Greenpeace Australia Pacífico señaló que el desafío global permanece intacto, independientemente del anfitrión. Simon Bradshaw declaró a AFP: “Sea cual sea el lugar, sea cual sea el acuerdo, la tarea sigue siendo la misma: eliminar gradualmente los combustibles fósiles y acabar con la deforestación.”
Desde la región del Pacífico, el tono fue menos constructivo. El ministro de Relaciones Exteriores de Papúa Nueva Guinea, Justin Tkatchenko, afirmó a AFP: “Nadie está contento. Y nos decepciona que haya terminado así.”
La definición de la sede concluyó una de las disputas más intensas en la historia reciente de las COP y dejó una presidencia australiana condicionada por un acuerdo sin precedentes.
(Con información de AFP)
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