La administración de Estados Unidos está considerando una solicitud de Ucrania para obtener misiles de crucero Tomahawk, un arma de largo alcance y alta precisión que podría permitir a las fuerzas ucranianas alcanzar objetivos en la profundidad del territorio ruso, según confirmó ayer el vicepresidente estadounidense JD Vance.
La posible transferencia de este sistema de armas, uno de los más avanzados en el arsenal convencional de EEUU, es analizada con lupa por Moscú y representa una de las decisiones de mayor peso en la ayuda militar occidental a Kiev desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022.
¿Qué es un misil Tomahawk y por qué es significativo?

El Tomahawk Land Attack Missile es un misil de crucero de largo alcance, típicamente lanzado desde buques de la marina o submarinos, diseñado para misiones de ataque profundo contra objetivos terrestres. Según datos de la Armada de EEUU y fabricante RTX, el Tomahawk mide 5,6 metros de largo, pesa aproximadamente 1.510 kilogramos y tiene un alcance de hasta 2.400 kilómetros, una distancia que, si se lanzara desde Ucrania, pondría a Moscú y a otras ciudades rusas importantes dentro de su radio de acción.

Su capacidad para volar a altitudes extremadamente bajas, entre 30 y 90 metros, y su pequeña sección transversal lo hacen difícil de detectar por radares. Está propulsado por un motor turbofán que emite poco calor, complicando también su detección por infrarrojos. Para alcanzar sus objetivos con una precisión reportada de unos 5 metros, el misil utiliza un sistema de guía inercial combinado con radar de contorno de terreno (TERCOM), que compara un mapa almacenado digitalmente con el terreno real sobre el que vuela. Además, puede ser re-dirigido en pleno vuelo e incluso transmitir imágenes de los objetivos antes del impacto.
Un salto cualitativo para las capacidades ucranianas

La adquisición de los Tomahawk supondría una expansión significativa de la capacidad de ataque de Ucrania. Actualmente, el país cuenta con misiles de largo alcance, pero ninguno con el alcance y la letalidad del Tomahawk.
- El misil ucraniano Neptune, famoso por haber hundido el crucero ruso Moskva, tiene un alcance de unos 600 kilómetros en sus versiones más modernas.
- El sistema de misiles de ataque terrestre ATACMS, suministrado por EEUU, tiene un alcance máximo de unos 300 kilómetros.
- Los misiles de crucero Storm Shadow, proporcionados por el Reino Unido y Francia, alcanzan los 250 kilómetros.
Con el Tomahawk, Ucrania podría potencialmente amenazar bases militares, centros logísticos, aeródromos y centros de mando rusos que hasta ahora han estado fuera de su alcance, obligando a Rusia a reorganizar sus defensas y dispersar sus activos a cientos de kilómetros de la frontera.
Un arma probada en combate y de alto costo
El Tomahawk tiene un extenso historial de uso. Fue empleado por primera vez en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 y desde entonces ha sido un pilar en las operaciones militares estadounidenses en Irak, Bosnia, Libia, Sudán, Yemen y Afganistán. Recientemente, fue utilizado por las armadas de EEUU y Reino Unido contra objetivos de los hutíes en Yemen.
Cada misil tiene un costo promedio de 1,3 millones de dólares, según datos presupuestarios del Pentágono. La unidad Raytheon de RTX es la fabricante, y EEUU planea comprar 57 unidades en el año fiscal 2026, además de invertir millones en modernizar sus sistemas de guía.
La solicitud de Ucrania, según el presidente Volodimir Zelensky, sería a través de una venta a naciones europeas que luego los transferirían a Kiev, un mecanismo que se ha utilizado antes para agilizar la llegada de armamento.
La decisión final sobre los Tomahawks pondrá a prueba los límites del apoyo de la administración Trump a Ucrania y su evaluación de los riesgos de una escalada directa con Rusia en un momento crítico del conflicto.
La reacción de Moscú: escepticismo y advertencias
El gobierno ruso ha respondido con una mezcla de escepticismo público y advertencias severas. El ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, declaró que le “sorprendería” que EEUU finalmente transfiriera los Tomahawk a Ucrania. “Los estadounidenses no suministran Tomahawks a todo el mundo”, afirmó en un foro en Sochi, señalando que en Europa solo países como España y Países Bajos tienen acceso a ellos.
No obstante, Lavrov, citando declaraciones previas del Kremlin, restó importancia al impacto militar que tendría la medida: “incluso si los misiles Tomahawk llegan a Ucrania, no cambiará la situación”.
Esta postura contrasta con las advertencias previas del presidente Vladimir Putin, quien ha dicho que los países occidentales se convertirían en partes directas del conflicto si proporcionan a Ucrania la inteligencia y capacidad para atacar objetivos en profundidad dentro de Rusia. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, al ser consultado sobre los comentarios de Vance, afirmó que Rusia los estaba “analizando cuidadosamente”, pero insistió en que los Tomahawks “no serían un cambio de juego”.
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