El jueves por la mañana, el portaaviones Shandong surcó las aguas de Hong Kong acompañado por otro buque de su grupo de combate, marcando un hito en la estrategia de proyección de fuerza de China y en la narrativa oficial sobre la integración de la antigua colonia británica.
“La llegada del Shandong a Hong Kong es un símbolo del creciente poderío naval de China y de su renovado impulso patriótico en la región”, afirmó un portavoz militar chino a la prensa estatal, en el marco de la visita del primer portaaviones construido íntegramente en el país a la ciudad.
El arribo del navío se produce apenas unos días después de que Hong Kong conmemorara el vigésimo octavo aniversario de su retorno a la soberanía de Beijing, tras más de un siglo bajo dominio británico.
La presencia del portaaviones, junto a dos destructores y una fragata, según detalló la prensa estatal, se inscribe en una serie de iniciativas orientadas a fortalecer el sentimiento nacionalista entre los habitantes de la ciudad. Los buques de guerra permanecerán abiertos al público durante el fin de semana, una decisión que ha generado una respuesta entusiasta entre los residentes.
La demanda por visitar el Shandong y los otros buques ha sido abrumadora.

Los 10.000 boletos disponibles para las visitas se agotaron rápidamente, reflejando el interés de la población local por presenciar de cerca el despliegue naval. De acuerdo con los reportes, 2.000 de estos boletos correspondían específicamente al portaaviones, mientras que el resto permitía el acceso a uno de los destructores y a la fragata.
Esta apertura al público no solo busca acercar a la ciudadanía a las Fuerzas Armadas, sino también consolidar la imagen de China como una potencia marítima en ascenso.
El Shandong representa un avance significativo en la industria militar china. Es el segundo portaaviones del país, pero el primero construido completamente en territorio nacional. Con una capacidad para albergar 24 cazas Shenyang J-10 y un peso de 70.000 toneladas a plena carga, el buque es más pequeño que sus equivalentes estadounidenses, aunque su valor simbólico y estratégico es incuestionable.
El nombre del portaaviones rinde homenaje a la provincia homónima, reforzando el vínculo entre la embarcación y la identidad nacional.
La visita del portaaviones a Hong Kong se enmarca en un contexto de creciente control político y social por parte de Beijing sobre la ciudad.

Desde la represión de las protestas antigubernamentales y prodemocráticas en 2019, el gobierno central ha intensificado sus esfuerzos para promover el patriotismo y la lealtad al Estado. La aprobación de una nueva y amplia ley de seguridad nacional resultó en el encarcelamiento de numerosas figuras destacadas de la oposición, consolidando la autoridad de China sobre el territorio.
A pesar de que Hong Kong mantiene un grado de semiautonomía y disfruta de libertades civiles superiores a las de otras grandes ciudades chinas, su gobierno carece de jurisdicción en asuntos militares y exteriores.
La ciudad alberga mandos militares chinos y una guarnición compuesta por fuerzas terrestres, marítimas y navales, lo que subraya la presencia constante del poder central.
Según informó AP, “Hong Kong disfruta de un grado de semiautonomía y libertades civiles en comparación con otras grandes ciudades chinas. Pero su gobierno no tiene jurisdicción sobre cuestiones militares y exteriores, y la ciudad cuenta con mandos militares chinos y una guarnición de fuerzas terrestres, marítimas y navales”.
El despliegue del Shandong no se limita a exhibiciones públicas.

En abril, el portaaviones participó en maniobras militares junto a fuerzas navales y aéreas en la zona marítima y el espacio aéreo al este de Taiwán, una isla autogobernada que Beijing reclama como parte de su territorio. Estas operaciones forman parte de una estrategia más amplia de presión sobre Taiwán, que incluye el envío regular de aviones de combate y buques de la marina hacia la isla.
En los últimos años, China ha incrementado tanto la frecuencia como la escala de estos ejercicios, evidenciando una postura cada vez más asertiva en la región.
Un mes después de las maniobras cerca de Taiwán, el Shandong y el primer portaaviones chino, el Liaoning, realizaron ejercicios conjuntos en el Pacífico, más allá de lo que se conoce como el primer grupo de islas.
Esta operación atrajo una considerable atención internacional, ya que mostró un nivel de proyección de fuerza y coordinación no visto anteriormente en la marina china.
El Liaoning tiene una historia particular: fue construido a partir de un casco inacabado adquirido a Ucrania y visitó Hong Kong en 2017, en una muestra previa de la voluntad de China de exhibir su poder naval en la ciudad.
Actualmente, un tercer portaaviones, que se diferencia por contar con una cubierta plana en lugar de las cubiertas tipo “salto de esquí” utilizadas por los dos primeros, se encuentra en fase de pruebas en el mar. Además, un cuarto portaaviones está en construcción, lo que evidencia la determinación de China de expandir su flota y modernizar sus capacidades militares.
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