El portavoz del Ejército de Israel, Effie Defrin, publicó un balance en el que detalló el alcance de la reciente ofensiva militar contra Irán denominada Operación León Naciente.
“Hace dos semanas, el Estado de Israel lanzó la Operación León Naciente en Irán para eliminar una amenaza existencial contra el Estado de Israel. Lanzamos la operación tras recibir pruebas claras de que el régimen iraní estaba acelerando la producción de misiles y enriqueciendo uranio a niveles más altos. Irán estaba peligrosamente cerca de obtener un arma nuclear”, afirmó Defrin.
Según el portavoz, la decisión de actuar se tomó tras constatar que el régimen iraní no solo avanzaba en su programa nuclear, sino que también coordinaba un plan denominado “Destrucción de Israel”, que contemplaba un ataque multifrontal, comenzando con el lanzamiento de misiles desde Irán y sus aliados regionales, seguido de una invasión terrestre a territorio israelí.
De acuerdo con la información proporcionada por Defrin, la Operación León Naciente fue el resultado de años de vigilancia y preparación secreta por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
El portavoz explicó que, durante el último año, el ejército israelí reforzó sus capacidades para estar listo ante una amenaza que, según sus palabras, se acercaba al “punto de no retorno”.
“Cuando las amenazas se acercaron al punto de no retorno, completamos los preparativos de las FDI, aseguramos el frente interno y lanzamos la operación necesaria contra los programas nucleares y de misiles de Irán. No teníamos otra opción. Atacamos todas las capas de la amenaza iraní, debilitando sus capacidades y fortaleciendo nuestras ventajas con cada golpe”, declaró Defrin.
La ofensiva comenzó con un ataque sorpresa a una distancia de 1.500 kilómetros, dirigido específicamente a instalaciones nucleares iraníes. Según detalló el portavoz, las fuerzas israelíes eliminaron a decenas de altos mandos militares, 11 expertos nucleares y destruyeron centros de conocimiento, así como sitios de investigación y desarrollo.
Estas acciones, según Defrin, interrumpieron todas las etapas de la producción de armas nucleares del régimen iraní. Paralelamente, la Fuerza Aérea israelí atacó misiles tierra-tierra, lanzadores, capacidades de producción y sistemas diseñados para atacar aeronaves israelíes.
En cuestión de horas, las FDI lograron superioridad aérea en el oeste de Irán y avanzaron hasta el corazón del país, Teherán. El ataque inicial, según el portavoz, alteró los planes del régimen iraní, que había preparado un bombardeo de misiles mucho mayor contra Israel del que finalmente se ejecutó en los 12 días posteriores al primer ataque.
Las fuerzas israelíes continuaron con ataques precisos en dos frentes principales: el primero, contra el programa de armas nucleares iraní, y el segundo, contra el arsenal de misiles y vehículos aéreos no tripulados (UAVs) de Irán.
En relación al programa nuclear, Defrin explicó que el régimen iraní estaba enriqueciendo uranio a gran escala y poseía suficiente material fisionable para varias bombas nucleares susceptibles de ser ensambladas en poco tiempo.
“En el mapa (que se ve en el video) se pueden ver los principales sitios nucleares del régimen, instalaciones claves en la cadena de producción del núcleo de un arma nuclear. La primera instalación, Fordow, es un complejo de enriquecimiento construido decenas de metros bajo tierra y excavado en roca; fue atacado por el ejército de EEUU. El segundo sitio, Natanz, es la mayor instalación de enriquecimiento de Irán. Lleva años operativa y contiene la infraestructura para alcanzar niveles militares de enriquecimiento. Los daños significativos en estos dos sitios eliminaron la capacidad del régimen iraní para enriquecer uranio a niveles militares por el momento”, detalló Defrin.
El tercer objetivo nuclear fue la planta de conversión cerca de Isfahan, donde las fuerzas israelíes golpearon componentes críticos en la cadena de producción de armas nucleares, incluyendo miles de centrífugas, sitios de producción e infraestructura.
Además, atacaron el reactor inactivo de Arak, negando al régimen la capacidad de producir plutonio, otro material clave para la fabricación de armas nucleares. La eliminación de 11 científicos nucleares implicados en el desarrollo de armas fue, según Defrin, un golpe clave para la capacidad del régimen de continuar con su programa.
El segundo frente de la operación se centró en el arsenal de misiles y UAVs de Irán. La inteligencia militar israelí identificó que el régimen iraní había dado pasos para aumentar drásticamente la producción de misiles, con el objetivo de alcanzar 8.000 misiles de precisión en los próximos dos años, una amenaza directa para Israel.
“Atacamos capacidades de producción de misiles, lanzadores y misiles tierra-tierra. (...) Atacamos más de 30 instalaciones responsables de fabricar componentes y materiales para el programa de misiles balísticos. Atrasamos su producción de misiles, especialmente los de largo alcance, que son una amenaza directa a Israel. Destruimos más del 50% de los lanzadores de misiles y dañamos decenas de componentes. Eliminamos mandos militares iraníes de alto rango, entre ellos los tres principales y posteriormente a uno de sus sucesores. Más de 30 altos comandantes fueron eliminados. No hay refugio para nuestros enemigos que buscan nuestra destrucción”, afirmó Defrin.
El portavoz presentó un mapa del impacto total de la operación: la eliminación de la amenaza existencial inmediata contra el Estado de Israel.
“El desarrollo de armas y la industria militar del régimen resultaron gravemente dañados. Miles de misiles previstos para producción no se construirán. Dimos un golpe profundo a la infraestructura de misiles de Irán. Logramos minimizar el lanzamiento de misiles hacia Israel en tiempo real. Además, debilitamos a los aliados de Irán, incluido Hezbollah y otros”, explicó Defrin, enfatizando el alcance de los daños infligidos.
Las FDI, según el portavoz, cumplieron e incluso superaron los objetivos operativos planteados. No obstante, Defrin advirtió que el enemigo no ha cambiado sus intenciones tras la operación.
“Pudimos cumplir el objetivo de evitar una amenaza existencial para Israel, la región y el mundo occidental. Nuestra capacidad, determinación y voluntad de defendernos son ahora claras para aliados y enemigos”, subrayó Defrin, quien también expresó su agradecimiento a Estados Unidos y a los mandos militares estadounidenses por la estrecha coordinación y los valores compartidos que, según él, han sido fundamentales para la seguridad regional.
Durante la operación, se lanzaron aproximadamente 530 misiles y 1.100 UAVs desde Irán hacia territorio israelí. La mayoría de estos proyectiles tenía como objetivo núcleos urbanos.
La Fuerza Aérea y la Armada israelí interceptaron muchos de los misiles y el 99% de los UAVs lanzados contra Israel, la mayoría fuera del territorio nacional. El sistema de defensa israelí, según Defrin, minimizó el impacto de los ataques de manera significativa. No obstante, reconoció que ninguna defensa es absoluta: como resultado de los ataques, 29 civiles israelíes murieron y muchos resultaron heridos o perdieron sus hogares.
“El éxito de la operación no puede revertir el dolor y la profunda pérdida sufrida. Seguimos alerta en todos los frentes. Nos preparamos para diversos escenarios y seguimos operando contra Hamas en Gaza, y trabajando para recuperar a todos los rehenes. La misión aún no ha terminado. Cincuenta rehenes siguen en cautiverio. Las acciones de hoy buscan el futuro de todos, nuestros hijos y nietos. Seguiremos firmes juntos, y prevaleceremos”, concluyó Defrin.
Las FDI mantienen la vigilancia en todos los frentes y continúan las operaciones en Gaza, así como los esfuerzos para recuperar a los rehenes que permanecen en cautiverio.
El balance presentado por Defrin refleja una operación de gran envergadura, con impactos significativos en la infraestructura militar y nuclear iraní, pero también con un coste humano que el portavoz no dejó de reconocer.
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