Un ex jefe del Mossad aseguró que la planta nuclear iraní de Isfahan “probablemente ya no existe y no hay con qué reemplazarla”

Zohar Palti, ex jefe del Mossad y del Buró Político-Militar del Ministerio de Defensa de Israel, aseguró que uno de los sitios más estratégicos del programa nuclear iraní quedó fuera de operación tras el ataque conjunto con Estados Unidos

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Zohar Palti, ex jefe del
Zohar Palti, ex jefe del Mossad, la agencia de inteligencia exterior israelí

El panorama del programa nuclear de Irán tras la reciente ofensiva conjunta entre Israel y Estados Unidos sigue rodeado de interrogantes. Entre declaraciones de líderes políticos y reportes mediáticos que oscilan entre la total destrucción y un mero retroceso temporal, Zohar Palti, ex director del Buró Político-Militar del Ministerio de Defensa de Israel y ex jefe de la dirección de Inteligencia del Mossad, explicó que la verdadera dimensión de lo ocurrido solo comenzará a esclarecerse en las próximas semanas y meses.

“Inteligencia es un juego completamente distinto a los medios o a la política… No se puede juzgar lo sucedido tras cuatro horas o unos días; el verdadero panorama toma tiempo en desarrollarse”, señaló Palti en un reportaje de Unholy Podcast.

Según Palti, la apreciación inicial de los daños depende de varios métodos: observación desde aeronaves en el momento del ataque, imágenes satelitales, tecnologías sofisticadas de monitoreo y reportes humanos directos en los sitios afectados. “De la primera impresión hasta tener una imagen realmente sólida de inteligencia, pueden pasar semanas o meses”, aclaró, añadiendo que la paciencia es clave.

En cuanto a atacar instalaciones nucleares profundas como Fordow, Palti expuso las enormes dificultades técnicas: “Si no ingresas a 70 u 90 metros bajo tierra, no sabrás qué pasó realmente con las centrifugadoras o el material almacenado”.

Consultado por la suerte de instalaciones consideradas esenciales en Irán, Palti afirmó que “la planificación en Natanz y el ataque realizado deberían dar resultados contundentes”, y consideró que la planta de Isfahan “probablemente ya no existe y no hay con qué reemplazarla”.

Sobre Fordow, advirtió que “hay que esperar y ver”, pero señaló que “los bombardeos estadounidenses fueron contundentes”.

Una imagen combinada muestra vistas
Una imagen combinada muestra vistas satelitales de las entradas al túnel del Centro de Investigación de Tecnología Nuclear de Isfahan antes y después de ser alcanzadas por ataques aéreos estadounidenses el 20 de junio de 2025 (arriba) y el 22 de junio de 2025 (REUTERS)

Más allá de las infraestructuras, Palti destacó la desaparición de “muchos de los científicos y figuras claves del programa nuclear iraní en las primeras 24 horas”, y la destrucción de misiles balísticos y lanzaderas. “Dimos un golpe muy severo a las capacidades iraníes de misiles balísticos… Además, por primera vez desde 1988, los iraníes saben que la Fuerza Aérea Israelí y la estadounidense pueden sobrevolar todo Irán casi con libertad. Este es un elemento psicológico, no fácil de medir en fotos aéreas”.

El futuro del programa nuclear iraní y la incertidumbre

Consultado sobre cuánto retrocedió el programa nuclear iraní, Palti subrayó que sería irresponsable aventurar una estimación precisa sin un análisis de expertos en la materia. “Ellos construyeron estas instalaciones durante 30 o 40 años, invirtieron cientos de miles de millones de dólares… Ahora tienen que empezar casi de cero. También destruimos fábricas de centrifugadoras avanzadas. No sabemos exactamente cuántas les quedan ni si pueden restaurarlas rápidamente. Habrá que esperar”, afirmó.

Sobre el destino del uranio enriquecido, Palti mencionó la dificultad para saber si fue destruido o escondido: “Puede que un contenedor estuviese totalmente protegido bajo toneladas de concreto o que lo hayan retirado antes del ataque. Pero, si los iraníes cooperan en un acuerdo político, la comunidad internacional dispone de los medios para localizar y retirar el material, como ocurrió con el desmantelamiento de armas químicas en Siria en 2013”.

Palti elogió la cooperación con Estados Unidos durante la operación: “Ver a los cazas estadounidenses volar junto a los israelíes, para alguien como yo que creció escuchando las historias del Holocausto, es casi un sueño. Llegaron en el momento clave. Hicimos la mayor parte del trabajo y ellos vinieron a ayudarnos al final: eso es algo enorme”. Restó importancia a los enfrentamientos verbales y desacuerdos puntuales entre ambos gobiernos: “Entre amigos está bien tener desacuerdos; lo fundamental es que Estados Unidos entiende nuestra situación”.

Donald Trump, presidente de EEUU,
Donald Trump, presidente de EEUU, junto a Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, en Washington el 7 de abril (REUTERS/Kevin Mohatt)

Sobre un posible avance hacia la normalización con Arabia Saudita, Palti opinó que “primero hay que concluir la guerra en Gaza y recuperar a los rehenes; la región necesita calma tras un periodo muy duro”. Al comentar el futuro desafío de seguridad, declaró: “No estamos inmunizados; el reto iraní seguirá con nosotros por generaciones, tanto en misiles balísticos como, lamentablemente, en la dimensión nuclear”.

Mientras persista la incertidumbre sobre el verdadero alcance de la operación, Palti advierte que la región sigue en estado de alerta: “Hay que estar siempre con los pies en la tierra: los adversarios siguen ahí y hay que lidiar con ellos continuamente. Pero por ahora, gracias a la cooperación entre Israel y Estados Unidos, el mundo y Medio Oriente se encuentran, al menos temporalmente, en una postura más segura”.