León XIV sigue los pasos de Francisco: designó a una monja como secretaria de un dicasterio clave

Continúa así el legado de su predecesor de incluir a mujeres en roles de liderazgo dentro del Vaticano

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Tiziana Merletti (Vatican News)
Tiziana Merletti (Vatican News)

El papa León XIV ha nombrado a la hermana Tiziana Merletti como nueva secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, marcando un nuevo hito en el camino de integración de mujeres en altos cargos de gobierno eclesiástico.

Se trata de uno de los nombramientos más significativos de su incipiente pontificado y representa una continuidad con las reformas iniciadas por su predecesor, el papa Francisco.

Merletti, de 66 años y miembro de las Hermanas Franciscanas de los Pobres, posee una sólida trayectoria tanto en el gobierno religioso como en el ámbito académico. Fue superiora general de su congregación entre 2004 y 2013 y actualmente se desempeña como profesora de derecho canónico en la Pontificia Universidad Antonianum de Roma. También colabora con la Unión Internacional de Superioras Generales, una entidad clave que representa a las religiosas de vida apostólica a nivel mundial.

Este nuevo rol la posiciona como número dos dentro del dicasterio vaticano encargado de supervisar todos los aspectos relacionados con la vida consagrada en la Iglesia, incluyendo la gobernanza, disciplina, estudios y patrimonio de las órdenes religiosas. Merletti reportará directamente a otra mujer, la hermana Simona Brambilla, quien fue nombrada prefecta del dicasterio por el papa Francisco en enero de este año. Este hecho constituye la primera vez que dos religiosas encabezan un dicasterio en la historia moderna del Vaticano.

León XIV (AP Photo/Andrew Medichini)
León XIV (AP Photo/Andrew Medichini)

El nombramiento de Merletti se enmarca en una tendencia creciente de reconocimiento del liderazgo femenino en la Iglesia católica. Durante el pontificado del papa Francisco, la presencia de mujeres en altos cargos vaticanos pasó del 19,2% al 23,4%, según datos oficiales del Vaticano. En 2022, con la constitución apostólica Praedicate Evangelium, Francisco abrió formalmente la posibilidad para que laicos y mujeres pudieran dirigir dicasterios, un rol que tradicionalmente estaba reservado a cardenales u obispos.

Antes de ser elegido papa, el cardenal Robert Prevost —ahora León XIV— ya había mostrado apertura hacia la participación femenina en los procesos de decisión. Como prefecto del Dicasterio para los Obispos, fue parte de la histórica decisión de incluir a mujeres en la comisión que evalúa candidatos al episcopado. Figuras como María Lia Zervino, una de las mujeres nombradas para esta comisión en 2022, han expresado su confianza en que León XIV continuará promoviendo el papel de las mujeres en la vida eclesial, aunque con ciertos límites doctrinales.

A pesar de estos avances, el nuevo papa ha reafirmado en varias ocasiones su adhesión a la doctrina tradicional sobre el sacerdocio masculino. En una conferencia de prensa en octubre de 2023, Prevost señaló que la ordenación de mujeres al sacerdocio “no necesariamente resuelve un problema, podría crear uno nuevo”, haciendo referencia a la tradición apostólica de la Iglesia. Sin embargo, ha reconocido que la discusión sobre el diaconado femenino permanece abierta, especialmente en contextos como la Amazonía, donde se enfrenta una aguda escasez de sacerdotes.

Organizaciones que abogan por la igualdad plena de las mujeres en la Iglesia, como la Conferencia de Ordenación de Mujeres, han intensificado sus llamados a una reforma más profunda. Durante el cónclave que eligió a León XIV, activistas lanzaron bengalas de humo rosa en señal de protesta por la exclusión femenina del proceso de elección papal.

Analistas y figuras eclesiales que han trabajado con el nuevo pontífice lo describen como un hombre sereno, prudente y receptivo. La hermana Nathalie Becquart, otra mujer en un cargo destacado del Vaticano, destacó su estilo de liderazgo abierto al diálogo y su disposición a escuchar todas las voces. Este enfoque, aseguran, ofrece esperanza para quienes buscan una Iglesia más sinodal e inclusiva.