La elección de León XIV: por qué el Colegio Cardenalicio optó por un líder con raíces agustinianas para suceder a Francisco

Los sacerdotes electores en el cónclave se inclinaron por una figura con años de servicio pastoral fuera de Europa y capacidad para continuar el proyecto de una Iglesia más abierta y global

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El recién elegido papa León
El recién elegido papa León XIV, a la izquierda, antes el cardenal Robert Francis Prevost, se ve junto al arzobispo y maestro de ceremonias Diego Giovanni Ravelli y el ex secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en la logia central de la basílica de San Pedro del Vaticano, poco después de su elección como 267mo pontífice de la Iglesia católica romana, el jueves 8 de mayo de 2025. (AP Foto/Domenico Stinellis)

La elección de Robert Francis Prevost como el nuevo líder de la Iglesia Católica respondió a una decisión estratégica del Colegio Cardenalicio, que apostó por un perfil con formación religiosa tradicional, experiencia pastoral en América Latina y conocimiento de la administración vaticana.

La combinación de estos elementos, sumada a su pertenencia a la Orden de San Agustín, ofreció a los cardenales un candidato capaz de continuar el legado de Francisco, sin generar fracturas en el equilibrio interno de la Iglesia.

Prevost representaba una síntesis entre lo local y lo universal. Aunque nació en Chicago, su labor como misionero, docente y obispo en Perú durante más de una década consolidó su identidad pastoral en el contexto latinoamericano.

Como superior general de los agustinos, visitó comunidades en los cinco continentes. Esa dimensión internacional, junto con su paso por los dicasterios de la Curia romana, le otorgó credenciales para liderar una Iglesia que busca reforzar su presencia sin perder cohesión doctrinal.

Prevost representaba una síntesis entre
Prevost representaba una síntesis entre lo local y lo universal. Aunque nació en Chicago, su labor como misionero, docente y obispo en Perú durante más de una década consolidó su identidad pastoral en el contexto latinoamericano (EFE/Archivo/RICCARDO ANTIMIANI)

El Colegio Cardenalicio, conformado en un 80 % por cardenales nombrados por Francisco, enfrentaba la necesidad de elegir a un sucesor que diera continuidad al proceso de descentralización y apertura iniciado tras el cónclave de 2013. En Prevost encontraron un perfil que ya conocía a fondo los criterios de selección episcopal impulsados por Francisco, con sensibilidad por las realidades sociales de América Latina y experiencia en la gestión de comunidades religiosas en contextos multiculturales.

El hecho de que Prevost no formara parte de la Curia desde Roma en sus primeras décadas de servicio, sino que llegara a ella desde las periferias, fue interpretado por muchos electores como una señal de que comprendía los desafíos de una Iglesia no eurocéntrica. Su trayectoria en la Orden de San Agustín, caracterizada por una estructura colegiada y una misión itinerante, reforzó la percepción de que podía ejercer el liderazgo papal desde una lógica de servicio más que de centralismo.

En 2015, el papa Francisco
En 2015, el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, una diócesis en la costa norte de Perú (REUTERS/Remo Casilli)

Esa combinación —vida religiosa, experiencia periférica, perfil global y conocimiento del aparato eclesiástico— explicó su elección.

Prevost nació en Chicago en 1956 e ingresó a la Orden de San Agustín a los 20 años. Fue ordenado sacerdote tras formarse en teología tanto en Estados Unidos como en Roma. Su primer destino fue Perú, donde vivió una década como misionero y profesor de derecho canónico. Allí se vinculó a la vida pastoral cotidiana de comunidades rurales y urbanas, y adquirió un conocimiento directo de los desafíos sociales y eclesiales en América Latina.

En 1999, fue elegido prior de la provincia agustiniana de Chicago y cuatro años después asumió como prior general de toda la orden. Ese cargo lo llevó a establecer contacto con comunidades religiosas en todos los continentes, en una etapa marcada por la expansión misionera y la necesidad de fortalecer el diálogo entre culturas. Durante ese periodo, Prevost desarrolló habilidades de liderazgo en contextos multiculturales, lo que reforzó su perfil de candidato con alcance internacional.

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Prevost nació en Chicago en 1956 e ingresó a la Orden de San Agustín a los 20 años (REUTERS/Yara Nardi)

En 2015, el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, una diócesis en la costa norte de Perú. Allí promovió iniciativas pastorales centradas en la formación del clero, el fortalecimiento de la vida parroquial y el acompañamiento de sectores vulnerables. En 2019, fue llamado a Roma como miembro de varios dicasterios, incluyendo el Dicasterio para los Obispos, órgano clave en la selección de prelados. Su paso por la Curia le permitió conocer a fondo el funcionamiento interno de la Iglesia universal, sin perder el contacto con su experiencia en el terreno.

El peso de su rol como prefecto del Dicasterio para los Obispos fue determinante en su elección. Bajo el pontificado de Francisco, ese organismo ganó protagonismo en el nombramiento de obispos con un perfil pastoral, cercano a la gente y comprometido con la justicia social. La participación de Prevost en ese proceso le otorgó legitimidad ante muchos cardenales electores que compartían la visión de una Iglesia menos clerical y más misionera. Además, su conocimiento técnico en derecho canónico fue visto como una garantía de equilibrio institucional.

Como superior general de los
Como superior general de los agustinos, visitó comunidades en los cinco continentes (REUTERS)

Cuando apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro como Papa León XIV, Prevost vestía los ornamentos papales tradicionales. A diferencia de Francisco, que optó en su momento por una sotana blanca sin adornos, León XIV utilizó capa, estola y cruz pectoral dorada. Este gesto fue interpretado por algunos como una señal de estilo más ritual, aunque no necesariamente contrario al enfoque reformador de su antecesor.

El nombre elegido también ofreció una pista sobre su visión del papado. León XIII, a quien hace referencia, fue el autor de la encíclica Rerum Novarum (1891), que sentó las bases de la doctrina social de la Iglesia. En ella, defendía los derechos de los trabajadores, la posibilidad de formar sindicatos y la responsabilidad del Estado frente a la pobreza. Al adoptar el nombre León XIV, Prevost pareció indicar que su papado tendrá un componente de atención a las condiciones sociales y laborales del presente.

Sus primeras palabras como pontífice reforzaron esa lectura. “La paz sea con todos ustedes”, dijo al dirigirse a la multitud en la Plaza de San Pedro. Luego agregó que se trataba de “una paz desarmada, una paz que desarma”, y llamó a los católicos a “actuar juntos, sin miedo, unidos, para construir puentes” a través del diálogo y la cooperación.

El desafío de León XIV será mantener esa línea mientras afronta cuestiones pendientes: la implementación de reformas estructurales en la Curia, el abordaje de las tensiones internas en sectores conservadores y progresistas, y el fortalecimiento del rol de la Iglesia en conflictos sociales y geopolíticos.

Su perfil —agustino, global, pastoral, técnico— fue visto por los cardenales como el más apto para liderar una Iglesia diversa, compleja y en transformación.

(Con información de The Associated Press)