El buque de bandera panameña Eventin fue trasladado este jueves 17 de abril al fondeadero de Nordperd, a unas 3 millas náuticas de su posición anterior, en la isla de Rügen al norte de Alemania.
Según fuentes oficiales, se encuentra ahora en un fondeadero donde los buques que transportan mercancías peligrosas pueden atracar con seguridad sin afectar las operaciones portuarias ni la zona circundante. La operación fue realizada por remolcadores comisionados y supervisados por la aduana alemana.
El Eventin fue encontrado a la deriva, sin control, frente a la costa alemana del mar Báltico en enero. Se dirigía de Rusia a Egipto con un cargamento de unas 100.000 toneladas métricas de petróleo, con un valor aproximado de 40 millones de euros (45,24 millones de dólares).
El lunes, el Ministerio de Finanzas de Alemania dijo que un tribunal alemán evaluará una solicitud para liberar el petrolero incautado que se cree que es parte de una llamada flota fantasma utilizada por Rusia para eludir las sanciones petroleras.
El Ministerio de Finanzas se negó a revelar la identidad del demandante, si la petición había sido presentada por el propietario del barco o su carga, o cuánto tiempo duraría el proceso legal.
Las autoridades rusas dijeron entonces que no tenían información sobre el barco ni sobre su propietario.
Los analistas de seguridad alemanes dicen que Rusia está operando cientos de barcos para eludir las sanciones que las naciones occidentales impusieron a sus exportaciones de petróleo por su invasión de Ucrania en 2022.
El país de Vladimir Putin gestiona una “flota fantasma” que funciona en las sombras y le deja ganancias millonarias. Se trata de embarcaciones de países que, bajo terceras banderas, transportan mercancías prohibidas en el gigante, comercializan su petróleo y facilitan el contrabando de material militar clave para sus ofensivas, entre otras
Los barcos, a menudo oxidados y obsoletos, operan en el Báltico sin el seguro adecuado y con frecuencia tienen tripulaciones inexpertas, lo que genera temores de accidentes y posibles derrames de petróleo, según los expertos.
En total, se calcula que unos 600 buques integran la red, todos ocultos detrás de empresas fantasma, en condiciones precarias y, muchas veces, provocando importantes daños al medio ambiente por su falta de mantenimiento.
La mayoría de ellos sirve al Kremlin desde hace décadas aunque sus actividades se intensificaron en 2022 por las nuevas sanciones impuestas por los aliados, que obligaron a Moscú a volverse más creativo en sus formas de transportar mercancías y enviar su crudo, que también reetiqueta para enmascarar el real origen. De hecho; desde entonces, la flota se ha triplicado.
(con información de Reuters y AFP)
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