
La invasión rusa a Ucrania lleva más de tres años. Desde entonces, el panorama internacional se ha mostrado dividido en su respuesta hacia el conflicto, y la geopolítica global continúa enfrentando desafíos significativos. A pesar de los avances militares rusos y el impacto devastador en la población civil ucraniana, la voluntad de resistencia sigue firme. Sin embargo, en tiempos de negociaciones para alcanzar la tan ansiada paz, Kiev insiste en que un eventual acuerdo debe brindar garantías de seguridad y justicia. “Queremos tener un resultado práctico y las garantías de que Rusia no va a invadir otra vez”, afirmó la analista política ucraniana Alina Rohach, en diálogo con Infobae.
La gerenta de Proyecto del Programa de cooperación con España y América Latina del Centro de Diálogo Transatlántico, quien estuvo de visita en Buenos Aires en el marco de una gira que también incluyó viajes a Uruguay y Chile, reconoció que la asistencia internacional, particularmente la proveniente de Europa y Estados Unidos, resulta esencial, pero apuntó que Europa “se despertó muy tarde”: “Si no no logramos un acuerdo con ayuda de Estados Unidos, no sé qué esperar. El papel de Estados Unidos en este proceso ahora es clave, y dependemos mucho de su postura”.
En cuanto a las negociaciones para la paz que están en curso, insistió en un punto claro: “Nada sobre Ucrania es sin Ucrania”. Este es un principio fundamental para el gobierno ucraniano, especialmente considerando los precedentes históricos, como los acuerdos de Minsk (2014-2015) que no fueron cumplidos por Vladimir Putin quien, según Rohach, no busca la paz: “Declara que quiere la paz, pero al mismo tiempo lanza ataques contra ciudadanos ucranianos. Eso no demuestra una intención genuina de negociar”.

Además, la analista política destacó la importancia de incluir en cualquier acuerdo cuestiones de justicia y rendición de cuentas para que Putin y la cúpula del Kremlin paguen por los miles de crímenes de guerra cometidos desde el inicio de la guerra: “La sociedad ucraniana de verdad espera justicia”.
Rohach reconoció la preocupación de que, en ausencia de un acuerdo claro y práctico, el conflicto se intensifique a niveles globales, incluso hasta escalar hacia una Tercera Guerra Mundial: “Ucrania es un primer paso para Rusia en su estrategia de expansión hacia Europa”. Según indicó, las declaraciones de autoridades rusas y sus actividades militares mantienen en alerta a países como Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, quienes temen ser los próximos objetivos del Kremlin.
La analista política también alertó sobre el rol del régimen chino. La postura de Beijing, explicó, se caracteriza por una estrategia “a largo plazo”. Aunque oficialmente Xi Jinping no declara su apoyo a Rusia, Rohach señaló que el gigante asiático “apoya de manera indirecta, comprando recursos e invirtiendo en infraestructuras”. Esta relación, a menudo ignorada en el discurso público, preocupa a analistas internacionales que observan cómo la influencia de China crece silenciosamente dentro del conflicto.
Por otro lado, en América Latina, la región ha mostrado respuestas divergentes hacia la invasión rusa. Aunque varios países han condenado el rol de Rusia en foros internacionales, Ucrania también enfrenta dificultades para obtener un apoyo práctico. “Es difícil explicar a países latinoamericanos por qué necesitamos armas. No queremos militarizarnos, solo queremos defendernos”, aseveró la politóloga quien, a pesar de estas diferencias, destacó gestos significativos como la inclusión de Argentina, Guatemala, Chile y Costa Rica en la coalición para la devolución de niños ucranianos deportados por Rusia.

-Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca mucho se habla de un nuevo orden mundial, en el cual Europa empezó a reforzarse aún más para contrarrestar la amenaza rusa. ¿Cómo ves este escenario geopolítico que se está dando en la actualidad?
-La situación es bastante preocupante. Antes de la llegada al poder de Trump entre los ucranianos había alguna esperanza, expectativas de una postura muy dura y firme contra Rusia; no teníamos muchas ilusiones de que se podía acabar muy rápido con toda la guerra porque los ucranianos entendemos claramente toda la situación y todos los desafíos que tenemos. Por ejemplo, ciudades arrasadas, miles de niños deportados a Rusia, casi 6 millones de personas bajo la ocupación rusa… Pero después de la situación en el Salón Oval de la Casa Blanca, y muchas declaraciones del presidente de Estados Unidos, la sociedad ucraniana está muy preocupada con esa postura. Hay un cansancio de la gente, la guerra lleva once años, desde 2014, y tres a gran escala. Queremos seguir resistiendo porque para nosotros es una guerra existencial, lo entendemos muy claramente, si no resistimos no tenemos una chance para un futuro. En el texto de Europa, vemos la asistencia, el apoyo, pero creo que nuestros socios europeos también se despertaron muy tarde.
-¿En eso coincidís un poco en la postura de Estados Unidos cuando afirma que tal vez en los últimos años Europa se recostó mucho sobre la ayuda de Estados Unidos?
Sobre todo los países de Europa están interesados en mantener la seguridad del continente, y tienen que apoyar a Ucrania aún más y hacer muchos esfuerzos para resistir ayudarnos a resistir y acabar con esa guerra, pero la verdad que la guerra tiene importancia para todo el mundo y para Estados Unidos también. Si no no logramos un acuerdo en estos tiempos con ayuda de Estados Unidos, no sé qué esperar. El papel de Estados Unidos en este proceso ahora es clave, y dependemos mucho de su postura. Por ejemplo, ahora toda la ayuda que recibimos en Ucrania es una ayuda aprobada por el gobierno anterior, con Joe Biden. Hay preocupaciones sobre si Donald Trump seguirá en ese sentido apoyando a Ucrania con asistencia militar, financiera, etcétera, pero también en paralelo vemos que los países de Europa están financiando más la asistencia a Ucrania teniendo en cuenta todos los desafíos que tenemos con Estados Unidos. Pero no pueden superar toda la asistencia que nos puede mandar Estados Unidos, eso es verdad. No tienen los recursos ni la capacidad.
-Más allá de lo que pasó con Zelensky y Trump en el Salón Oval, ¿cómo están viendo las negociaciones actuales entre Estados Unidos y Rusia?
-La mediación de Estados Unidos en este proceso es muy importante. La parte ucraniana en general tiene una opinión positiva de esas negociaciones; más positiva que negativa. Pero tenemos el principio de que nada sobre Ucrania es sin Ucrania. Eso es para nosotros un principio clave: que ninguna negociación puede celebrarse sin Ucrania. No pueden dos países como Estados Unidos y Rusia negociar la paz sin la participación de Ucrania. Es un principio clave para nuestro país porque Rusia ha demostrado con hechos que no busca la paz. Ucrania sí, era un país que buscaba la paz desde el principio de la guerra de Rusia desde 2014. Sabemos de los acuerdos de Minsk en 2014-2015 con varias reuniones en el formato Normandía, que no eran ventajosos para Ucrania para nada, pero nosotros sí buscábamos esa paz, queríamos negociar. Y ahora Rusia declara que quiere buscar la paz, pero al mismo tiempo están lanzando ataques contra los ciudadanos ucranianos. Hace poco lanzaron un ataque contra la ciudad de Kryvyi Rih, donde mataron a nueve niños ucranianos. Eso no demuestra que buscan la paz.
-Incluso Zelensky mostró la voluntad de negociar con EEUU por las tierras raras, lo que también le significó ciertas críticas internas…
-Sí, pero todavía no lograron un acuerdo con Estados Unidos sobre ese acuerdo de tierras raras. Los Estados Unidos con Donald Trump quieren mostrar que Donald Trump es un gran empresario, que puede acabar con la guerra muy pronto, lograr los objetivos más altos, con beneficios más altos para ellos, pero para nosotros es un poco raro cuando un país quiere beneficiarse de tal situación en la que estamos viviendo. Nosotros siempre estamos hablando que la guerra no son negocios, no hablamos solo sobre tierras y no luchamos por tierras. Luchamos por nuestra existencia y por nuestra gente que está bajo ocupación. Para Ucrania, por ejemplo, ceder los territorios es una línea roja porque allí hay mucha gente ucraniana; casi 6 millones de ucranianos están bajo ocupación. Yo creo que la parte de Estados Unidos no entiende la complejidad y todos los desafíos que tenemos en la guerra. No solo dos países están luchando por algunos territorios y no pueden lograr un acuerdo… No se trata de un conflicto territorial.

-Francia, Reino Unido y Alemania ya dejaron claro que, más allá de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia, no van a permitir una paz a medias que termine perjudicando a Ucrania y a la seguridad de Europa. ¿En este contexto consideras que es más fundamental que nunca el papel de Europa?
-Lo esperamos muchísimo. Yo, a nivel personal, como ucraniana, lo espero muchísimo pero sin emocionarme mucho. Es un proceso muy complicado. Por ejemplo, los países europeos hablan de las tropas de paz. Es muy buena idea, pero ¿cómo van a organizar todo ese proceso? Por ejemplo, si algún día Rusia invade otra vez a Ucrania, ¿cuál será la respuesta de esas tropas? Tenemos una frontera con Rusia enorme. Hay que discutir muy bien la cantidad de la gente, los protocolos de actividades, qué van a hacer si Rusia dispara contra ellos… Una cosa es cuando son pacificadores que están observando en la frontera, pero cuando haya algunas bajas entre ellos y algunos heridos, ¿cómo va a percibirlo la sociedad europea? ¿Qué van a hacer con eso? ¿Van a responder o no? Dentro de ese contexto para nosotros es muy importante entender todo ese proceso, todos los mecanismos que van a hacer. Porque no queremos recibir sólo las tropas para crear una imagen, demostrar que están en una frontera… Queremos tener un resultado práctico y las garantías de que Rusia no va a invadir otra vez. También se trata sobre las instalaciones energéticas, infraestructura crítica, cómo van a asegurar la seguridad de todo eso. En ese sentido sí me alegro mucho de que los europeos estén discutiendo, es muy importante ese proceso, pero tenemos que pasar a los pasos prácticos.
-A la hora de pensar en un eventual acuerdo, tanto Rusia como Ucrania van a intentar imponer sus condiciones, que hoy están muy lejos. Putin, por ejemplo, tiene un pedido de captura de la CPI por el desplazamiento forzado de niños ucranianos, y tanto Ucrania como organismos internacionales siguen pidiendo la creación de un tribunal internacional especial para condenar a Putin y la cúpula del Kremlin por los crímenes de guerra. ¿Crees que un eventual acuerdo puede alejar esta posibilidad, y que podría blindar a Putin de rendir cuentas ante la justicia internacional por la invasión?
-Nosotros queremos incluir eso en el acuerdo de paz, no solo el alto el fuego, sino también el proceso de justicia. Porque para nosotros es muy importante y la sociedad ucraniana de verdad espera justicia y la responsabilidad de todo lo que pasó. Ahora no hay mecanismos para devolver a todos los niños, y si firmamos solo un acuerdo de alto el fuego, ¿cómo vamos a resolver ese desafío si no está previsto en el acuerdo? Si no está previsto en el acuerdo, demandará muchísimo tiempo recuperar todo, como por ejemplo devolver a los niños desplazados. Creo que el mundo también ve con preocupación la posibilidad de hacer que todo pasó como si nada. Por eso es muy importante también incluir en ese acuerdo las cuestiones de justicia y responsabilidad.
-En los últimos meses hemos visto tropas norcoreanas en el campo de batalla, en los últimos días se denunció la presencia de soldados chinos. Al mismo tiempo países como Finlandia reportan constantes intentos de sabotaje a su infraestructura por parte de Rusia. ¿Pensás que si el proceso de negociación no avanza y no se llega a un acuerdo, crece la posibilidad de que se desate una Tercera Guerra Mundial?
-Creo que sí. Creo que Ucrania es un primer paso para Rusia en ese contexto. Por ejemplo, Rusia logró difundir su poder y su influencia en Bielorrusia por medios más pacíficos. En Ucrania no pasó eso. Recordamos el año de 2014 con la Revolución de Dignidad cuando la gente no quería aceptar la influencia rusa. Putin entiende muy claramente que no puede como capturar a Ucrania con medios pacíficos, propaganda y todas esas cosas. Quiere conquistar a Ucrania, destruir nuestra identidad para que Ucrania forme parte de Rusia. Socios nuestros como Estonia, Lituania y Letonia, ¿por qué ayudan mucho a Ucrania? Porque entienden que pueden ser los siguientes en ese proceso. Polonia también. Y si escuchamos las declaraciones de las autoridades rusas, de periodistas rusos, vemos carteles que dicen que hay que ir a Berlín… Con ese tono, esa retórica, estamos observando que quieren conquistar la mitad de Europa y difundir su influencia en el mundo en general, y eso puede provocar una reacción en cadena en todo el mundo. China está observando cómo pasan las cosas con Rusia en sentido de sanciones, por ejemplo. También en América Latina hay casos como el de Venezuela, que está apoyado por Rusia. Eso puede provocar una reacción en cadena en todo el mundo. Si cualquier líder autoritario ve que se puede hacer todo sin consecuencias, todo el mundo va a pensar solo en sus intereses y vamos a terminar muy mal.
-Es decir que la eventual falta de un acuerdo podría fortalecer a otros regímenes…
-Exactamente. Yo creo que sí.
-Hablabas recién de los temores de ciertos países. Y ese temor también se trasladó a la sociedad civil de varios países como vimos recientemente en Serbia, Rumania, Hungría…
-Exactamente, es así. Y al contrario, por ejemplo, en lugares más lejanos a Ucrania podemos ver que las sociedades piensan que la paz es algo para siempre, que existirá siempre, por lo que no hay que hacer nada porque es algo ya habitual e indefinido. Pero no es así. Nosotros también vivimos como un país normal, no teníamos ni idea de que algún día tendríamos una invaisón a gran escala, con bombardeos y ataques a diario, pero lo tenemos. Y eso puede pasar en cualquier momento, en cualquier lugar. Cualquier líder puede algún día despertar y pensar hacer algo así porque está viendo que hoy, por ejemplo, Rusia no está responsabilizada de nada.

-Recién mencionabas a China, un país que, por un lado dice que quiere la paz, pero es uno de los mayores aliados de Putin. ¿Cómo ves el rol de Beijing en esta coyuntura?
-Creo que China tiene una estrategia a largo plazo. Vimos cómo cambió la postura de Estados Unidos desde Joe Biden a Donald Trump durante todo el proceso de la invasión. Pero China en todo se mantuvo alejada: están observando, buscando la estrategia a largo plazo. Creo que están interesados en controlar a Rusia, tener influencia sobre Rusia sobre todo. En el mundo hay muchas posturas controvertidas en el sentido de las relaciones con Estados Unidos o de Europa, pero nadie habla de China en este proceso; nadie dice nada sobre el apoyo de China a Rusia. No declaran públicamente que están apoyando a Rusia, pero la apoyan comprando algunos recursos, investigando a las infraestructuras, invirtiendo… No se muestran como parte de la guerra, pero de alguna manera están implicados en todo el proceso. Creo que algún día podremos ver los resultados de esa estrategia a largo plazo.
-También hablaste de América Latina. Como era de esperarse, las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua apoyan la invasión de Putin, hubo mucha polémica por la postura de Lula también. Pero al mismo tiempo también hubo presidentes de izquierda, como el caso de Boric en Chile, que condenaron a Rusia. ¿Cómo ve la reacción de la región en estos más de tres años de guerra?
-Yo no quiero hablar de América Latina en general porque tenemos diferentes países con diferentes posturas, gobiernos… Hay que trabajar con cada país en particular. Pero en general la mayoría de los países condenan la invasión de Rusia; si hablamos de Argentina, Uruguay, Chile, vemos que tienen gobiernos de diferentes tendencias políticas, pero en general apoyan a Ucrania. Si hablamos de Chile, se trata no solo del presidente, sino sobre la política de estado que quiere apoyar el derecho internacional, que apoya la Justicia, y eso para ellos es lo principal. Para nosotros es muy importante todo el apoyo en las organizaciones internacionales, sobre todo en la ONU, pero también buscamos resultados y apoyo práctico. Siempre buscamos ayuda militar para poder defendernos; como decimos siempre, la democracia ucraniana tiene que ser muy bien protegida y defendida. Es difícil explicar a los países de América Latina por qué necesitamos armas; no queremos militarizarnos, solo queremos defendernos. En ese sentido no obtenemos el apoyo de los países de América Latina, tenemos más apoyo en organismos internacionales. Por ejemplo, el año pasado Argentina se unió a la coalición para la devolución de los niños ucranianos que fueron deportados a Rusia. Es un paso también muy significativo para nosotros. Países como Chile, Guatemala y Costa Rica también forman parte de esa coalición. Pero al mismo tiempo vemos también que los países de la región no sancionan a Rusia, pero como los países tienen sus propios intereses económicos, lo entendemos claramente. No podemos pensar solo en nuestro propio interés; si hablamos de principios y valores, hay que buscar otros caminos para lograr la justicia y la paz en todo el mundo. También para nosotros es muy importante el apoyo en otros ámbitos; hemos escuchado declaraciones de países que pueden ayudar en el proceso de desminado, con iniciativas humanitarias… Todo eso es muy importante para nosotros y creo que, en particular, Argentina tiene una imagen bastante positiva en el contexto de apoyo a Ucrania y nosotros buscamos las vías para ampliar la ayuda.

-Durante la entrevista también te referiste al concepto de democracia. Vos este año publicaste un artículo en el que explicabas por qué no puede haber elecciones en Ucrania después de que Zelensky recibiera algunas críticas. ¿Después de tres años de guerra cómo está la situación interna en el país y cómo lo ve la gente al presidente?
-El presidente Zelensky tiene un nivel bastante alto de apoyo de los ucranianos. Sobre todo después de la situación en la Casa Blanca. El nivel de su apoyo aumentó aún más, y ahora tiene más del 60% del apoyo de la población ucraniana. Si hablamos sobre las elecciones, los sondeos sociológicos muestran que la mayoría de la gente está en contra de celebrar unas elecciones porque entendemos todos los obstáculos que tenemos en ese sentido y para mí un hecho muy importante es que todas las fuerzas políticas ucranianas representadas en el Parlamento firmaron un memorándum de consideración que están en contra de celebrar elecciones. Las elecciones deben celebrarse seis meses después del fin de la guerra y de la ley marcial. También hay más de 400 organizaciones no gubernamentales y diferentes fundaciones que firmaron una declaración que, como sociedad civil, están en contra de la celebración de elecciones en este momento. Todo eso demuestra que la sociedad está muy unida y muy consciente. No hay debates políticos sobre cambiar nuestro gobierno y acabar con todo. Entendemos muy claramente los desafíos que tenemos, quién es nuestro enemigo, y sí vemos muchas manipulaciones a nivel internacional que dicen que Zelensky es un dictador, que Ucrania poco a poco se está convirtiendo en una dictadura, pero eso es una locura total. Porque, por ejemplo, si comparamos el proceso de elecciones de Ucrania, Rusia y Bielorrusia, vemos que Ucrania tiene una tradición democrática. Cada cinco años elegimos a un presidente y no podemos decir lo mismo sobre Rusia y Bielorrusia, que tienen al mismo hace más de dos décadas.
-En las últimas semanas hemos visto que Rusia se adjudica haber conquistado o tomado el control de algunas regiones ucranianos, pero inmediatamente Kiev sale a desmentirlo. ¿Cómo está hoy la situación en el campo de batalla? ¿Rusia está avanzando o está contenida?
-En general Rusia sigue avanzando, no para sus operaciones… Muy a menudo declaran que capturaron algún asentamiento, pero puede no ser así. Primero lo dicen, pero después puede pasar o no. La línea del frente está muy activa ahora. Tenemos enfrentamientos constantes, y en general la situación es bastante complicada porque Ucrania no tiene tantos recursos como los de Rusia.
-Para terminar, ¿pensas que Putin en algún momento va a ser condenado por los crímenes de guerra en Ucrania? ¿Y cómo va a ser recordado en el futuro?
-Para mí Putin es una cara de todo Rusia. Nosotros tenemos documentados más de 161.000 crímenes de guerra cometidos por los rusos. Tenemos una sociedad rusa que está callada, no solo en Rusia, sino en el mundo. Tenemos varios familiares, conocidos en Rusia… Cuando al principio de la invasión empezamos a llamarlos para contarles todo lo que estaba pasando, nos decían “Rusia quiere salvarlos porque en Ucrania todos son neonazis”. Es una generación que creció en esa burbuja informativa creada por la propaganda rusa, que ve a Ucrania como un enemigo. Y eso será así por mucho tiempo. Creo que los rusos en general tienen que sentir esa responsabilidad conjunta. Hay que tener en cuenta que tenemos una nación, una generación militarizada que fue educada en esas metodologías propagandísticas. Por eso yo creo que no buscan la paz. Nosotros en Ucrania estamos convencidos que vamos a enfrentar otra invasión en cinco o diez años porque entendemos muy claramente que esa gente no busca la paz con Ucrania, y por eso necesitamos las garantías de seguridad en un eventual acuerdo de paz.
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