
Los principales contendientes en las próximas elecciones de Alemania presentaron sus programas, exponiendo visiones contrastantes sobre cómo revitalizar la mayor economía de Europa y abordar otros temas como la migración.
El canciller Olaf Scholz, socialdemócrata de centroizquierda, buscará un segundo mandato en las elecciones parlamentarias previstas para el 23 de febrero, más de tres meses después de que su impopular coalición tripartita colapsara en una disputa sobre cómo revivir la estancada economía. Espera una victoria de remontada contra el retador de centroderecha, Friedrich Merz, cuyo bloque Unión lidera todas las encuestas recientes.
También aspiran al máximo cargo el vicecanciller Robert Habeck de los Verdes ecologistas, el último miembro de la coalición de Scholz, y Alice Weidel, del ultraderechista Alternativa para Alemania, que tiene un fuerte apoyo en las encuestas, pero carece de posibilidades realistas de gobernar porque otros partidos se niegan a trabajar con él.
Los socialdemócratas, Unión y los Verdes esperan implementar tanto como puedan sus programas presentados el martes, pero es casi seguro que cualquier nuevo gobierno será una coalición y requerirá amplios compromisos.
Es la economía

Unión promete recortes fiscales para personas y empresas y quiere elevar el nivel en el que el más alto impuesto sobre la renta, de 42%, comienza a aplicarse. Quiere que trabajar horas extras resulte más atractivo financieramente. También desea abolir un impuesto que antes pagaba todo el mundo para financiar los costos de integrar a la antigua Alemania Oriental, que actualmente pagan solo quienes obtienen los mayores ingresos. Espera liberar dinero al reformar el sistema de prestaciones para las personas que han estado desempleadas por mucho tiempo y al lograr que más personas obtengan empleo. También quiere reducir la tasa del impuesto al valor agregado en las comidas fuera de casa.
Los socialdemócratas de Scholz prometen una carga fiscal más baja para 95% de los contribuyentes. Quieren reducir el impuesto al valor agregado en los alimentos. Los socialdemócratas y los Verdes desean aumentar el salario mínimo nacional, que será de 12,82 euros (13,47 dólares) por hora el día de las elecciones, a 15 euros, retomando un tema sobre el cual ambos partidos hicieron campaña en 2021. El partido de Scholz quiere un “bono para los productos hechos en Alemania” para fomentar la inversión en nuevas plantas y equipos. También desea establecer un “fondo de Alemania” para invertir dinero público y privado en redes energéticas, empresas innovadoras y construcción de nuevas viviendas. Los Verdes proponen algo similar para financiar el gasto en infraestructura y quieren que los “súper ricos” hagan una mayor contribución, por ejemplo, para ayudar a financiar la educación. Todos los contendientes tienen propuestas para reducir los precios de la electricidad.

En cuanto al crédito, los socialdemócratas y los Verdes quieren reformar las restricciones autoimpuestas de Alemania sobre el endeudamiento —el “freno de deuda”, introducido hace más de una década, que permite obtener nuevos préstamos solo hasta 0,35% del producto interno bruto anual, aunque ese límite puede suspenderse por emergencias que están fuera del control del estado. Los dos partidos de centroizquierda, que no han dicho exactamente cómo lo modificarían, argumentan que se ha convertido en una barrera para la inversión.
El “freno de deuda” tuvo una función en el colapso de la coalición de Scholz en noviembre. Los antiguos socios de coalición del canciller, los Demócratas Libres proempresariales, insistieron en mantenerlo estrictamente. Unión quiere aferrarse a él, argumentando que ya ha demostrado su flexibilidad en tiempos de crisis y evita que Alemania cargue a las futuras generaciones con deudas. Pero Merz ha señalado que podría estar abierto a una futura reforma.
(Con información de AP)
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