
La deserción está afectando gravemente al ejército ucraniano, privándolo de la mano de obra crítica que necesita para enfrentar a Rusia en momentos clave. Según varios soldados, abogados y funcionarios, decenas de miles de efectivos ucranianos se han alejado de sus puestos en la primera línea, exacerbando las vulnerabilidades defensivas y acelerando la pérdida de territorio.
Algunos soldados se dan de baja por razones médicas y nunca regresan, abandonando el servicio por la desesperación y el desgaste psicológico. Otros chocan con los mandos y se niegan a cumplir las órdenes, a veces en medio de tiroteos.
La deserción está afectando especialmente a las unidades de combate, lo que ha dejado expuestas las líneas defensivas y ha contribuido a la caída de ciudades clave como Vuhledar.
“Este problema es crítico”, afirma Oleksandr Kovalenko, analista militar afincado en Kiev. “Este es el tercer año de guerra, y este problema no hará más que crecer”.

Testimonios desgarradores de desertores ucranianos
Varios desertores ucranianos han compartido sus historias en entrevistas, mostrando un panorama de culpa, rabia y desesperanza ante la dirección del esfuerzo bélico y la imposibilidad de ganar la guerra.
Serhii Hnezdilov, tras cinco años de servicio, expresó que no veía ninguna esperanza de ser desmovilizado, a pesar de las promesas del gobierno. “Si no hay un plazo final (para el servicio militar), se convierte en una prisión: psicológicamente se hace difícil encontrar razones para defender este país”, comentó.
En palabras de Hnezdilov, uno de los pocos soldados que ha hablado públicamente sobre su decisión de desertar, “callar ante un problema tan grave sólo perjudica a nuestro país”. Hnezdilov fue acusado poco después de la entrevista que ofreció a AP en septiembre.

Otro desertor, quien dejó su unidad de infantería para someterse a una operación, relató que al finalizar su permiso no pudo reunir el valor de regresar al frente. Este soldado confesó que aún sufre pesadillas por la pérdida de sus compañeros.
“La mejor manera de explicarlo es imaginar que estás sentado bajo fuego enemigo y que, desde su lado (el ruso), son 50 proyectiles los que vienen hacia ti, mientras que desde nuestro lado, es sólo uno. Entonces ves cómo destrozan a tus amigos y te das cuenta de que en cualquier momento te puede pasar a ti”, relató el desertor.
En un testimonio desgarrador, añadió: “Mientras tanto, unos tipos (soldados ucranianos) a 10 kilómetros de distancia te ordenan por radio: ‘Vamos, prepárense. Todo saldrá bien’”.

Problemas en la gestión militar y la crisis de movilización
La creciente deserción pone de manifiesto los problemas en la gestión de la guerra por parte del gobierno de Kiev y la ineptitud de su campaña de movilización, que ha sido ampliamente criticada.
Este fenómeno se produce además en un contexto en el que Estados Unidos ha instado a Ucrania a aumentar el reclutamiento de tropas, sugiriendo incluso permitir el alistamiento de jóvenes a partir de los 18 años.
Desde el inicio de la invasión rusa, más de 100.000 soldados ucranianos han sido acusados de deserción. Una gran parte de estos desertores se ha producido en el último año, coincidiendo con la implementación de una controvertida campaña de movilización.
Algunos expertos estiman que la cifra real podría ser mucho mayor, llegando hasta los 200.000 soldados que abandonaron sus puestos. Esta cantidad resulta alarmante, especialmente si se tiene en cuenta que antes de la campaña de movilización, se calculaba que había unos 300.000 soldados ucranianos en combate.

La pérdida de Vuhledar y el impacto de la deserción
En octubre, el ejército ucraniano perdió Vuhledar, una ciudad estratégica que defendía desde hacía dos años, en gran parte debido a la deserción de unidades clave. Este fenómeno, que se intensificó en las semanas previas, dejó las líneas de defensa expuestas y vulnerables.
A medida que avanzaban las tropas rusas, los refuerzos enviados también abandonaron sus posiciones, lo que facilitó la caída de la ciudad. Un oficial de la 72ª Brigada explicó que, debido a la deserción, las unidades restantes no estaban al tanto de que no había soldados para cubrir sus flancos, lo que resultó en aún más bajas.
“Lo principal es que abandonan las posiciones de combate durante las hostilidades y sus compañeros mueren por ello. Tuvimos varias situaciones en las que unidades huyeron, pequeñas o grandes. Expusieron sus flancos, y el enemigo llegó a estos flancos y mató a sus hermanos de armas, porque los que estaban en las posiciones no sabían que no había nadie más alrededor”, dijo el oficial.

En los últimos días antes de la caída, la 72ª Brigada se encontraba sobrecargada, con solo un batallón de línea y dos batallones de fusileros manteniendo la ciudad.
Los líderes militares comenzaron a retirar tropas de la brigada para reforzar los flancos, pero la falta de personal era evidente: cada compañía debería haber tenido 120 hombres, pero algunas no llegaban ni a los 10 debido a muertos, heridos y deserciones. Aproximadamente el 20% de los soldados ausentes en esas compañías habían abandonado sin permiso.
El dilema de la deserción
Algunos comandantes y fiscales optan por no presentar cargos contra los desertores, a menos que no logren convencerlos de regresar. En muchos casos, los desertores retornan temporalmente, pero terminan abandonando nuevamente.
Una vez que se les acusa, defender a los soldados se vuelve complicado, según dos abogados especializados, quienes argumentan que se debe considerar el estado psicológico de los soldados al momento de su deserción.
“La gente no puede soportar psicológicamente la situación en la que se encuentra, y no se les brinda la ayuda necesaria”, señaló la abogada Tetyana Ivanova.
Sin embargo, los abogados advierten que absolver a los soldados por motivos psicológicos crea un precedente peligroso. “Si se justifica por razones psicológicas, casi todos los soldados podrían tener una excusa para marcharse, ya que casi no queda personal sano en la infantería”, añadió uno de los abogados.
(Con información de AP)
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