
Rusia busca deliberadamente sustituir la identidad nacional ucraniana de más de un millón de niños de los territorios ocupados por Rusia, según revela un análisis de los libros de texto escolares públicamente disponibles y las políticas educativas estatales.
“Desde 2014, Rusia ha creado un modelo de eliminación de la identidad ucraniana a través de su sistema educativo en Crimea. Ahora está aplicando activamente las mismas medidas en los nuevos territorios ocupados de Ucrania”, dijo a EFE Anastasia Vorobiova, analista del Centro de Educación Cívica “Almenda”.
Rusia tiene como objetivo destruir cualquier vínculo de la población local de allí con el resto de Ucrania e imponerles la identidad cívica rusa. Los niños también están sujetos a una militarización rampante.
“Se les prepara para el servicio militar en el ejército ruso, estar dispuestos a luchar y morir por Rusia”, subraya Vorobiova, y señala que la instrumentalización de la educación por parte de Rusia la convierte en un arma más en la lucha contra Ucrania.
Un reciente análisis detallado de los libros de texto rusos utilizados en los territorios ocupados, realizado por “Almenda” y el Centro Regional de Derechos Humanos, identificó una serie de “grandes narrativas” destinadas a influir en los niños ucranianos.

Los libros de texto presentan sistemáticamente a Ucrania como parte de Rusia y niegan su soberanía. Los ucranianos que lucharon por la independencia de su nación a lo largo de la historia son retratados como “traidores”.
“Un nuevo libro de texto de historia, del que es coautor Vladímir Medinski, (asesor del presidente ruso, Vladímir Putin), afirma que Ucrania es un Estado ultranacionalista, que los ucranianos fueron inventados por Austria-Hungría, que se trata de un grupo étnico “artificial””, subraya Vorobiova.
Mientras tanto, las conquistas territoriales de Rusia y la asimilación de diversos pueblos se presentan bajo una luz positiva.
En los territorios ocupados, a los alumnos se les enseña ahora exclusivamente en ruso, mientras que a los padres se les disuade activamente de dejar que sus hijos asistan a clases formalmente disponibles de ucraniano.
“Esos padres corren el riesgo de ser considerados “desleales””, afirma Vorobiova.
Algunos alumnos acuden a las escuelas gestionadas por los rusos para conectarse más tarde durante el día a las clases en línea en sus colegios ucranianos.

No obstante, estas familias se enfrentan a graves amenazas, explica a EFE la directora de una de estas escuelas, quien desea permanecer en el anonimato para garantizar la seguridad de sus alumnos.
A los estudiantes se les “obliga a amar a Rusia”, lo que resulta especialmente cínico dada la destrucción que el ejército invasor ha llevado a sus hogares, afirma.
La capacidad de los niños, especialmente de los más pequeños, para resistirse a estas narrativas es limitada en un entorno donde cualquier opinión “proucraniana” no puede circular libremente y donde expresarlas puede llevar a perder el trabajo, la propiedad o la libertad.
Las consecuencias de esta política pueden ser catastróficas, dice Vorobiova, que advierte del fuerte impacto psicológico de la propaganda, especialmente en los niños.
En zonas como Crimea ya está teniendo “consecuencias fatales”, comparte la analista.
Algunos de los jóvenes soldados del ejército ruso que murieron en combate tras el inicio de la invasión a gran escala tenían sólo 12 años cuando la península fue anexionada hace más de 9 años.

“Experimentaron plenamente la política de destrucción de la identidad ucraniana, la militarización y la asimilación por parte de la Federación Rusa”, afirma una investigación de “Almenda”.
Incluso sus muertes se convierten en una herramienta más de militarización, con docenas de placas conmemorativas colocadas en instituciones educativas y estudiantes más jóvenes a los que se les dice que deberían seguir sus pasos.
Al igual que con la deportación de niños ucranianos, Rusia actúa abiertamente, “orgullosa más que avergonzada” de su política, dice Vorobiova.
Según la analista, la convicción rusa de “que el Estado ucraniano no existe” contribuye a ello, así como la impunidad de sus acciones en Chechenia, Georgia y en Ucrania ya desde 2014.
La política de Rusia en relación con los niños constituye una violación del derecho internacional humanitario y presumiblemente también un crimen de guerra, subraya.
Vorobiova espera que las pruebas recopiladas por “Almenda” y sus socios de la “coalición Ucrania 5AM” de ONG ucranianas ayuden a llevar ante la justicia a los culpables de la destrucción de la identidad ucraniana y a crear un mecanismo eficaz para prevenir estos casos en el futuro.
(Con información de EFE)
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