
Christian Brueckner (44 años) cayó en manos de la justicia varios años después de que Madeleine McCann desapareciera de un hotel en la tranquila Praia da Luz, en el sur de Portugal, una ciudad turística elegida por muchos británicos cada verano. El 3 de mayo de 2007 por la noche, mientras sus padres cenaban con amigos a pocos metros, Maddie y sus dos hermanos dormían en su habitación. En un momento indeterminado de la noche, un intruso irrumpió en el cuarto y secuestró a la niña que por entonces estaba por cumplir 4 años. Nunca más se supo de ella.
Brueckner fue detenido por otras causas años después en Alemania. Una serie de hechos fortuitos llevaron a los investigadores a creer que además de los antecedentes por los cuales se lo seguían, el hombre podría ser el responsable del rapto de la pequeña niña que había ocupado titulares de diarios, canales de televisión y radios y revistas durante más de una década. Además de su amplio prontuario, el sospechoso vivió en la zona del Algarve portugués entre 1995 y 2007 y se encontraba cerca de la casa de vacaciones de Praia da Luz el día en que desapareció Madeleine.
Ahora, un libro revela detalles de su vida pasada, cuando aún no había comenzado su camino de crímenes y delitos contra menores. Jon Clarke acaba de publicar “My Search for Madeleine” (Mi búsqueda de Madeleine). Dedicó años al caso que no sólo conmovió a la opinión pública del Reino Unido, sino que atrajo a millones y millones de curiosos alrededor del mundo.

Tanto Brueckner como sus dos hermanos fueron blancos de constantes gritos y golpes con cinturón durante una infancia que fue tortuosa. Su madre adoptiva, Brigitte, era “brutalmente dominante” y buscaba una “disciplina estricta” para los niños. En tanto su padre, Fritz solía “azotarles adecuadamente en el trasero desnudo gritando: ‘¡Si lloras, habrá más!’”, de acuerdo a la reseña del libro hecha por el diario inglés The Times. Antes de recaer en lo que sería su familia definitiva, el hombre -que al momento de la desaparición de Madeleine tenía 30 años- vivió un largo tiempo en un orfanato.
Vecinos y gente cercana de Würzburg, en el centro de Alemania, dijeron al autor del libro que los padres adoptivos de Brueckner habían acogido a los tres hermanos sólo por el dinero que recibían del estado alemán. La madre biológica del principal sospechoso del caso “Maddie” y cuya identidad permanece desconocida “vivía encima de una taberna y se relacionaba con delincuentes locales”. La pesadilla de los niños no terminaba en los castigos físicos: sus padres adoptivos le recordaban continuamente que eran “hijos de un delincuente y una puta”.
La policía alemana que sigue los pasos de Brueckner comenzó a investigarlo por la desaparición de “Maddie” tras su condena en 2019 por la violación de una turista estadounidense en su chalet. Esto ocurrió en 2005 a tan solo unas pocas cuadras del apartamento de vacaciones que los McCann habían rentado en 2007. ¿Era el perfil del hombre que podría haber raptado a una niña y luego hacerla desaparecer?

Con un largo historial en delincuencia, el sospechoso decidió huir a Algarve para evitar la justicia alemana. Corría el año 1995 y el delito que se le imputaba era el de abuso de menores. En Portugal vivió tranquilo y sin ser buscado por las autoridades. Su primer juicio por un delito sexual fue en 1994, cuando tenía 17 años, cuando fue condenado en Baviera por abusar de un niño. Luego de eso logró escapar. El último caso relacionado con menores fue un proceso por tenencia de pornografía infantil en 2016.
Brueckner vivió y trabajó entre 1995 y 2007 en el sur de Portugal, donde habría cometido varios delitos, robos en hoteles y apartamentos y la violación de una anciana estadounidense hace 15 años. Se mudó en las semanas contemporáneas con la desaparición de McCann y volvió a Alemania, donde cometió crímenes vinculados con el narcotráfico.

Actualmente cumple condena por una violación cometida en 2005 en Portugal, cuya víctima fue una estadounidense de 72 años, a la que ató, pegó, agredió sexualmente y finalmente robó. No fue detenido y procesado hasta diez años después, a raíz de las pruebas de ADN realizadas en un cabello que se encontró en el lugar de los hechos. La desaparición de Madeleine, en 2007, se produjo en ese lapso de tiempo.
Pese a la esperanza de los padres de Maddie -Kate y Gerry McCann de 53 años- de que la niña está con vida, la fiscalía alemana cree que fue asesinada en Portugal pocas horas después de haber sido raptada. Mientras tanto, Brueckner asegura ser inocente. El tiempo y las pruebas determinarán la verdad.
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