
La devastadora explosión ocurrida el pasado 4 de agosto en Beirut sigue dejando consecuencias en la población libanesa. Médicos Sin Fronteras (MSF) denunció que en estos dos meses “la necesidad de apoyo a la salud mental de las personas ha aumentado considerablemente”.
“En los barrios afectados por la explosión, dos de cada tres pacientes que acuden a nuestras consultas de salud mental presentan síntomas relacionados con la ansiedad y la depresión; y más de la mitad citaron la explosión del 4 de agosto como la causa”, señaló la organización médica y humanitaria internacional por medio de un comunicado.
“Aunque a esta altura muchas personas han sido tratadas por sus heridas físicas y han asegurado sus necesidades básicas de vivienda, electricidad y agua, muchos siguen llorando por la noche o se sobresaltan ante el más mínimo sonido”, explicó la psicóloga Sara Tannouri.
Los síntomas citados por los pacientes libaneses incluyen ataques de pánico, insomnio, pérdida de apetito, olvido, falta de concentración, pérdida de interés y pensamientos negativos. Entre los niños, en tanto, se ha registrado un aumento de la agresión física y verbal, “y de mojar la cama”.

“Algunos niños ahora tienen responsabilidades más allá de su edad (...) Un niño tuvo que llamar a su padre para que viniera a rescatar a su madre que estaba atrapada bajo un muro caído”, comentó Tannouri.
Los especialistas también reportaron casos de jóvenes que se negaron a salir de su casa por temor a otro incidente similar.
Médicos Sin Fronteras recordó que, como los hospitales de Beirut se vieron rápidamente desbordados por las víctimas y los miles de heridos, “algunos de los heridos tuvieron que caminar durante horas para llegar a otros centros médicos, exponiéndose a la magnitud de los daños, a la vista de las personas atrapadas bajo los escombros y de las calles atestadas de muertos y heridos”.

La organización citó el caso de una mujer de 70 años, que perdió la vista después de ser golpeada por los escombros de la explosión. “Sigue diciendo que debería haber sido ella la que muriera en la explosión, en lugar de los jóvenes y mujeres que perdieron la vida”, contó Tannouri.
La psicóloga consideró que el aumento de personas que buscan atención de salud mental también está relacionado con el hecho de que ya no pueden contar con el apoyo de sus familiares y amigos: “En el pasado, en Beirut, la sociedad y las redes comunitarias (familia, amigos, vecinos) normalmente habrían sido el primer punto de apoyo informal para una persona con problemas. Actualmente, estas redes se ven igualmente afectadas, y las personas recurren a especialistas en salud mental”.
“Lo que la gente está pasando hoy, es una reacción normal a eventos anormales”, aseguró Tannouri. Y añadió: “Debemos empezar a vincular lo que está pasando en el país con el bienestar mental de las personas. Desde una perspectiva de salud mental, las personas necesitan un cierre antes de poder seguir adelante. Desafortunadamente, a menudo escuchamos de los pacientes que sienten que no existe un plan concreto para lidiar con las repercusiones del incidente y que las cosas continúan como si nada hubiera pasado. Esto es perjudicial ya que perpetúa sus sentimientos de desesperanza e impotencia”.

“La explosión en sí misma es un incidente traumático que genera sus propias consecuencias psicológicas agudas a corto plazo. Pero si no se tratan, podrían erosionar el bienestar psicológico de las personas a largo plazo”, concluyó la psicóloga de Médicos Sin Fronteras.
Las autoridades de El Líbano elevaron el martes pasado a más de 200 los muertos por las explosiones en el puerto de la capital, en el marco de unas investigaciones que llevan dos meses en marcha sin que se hayan anunciado resultados hasta la fecha.
El siniestro también dejó decenas de desaparecidos, miles de heridos, y a entre 200.000 y 250.000 personas sin casa.

El último informe publicado por el Gobierno en funciones que encabeza el primer ministro, Hassan Diab, ha señalado que 202 personas murieron en el incidente -respecto a las 195 del último balance-, mientras que nueve personas siguen desaparecidas -cinco sirios, tres libaneses y un egipcio-.
A pesar de que las autoridades aseguraron que publicarían un informe preliminar sobre lo sucedido en el plazo de una semana, por el momento no se han desvelado detalles de las investigaciones, a pesar de las protestas de la población exigiendo que se rindan cuentas.

Las investigaciones se han saldado hasta el momento con cerca de 20 detenidos, incluidos varios altos cargos de la autoridad del puerto de Beirut por su presunta responsabilidad en el almacenamiento y mantenimiento de las cerca de 2.500 toneladas de nitrato de amonio que estallaron en el lugar.
Además de las multitudinarias manifestaciones que se produjeron tras lo ocurrido exigiendo rendición de cuentas por parte del Gobierno, la comunidad internacional también solicitó transparencia en las investigaciones y cambios en el sistema político del país.
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