
Al regresar de varios años de exilio en 1874, Antonio López de Santa Anna con 80 años a sus espaldas regresó a México para vivir sus últimos años de vida en la Ciudad de México en el Centro Histórico de la capital. Sin dinero y con severos problemas de salud, el general vivió en el olvido y con el odio de una buena parte de los mexicanos.
De esa memoria solo queda una placa, pues en el edificio que se levanta en la actual calle de Bolívar no. 14, lugar donde murió, hay un restaurante.
Los constantes altibajos en los periodos presidenciales que gobernó Santa Anna terminaron colmando la paciencia de los políticos y ciudadanos mexicanos que veían en el Héroe de Tampico una cada vez más creciente ambición. Además, en 1853, su último periodo, el general decidió darse amplios poderes para llevar a cabo su medidas arbitrarias que ya no pudieron ser frenadas por Lucas Alamán, principal consejero y amigo de Santa Anna.
Por lo que el 1 de mayo de 1854 con el Plan de Ayutla decidieron dar fin a once periodos presidenciales del recién proclamado “Alteza Serenísima” para renovar la política en la nación.

Santa Anna decidió llevar a cabo un plebiscito para que la población decidiera si el presidente continuaba o no su periodo. A pesar de ganar el plebscito, huye de la ciudad ante el desánimo general. Se estableció por un breve periodo un triunvirato que fracasó ante la anexión de un tumulto de personas al Plan de Ayutla.
Fue despedido en Veracruz el 18 de agosto de 1854 y se exilió nuevamente. Trató de regresar en 1864, sin mucho éxito, durante el periodo convulso que representó la Segunda Intervención Francesa y en 1866 fue declarado Traidor a la Patria, cosa que lo molestó de sobremanera.
Al siguiente año trató de desembarcar en el puerto de Yucatán, por lo que fue puesto preso en Campeche y mandado a la cárcel de San Juan de Ulúa por el gobierno juarista. Tras una corte militar fue condenado al exilio durante 8 años en Nassau, Las Bahamas.
Pero el gobierno juarista se vio truncado con la muerte de Benito Juárez en 1872, por lo que en 1874 con Sebastián Lerdo de Tejada en el poder, un amigo cercano del excéntrico militar, pudo regresar al país y se estableció en la calle de Vergara, hoy de Bolívar. Claro que no fue un gran regreso pues no se reconoció su grado militar ni fueron regresadas sus posesiones ni riquezas.
Así, Antonio López de Santa Anna a pesar de la opulencia en la que vivió, dio su último respiro en la ciudad sin dinero pues tampoco se le restituyó su sueldo. Siempre rencoroso por los reconocimientos que creyó era merecedor y nunca le fueron atribuidos. La defensa del territorio nacional en numerosas ocasiones de extranjeros como los españoles, los franceses y los estadounidenses, muchas de ellas infructuosas.
En la casa de la calle de Vergara, el exmandatario estaba casi sordo y ciego por cataratas que no quiso operarse. Murió la noche del 20 al 21 de julio de 1876 por una diarrea crónica aguda.
En el lugar estuvo la placa que anunciaba este hecho. El tiempo siguió y la casa fue resguardada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por lo que varios de sus detalles quedaron intactos. Actualmente el lugar da residencia a una de las sucursales del restaurante El Bajío del Centro Histórico que abrió en 2019.
SEGUIR LEYENDO:
Más Noticias
La mujer que dobló al sistema y llevó el feminicidio a la SCJN para hacer justicia por su hija, que no se suicidó
La incansable lucha de Irinea Buendía hizo que las autoridades judiciales reconocieran la negligencia del caso de su hija Mariana Lima, pero además la gravedad del problema y las omisiones de las autoridades

David Alfaro Siqueiros en la prisión de Lecumberri: vida y obra del muralista en el “Palacio Negro”
El artista fue detenido acusado de disolución social y del intento de asesinato de Trotski. Esta es la historia poco conocida de su etapa como interno en una de las prisiones más duras en la historia

Qué es la meningitis, cuáles son sus síntomas y cómo tratarla
En algunos casos, esta enfermedad mejora sin tratamiento en algunas semanas, pero en otros pueden poner en riesgo la vida y requerir tratamiento con antibióticos de emergencia

Hermila Galindo: sufragista mexicana, activista feminista y primera candidata a diputada federal
La histórica activista feminista fue clave en la reforma al artículo 34 de la Constitución que permitió a las mujeres votar y ser votadas
