
Este 17 de enero cumplió 99 años uno de los expresidentes más polémicos de México. Se trata de Luis Echeverría Álvarez, quien gobernó del país de 1970 a 1976.
Este actor político es el exmandatario más longevo de la historia, pues ya superó a Porfirio Díaz, quien falleció a los 85 años (1830-1915) y a José López Portillo (1920-2004), su sucesor y que murió a los 84 años.
Nacido en la Ciudad de México en 1922, Echeverría Álvarez se licenció en derecho por la Escuela Nacional de Jurispudencia. En 1946 se incorporó a las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para desempeñarse como secretario particular de Rodolfo Sánchez Taboada, presidente de la organización política.
Antes de ocupar la silla presidencial, Echeverría Álvarez fue titular de la Secretaría de Gobernación, puesto que ocupó durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

El 2 de octubre de 1968, con la seguridad nacional a su cargo, tuvo lugar la masacre de los estudiantes concentrados pacíficamente en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México.
Oriana Fallacci, una periodista italiana que presenció los disparos en Tlatelolco, denunció el evento en la revista The Look:

En 1999, el historiador Enrique Krauze sostuvo una conversación con Echeverría Álvarez, en la cual el expresidente habló sobre sus acciones al frente de la Secretaría de Gobernación durante los eventos del 68.
“¡Fue una intervención mínima, un llamado a la reflexión y al diálogo, y la verdad el ejército lo maneja el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, que es el presidente”, señala una publicación de la revista Letras Libres.
El político mexicano también fue señalado como el responsable de una segunda represión estudiantil el 10 de junio de 1971, llamada “El Halconazo”. La cifra resultante de este evento fue de 17 muertos.
Estos hechos no quedaron en el olvido, pues luego de algunos años, Vicente Fox, expresidente por el Partido Acción Nacional (PAN), creó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMSPP).

En 2005, Luis Echeverría Álvarez fue acusado por delitos de lesa humanidad, particularmente por genocidio. Estos señalamientos incluían a la llamada “Guerra Sucia”, una campaña de represión de baja intensidad dirigida a frenar a los movimientos de oposición surgidos después de la masacre de 1968.
El proceso judicial lo vivió en arresto domiciliario y dos años más tarde fue exonerado de los cargos. El juez consideró que, si bien había elementos para asegurar que en Tlatelolco ocurrió un genocidio, no existían pruebas suficientes que inculparan directamente a Echeverría. El fallo fue ratificado por el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal en 2009.
Luego de ocupar la presidencia de México, la carrera de Luis Echeverría Álvarez no culminó, pues se mantuvo activo en la Administración Pública ocupando cargos como embajador ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en París hasta 1979. Así mismo, se desempeñó como representante diplomático itinerante en Australia y Nueva Zelanda.
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