
El capitán José Martínez Crespo se convirtió el día de hoy en el primer militar detenido en relación con el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos hace 6 años en Iguala, Guerrero. Esto ocurre después de que el pasado 26 de septiembre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que ya se habían girado órdenes de aprehensión en contra de autoridades militares.
El capitán Crespo, como se le identificó por Sidronio Casarrubias al supuestamente vincularlo con la organización criminal Guerreros Unidos, se encuentra recluido en la prisión del Campo Militar 1-A, según información de la revista Proceso. Es el testimonio de Sidronio, partícipe del grupo delictivo ya mencionado, uno de los hechos que colocan a Martínez Crespo como una figura relevante en la desaparición forzada de los 43 normalistas.
Aunque no se ha emitido ningún comunicado oficial por parte de la Policía Judicial Federal Militar acerca de los delitos que se le imputan al militar retirado, fuentes de Proceso y Sin Embargo enlistan crímenes como delincuencia organizada, homicidio y desaparición forzada.
Por pertenecer a las fuerzas armadas, el proceso judicial de José Martínez Crespo se llevará a cabo por autoridades militares. Sin embargo, por tratarse de violaciones a los derechos humanos, la justicia civil podría llegar a atraer el caso.
El capitán segundo de infantería, José Martínez Crespo, fue uno de los mandos del 27 Batallón de Infantería que estuvo presente la noche del 23 y la madrugada del 24 de septiembre del 2014, cuando fueron atacados los camiones al interior de los cuales se transportaban los 43 estudiantes desaparecidos de la escuela Normal “Raúl Isidro Burgos”.
Martínez Crespo es uno de los tres militares señalados por las madres y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa por haber estado activos en el lugar y el momento de su desaparición. Los otros dos personajes son el teniente Joel Gálvez y el soldado Eduardo Mota. Los tres son elementos pertenecientes al 27 Batallón de Infantería.
Al capitán Crespo se le tiene ubicado en dos lugares diferentes de Iguala en aquella noche: el hospital Cristina, donde estaban resguardados algunos de los normalistas que sobrevivieron al ataque, y también en la comandancia de Iguala en compañía de otros 12 militares del batallón en cuestión. En esta segunda locación, la periodista Anabel Hernández junto a Seve Fisher reportaron que el mando militar habló con el juez de barandilla Ulises Bernabé García por supuestas pesquisas en torno a una “motoneta blanca” que intentaban ubicar.
Anabel Hernández, para el medio DW, relató la manera en que pudo conseguir los primeros testimonios que le permitieron ubicar a José Martínez Crespo como uno de los personajes involucrados en la desaparición de los 43 normalistas. Ella hace este recuento en memoria de Pablo Morrugares, el periodista guerrerense asesinado el pasado 2 de agosto. Anabel relata que fue gracias a él que se confirmó la plática del capitán con el juez de barandilla.
Según recupera Anabel, Pablo vivía cerca de la calle Juan N Alvarez, en la cual ocurrió el último de los ataques armados de aquella noche en contra de los estudiantes de Ayotzinapa. Desde un supermercado cercano, el periodista fue testigo de cómo, tras la balacera, dos uniformados descendieron de vehículos militares y se acercaron a los cuerpos de Daniel y Julio César. Ambos fueron alcanzados por las balas de personas con prendas civiles y apariencia militar que atacaron a los estudiantes. Sin embargo, los militares que se aproximaron a los cuerpos no les dieron auxilio, sino que les apuntaron con el rifle y patearon para comprobar si seguían vivos. Cuando observaron que no reaccionaban, los militares abordaron el automóvil y se retiraron.
Pablo Morrugares se encontraba bajo amenaza desde el 2015 por sus trabajos de investigación en torno a organizaciones criminales de Guerrero. Por esta razón, el periodista estaba incorporado al Mecanismo de Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas. Sin embargo, no sobrevivió a los 55 disparos dirigidos en contra de él y su escolta. El asesinato de Pablo Morrugares ocurre aproximadamente tres meses antes de la detención de José Martínez Crespo.
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