
La mitad de los recolectores de basura en la Ciudad de México no cuentan con un contrato ni un salario: de las 24,000 personas que trabajan en el servicio público de limpieza, el 41.6%, o 10,000, son “trabajadores voluntarios”.
La Maestra Tania Espinoza Sánchez, coordinadora para América Latina del Programa de Derecho de WIEGO (Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando), afirmó que los “trabajadores voluntarios”, al no tener un contrato, no tienen seguridad social y sólo reciben dinero de las propinas y la venta de materiales reciclables.
El nombre “voluntario” por parte del gobierno es para “negar la relación laboral que existe con ellos, señalando que ellos están ahí unilateralmente, por su voluntad, sin que el gobierno les llame, ni les necesite”, señaló durante el diálogo Trabajo informal y la crisis del COVID-19, organizado por el Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Sin embargo, también especificó que en caso de que los “trabajadores voluntarios” no hicieran su trabajo, el gobierno sí tendría que contratar a otros trabajadores.

Entre sus labores están el empujar los carritos de basura, recoger la basura de las puertas de las casas, barrer manualmente las calles, y recibir los botes de basura para vaciarlos en los camiones de recolección.
Espinoza Sánchez mencionó que la negación por parte del gobierno tiene consecuencias negativas e invisibiliza a los trabajadores porque no existe un presupuesto destinado para ellos: todas las herramientas de trabajo y uniformes tienen que ser conseguidos por ellos mismos.
La Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM) reconoció la violación del derecho al trabajo de los “trabajadores voluntarios” y emitió la Recomendación 7/2016, donde afirma la necesidad de terminar con el uso de mano de obra gratuita.
La Recomendación 7/2016 de la CDHCM también dicta que se deben garantizar las condiciones de seguridad e higiene, además de proporcionar las herramientas de trabajo apropiadas y realizar un censo para saber quiénes son los trabajadores.

Espinoza Sánchez, quien también coordina el proyecto Ciudades Focales de WIEGO en la Ciudad de México, informó que la organización inició la campaña Los Rifados de la Basura con el objetivo de pedir al gobierno de la capital que se cumpla la recomendación de la CDHCM.
“Sobre todo porque en estos momentos los riesgos de trabajo a los que se exponen los trabajadores voluntarios de limpia son mucho más grandes, porque se pueden contagiar de COVID-19 y morir”, dijo.
La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México difundió un comunicado donde indicó cuáles son las herramientas que los “trabajadores voluntarios” deben utilizar para evitar contagiarse, pero no las proporcionó.
La coordinadora para América Latina del Programa de Derecho de WIEGO afirmó que se ha visto en las noticias que son algunas las alcaldías que están proporcionando las herramientas.

Espinosa Sánchez también mencionó que no solamente el gobierno tiene obligaciones por cumplir: con Los Rifados de la Basura se hace un llamado a que la población cumpla con la Norma 024, la cual habla sobre la separación de residuos, que ha sido deficiente.
Explicó que los trabajadores, para la venta de los materiales reciclables, de lo cual dependen económicamente, abren todas las bolsas que les son entregadas.
“Si uno les entregara los materiales reciclables en una bolsa separada, contribuiríamos a dignificar su labor, porque así no tendrían que hurgar entre los residuos para encontrar esos materiales reciclables; y por otro lado, en estos momentos de pandemia, es importantísimo entregar los materiales o los residuos sanitarios en una bolsa aparte, marcada y rociada con agua clorada”, enfatizó.

También reconoció que el gobierno de la Ciudad de México no ha realizado ninguna campaña de comunicación masiva para informar a la población que la separación de residuos es “indispensable para proteger la salud de los trabajadores del servicio público de limpieza”.
Al final del diálogo, la egresada de la Universidad Iberoamericana pidió a la población a ser “generosos” con las propinas debido a que es parte fundamental del ingreso de los “trabajadores voluntarios”, además de que, si se puede donar, se haga en especie a los trabajadores de limpieza con guantes (no de látex), cubrebocas, gel antibacterial o cloro, y jabón.
“Estamos en deuda con estos trabajadores, el gobierno por supuesto desde hace décadas, por utilizar su mano de obra gratuita, por explotarles, por no garantizarles sus derechos. Pero es un hecho que también lo estamos como sociedad, por no reconocerles, por no reconocer la labor esencial que hacen, por no estar al tanto de sus condiciones de trabajo y exigir una rendición de cuentas al gobierno”, finalizó.
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