
Como “masoquistas” calificó el presidente Andrés Manuel López Obrador a aquellas personas que consideran que la situación de México estaba mejor en administraciones pasadas con las políticas neoliberales.
“Todavía hay quienes dicen estábamos mejor antes, sólo que fueran masoquistas”, criticó el mandatario tras recorrer el Hospital Rural de El Fuerte, en Sinaloa.
Aseguró que, siguiendo una política de privatización de la educación, sexenios pasados rechazaban a más de 300 mil jóvenes de universidades públicas lo que los dejaba sin oportunidad de acceder a una educación de nivel superior.
“Imagínense la irresponsabilidad, ¿qué no es mejor tener a los jóvenes estudiando que tenerlos en la calle? Imagínense el daño que causaron y todavía quienes dicen: ‘No, estaba mejor antes’. Sólo que sean masoquistas”.
Y abundó: “todo este periodo de política neoliberal era dejar al mercado toda la educación como si fuera la mercancía. De dónde saca la mayoría de la gente para pagar una colegiatura, por muy baja”.

En el mitin, en el que estuvo acompañado por el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, dijo que su administración está abriendo escuelas de medicina para resolver la falta de médicos en las unidades de salud del país.
López Obrador indicó que inmediatamente que llegó a la presidencia y como había prometido, inició una política de austeridad y ordenó que se pusiera en venta el avión presidencial, el cual dijo costó a los mexicanos 7 mil millones de pesos.
“¡Cómo creen que yo me iba a subir a ese avión! Es ofender al pueblo de México. El presupuesto de ese avión representaría 27 años del presupuesto que tiene El Fuerte (hospital)”.
En este sentido, el jefe del ejecutivo federal pidió comprensión a la población cuando acude a visitar comunidades y le piden que se baje, y no lo puede hacer puesto que viaja por avión comercial.
“La gente quiere vernos y me pide que yo me baje: ’Bájese, bájese’. Y no es por faltar al respeto, yo tengo mucho amor por el pueblo, pero si me voy bajando no llego, no llegaría aquí a El Fuerte”, dijo.

En marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador decretó el fin de la época neoliberal, una pesadilla que padeció el país durante 36 años: Quedan abolidos el modelo neoliberal y su política de pillaje antipopular y entreguista.
“Declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política o modelo neoliberal con su política económica de pillaje, antipopular entreguista, quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política de pillaje antipopular y entreguista”, dijo durante la clausura del Foro Nacional de Desarrollo.
En ese discurso delineó 11 ejes que regirán en su gobierno y serán los criterios fundamentales del nuevo Plan Nacional de Desarrollo: “Ahora tenemos la responsabilidad de construir una nueva política posneoliberal y convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, ordenamiento político y convivencia entre sectores sociales”.
En su arenga contra el viejo régimen López Obrador definió como una de las máximas de su gobierno que el mercado no sustituye al Estado. “Esa fue una patraña para imponer la política neoliberal, un sofisma. En ningún país del mundo el Estado se puede dividir, ni en China ni en Estados Unidos, sólo a estos despistados tecnócratas se les ocurrió que no hacía falta, y sólo lo usaron para rescatar al sistema financiero con el Fobaproa”, fustigó.

“Nunca pensaron que el Estado tiene como función principal conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo para la gente. En esta lógica, señaló que otro concepto asociado es la promoción de una economía para el bienestar, es decir, pensar que haya crecimiento de la economía, pero también distribución de la riqueza y del ingreso. Eso es en esencia el desarrollo, no sólo quedarse en aumentar los niveles de desarrollo económico”, abundó.
López Obrador aseguró que sus antecesores vinculados al neoliberalismo ya no le dieron relevancia a la planeación porque se guiaron con las recetas que enviaban desde el extranjero.
Bajo la nueva administración es preciso demostrar que la modernidad puede ser forjada desde abajo y sin excluir a nadie, pues el desarrollo no tiene que ser contrario a la justicia social, concluyó.
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