Juan Pablo Sorín fue uno de los tantos futbolistas que vistieron la camiseta de la Selección que no pudieron darle a la Albiceleste un título. Sus dos subcampeonatos en la Copa América del 2004 y la Copa Confederaciones del 2005 fueron los torneos en los que más cerca estuvo de la gloria. También fue una pieza clave en el equipo de Marcelo Bielsa que regresó de forma prematura en el Mundial del 2002 y llevó la cinta de capitán en la Copa del Mundo del 2006, cuando José Pekerman era el entrenador y la dolorosa eliminación por penales ante Alemania le quitó el sueño.
El ex lateral nunca pudo repetir lo que había logrado en su etapa como juvenil en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata (1995) y el Mundial Sub 20 de Qatar (también en 1995). Alguna vez, en diálogo con Infobae reveló la depresión que había sentido luego de la frustración en el certamen que organizaron conjuntamente Corea y Japón a comienzos del Siglo XXI. “Fue durísimo. Fue el vestuario más triste que me tocó vivir. Me dejó una cicatriz para toda la vida”, había dicho en su momento junto a una frase que marcó el sentimiento colectivo: “En esa época pasé una depresión muy grande. Era un contexto muy duro de la Argentina y le queríamos dar una alegría a la gente”.
Hoy la situación es otra. El ex lateral siempre siguió ligado sentimentalmente a la Albiceleste. En su nueva faceta como comunicador social, ha estado presente en todos los representativos nacionales que van más allá del fútbol. Por lo tanto, cuando observó a Lionel Messi levantar la Copa América en el mítico Maracaná, Juampi publicó en sus redes sociales la promesa que tuvo que cumplir.
Aquella barba que había marcado su nueva apariencia es parte del pasado. A través de su cuenta oficial de Twitter, Sorín mostró la conversación que mantuvo con su hija Betta: “Me estoy viendo la barba por última vez”, le dijo el ex futbolista cuando vio a su hija sorprendida por lo que hacía su padre. Luego continuó con los posteos en los que remarcó: “Ya está. Se fueron barba y bigote y entró cara de titular y renovamos el equipo. Gracias muchachos. Argentina campeón”.
Como si se tratara de una broma del destino, el histórico lateral de la Selección concluyó su carrera en Brasil, donde nació su hija. Por lo tanto, cada vez que se disputa un campeonato internacional, la pasión trasciende las fronteras. “Ella tiene doble nacionalidad, pero está claro que siempre hincha por Argentina. En el Mundial del 2014 se vio todos los partidos en los estadios y fue alucinante compartirlo con ella. Fue hermoso, pero también fue duro el llanto de la final con Alemania”, había recordado el Juampi en la entrevista que le había dado a Infobae. Hace pocos días se tomó revancha. Y lo festejó con la afeitadora.

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