Nueva Esperanza, el hallazgo arqueológico más grande de Cundinamarca que sigue bajo la lupa de los expertos

Tras indagar en aspectos que van desde la espiritualidad, pasando por la economía, hoy los científicos continúan en la tarea de resolver nuevas preguntas que se cuecen en torno a la población indígena que habitó esta región desde el año 400 a.C al 1600 d.C

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Excavaciones arqueológicas en el sitio
Excavaciones arqueológicas en el sitio Nueva Esperanza, sector TCE. Foto: Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. Rectoría Bogotá Presencial - Museo Arqueológico Nueva Esperanza MANE.

Hace unos años, muy cerca al Salto del Tequendama, al sur de Soacha, en lo que es identificado por los arqueólogos como una terraza (un lugar plano por naturaleza geográfica), fue identificada una de las aldeas indígenas más grandes: la comunidad de Nueva Esperanza.

Los hechos se presentaron cuando, por la necesidad de construir una subestación eléctrica, los arqueólogos notaron que bajo la superficie se escondían los restos de casas, tumbas, miles de objetos y de lugares sagrados de una de las sociedades que más tiempo permaneció asentada en dicho territorio (del 400 a.C al 1600 d.C) y una de las más antiguas hasta ahora identificas.

Pero si bien en su momento comenzó a realizarse el análisis de este poblado de unas 14 hectáreas, también se encontraron, en la última etapa de investigación, en el sector denominado TCE, cerca de 16 toneladas de material arqueológico –entre restos óseos, vasijas, piezas en oro y material lítico– que despertaron dudas en torno a las forma en la que esta comunidad habitó esta región y que aún continúan bajo la lupa de los expertos, urgidos por hallar respuestas y reconstruir el pasado.

De los habitantes de Nueva Esperanza se sabe que eran agricultores y artesanos. Se dedicaban a la producción de mantas de algodón que posteriormente intercambiaban con otras poblaciones de la región y de zonas muy alejadas del departamento de Cundinamarca (comunidades del Cauca, Magdalena Medio, la zona Tayrona, Los Santanderes, los Llanos Orientales, entre otros) para obtener materias primas y alimentos que no se conseguían en la Sabana de Bogotá.

Esto indica que no eran comunidades aisladas y, quizás, el mismo intercambio de productos les permitió, también, adquirir conocimientos y formas de interpretar el mundo. De ahí que no resulte extraño para los arqueólogos el haber hallado un poblado con cimientos de antiguas construcciones, que en un principio eran circulares para después pasar a ser rectangulares y muy similares a las malocas amazónicas.

En ese mismo sentido, cuentan los expertos, hoy las evidencias arqueológicas también dan cuenta del rol de las mujeres a lo largo de casi dos mil años, pues si bien durante el periodo inicial (periodo Herrera del 400 a. C. al 200 d. C.) era más preponderante, al final, hacia el periodo muisca tardío (1000 -1600) las imágenes femeninas se encuentran en menos cantidad.

Nariguera. Una de la piezas
Nariguera. Una de la piezas orfebres de los habitantes de Nueva Esperanza es exhibida en el MANE. Foto: Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. Museo Arqueológico Nueva Esperanza. Rectoría Bogotá Presencial.

El Museo Arqueológico Nueva Esperanza y los estudios

Para llegar al MANE (Museo Arqueológico Nueva Esperanza) es necesario tomar la vía por Mesitas del Colegio o por la Mesa. Allí, no solo se exhiben los bienes arqueológicos recuperados en estas excavaciones, sino que también cuenta con un laboratorio en el que se adelantan importantes investigaciones.

Lina Velarde, estudiante de antropología de la Universidad de Caldas, hoy recurre a los restos óseos, que datan del periodo Muisca Tardío, para indagar acerca de las posibles enfermedades que padecían los habitantes de Nueva Esperanza, pues una de las grandes preguntas que se realizan los arqueólogos tiene que ver con las posibles causas que llevaron a este gran asentamiento a desaparecer. Los expertos señalan que así como este pudo desaparecer porque sus habitantes se trasladaron a aldeas más exitosas, también pudieron haber enfrentado epidemias o enfermedades letales.

En las fotos uno de
En las fotos uno de los restos óseos y uno orfebre. Foto: Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. Museo Arqueológico Nueva Esperanza. Rectoría Bogotá Presencial.

Partiendo de que el espacio no solo es un lugar en donde se exhiben piezas, cuenta Rossmery Arias Bonilla, directora del centro de cultura, arte y tradiciones de UNIMINUTO, –entidad encargada de custodiar y proteger este patrimonio– se dio la oportunidad de abrir también un espacio a la ciencia.

Esta razón también ha sido motivo para que otros importantes estudios se realicen. Como el que en la actualidad se adelanta de la mano de investigadores de alta trayectoria como el Doctor Marcos Martinón-Torres y la Doctora Agnese Benzonelli de la Universidad de Cambridge, para indagar en la tecnología orfebre de los antiguos habitantes prehispánicos de Colombia.

A la fecha, cuentan los expertos, ya se han analizado cerca del 40 % de las evidencias arqueológicas y ese otro 60 % restante, todavía está pendiente por estudiar. Un 60 % en donde aún es posible encontrar más respuestas sobre la historia de los pobladores de Nueva Esperanza que poblaron un área de 14 hectáreas, de las cuales solo se han excavado 9, para recuperar un patrimonio cultural invaluable.

Si bien, lo anterior indicaría que existe una alta probabilidad de encontrar nuevos hallazgos en el área que aún no ha sido explotada, lo cierto es que para hacer nuevas excavaciones se requeriría la solicitud de permisos otorgados por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) para la posible construcción de más subestaciones, pues son las empresas interesadas en el desarrollo de nuevos proyectos las que implementan los programas de arqueología y al final, las que hacen el debido retiro del material de interés patrimonial para proceder a ejecutar sus obras de infraestructura en lo que fue el territorio de los ancestros.

Desde el mes de febrero
Desde el mes de febrero el Museo Arqueológico de Nueva Esperanza (MANE) abrió de nuevos sus puertas al público general. Foto: Corporación Universitaria Minuto de Dios UNIMINUTO. Museo Arqueológico Nueva Esperanza. Rectoría Bogotá Presencial.

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