
Las arañas del género Clubiona tienen una habilidad especial: pueden cazar insectos en pleno invierno sin congelarse.
Un grupo de científicos de Canadá y República Checa descubrió que, además, producen proteínas anticongelantes únicas, algo que las protege cuando la temperatura baja de cero grados.
El hallazgo se publicó en la revista The FEBS Journal y aportó una explicación de cómo estos animales siguen activos en el frío extremo.
La investigación fue llevada a cabo por Laurie Graham, Stano Pekár, Ina Hainer y Peter L. Davies, de la Universidad de Queen’s, en Canadá, y la Universidad Masaryk de República Checa.
Proteínas anticongelantes

Existen alrededor de 537 especies descritas del género Clubiona en el mundo. Habitan en todos los continentes excepto la Antártida, en ambientes como bosques, pastizales y zonas urbanas. Sus refugios suelen construirse en hojas, cortezas o estructuras artificiales.
El equipo de científicos buscó entender por qué Clubiona sigue cazando plagas en invierno cuando otras arañas y depredadores se esconden.
En los huertos solo quedan activas unas pocas especies y estas arañas ayudan a controlar plagas que dañan árboles frutales mientras baja la temperatura.

El problema para la mayoría de los animales pequeños es que el agua de su cuerpo puede congelarse, lo que causa muerte o daño grave.
En cambio, las arañas Clubiona sobreviven en ambientes fríos y siguen siendo útiles porque sus presas siguen activas en el invierno. Analizar cómo sobreviven ayuda también a pensar nuevas formas de controlar plagas sin químicos.
El objetivo del estudio fue analizar en detalle las proteínas anticongelantes de una especie en particular llamada Clubiona pallidula.
Las compararon con las proteínas de otros animales resistentes al frío, como insectos que también crean su propio “anticongelante” natural.
Cómo los expertos estudiaron y qué hallaron

Los investigadores tomaron arañas juveniles de Clubiona pallidula en huertos de República Checa. Usaron trampas de cartón en árboles para atraparlas.
Después, extrajeron las proteínas de sus cuerpos con técnicas basadas en su afinidad por el hielo.
Para medir la potencia de las proteínas, observaron cuánto podían bajar el punto de congelación de los jugos del cuerpo de la araña.
En algunos casos, la diferencia fue de 4,3 grados. Detectaron que “las arañas Clubiona tienen actividad anticongelante hiperactiva”.
Incluso después de diluir las muestras, la protección seguía siendo eficaz, con valores de 2,1 grados de diferencia.

Los expertos usaron análisis moleculares para estudiar cómo están hechas estas proteínas. Descubrieron que existen varias formas de proteínas anticongelantes, conocidas como isoformas, y todas tienen estructuras especiales que bloquean el hielo.
El estudio detalló que la proteína analizada tiene forma de “beta-solenoide” y está compuesta por muchas repeticiones de un aminoácido llamado treonina.
La proteína recubre los cristales de hielo y evita que el agua en el cuerpo de la araña se convierta en hielo.
La investigación descubrió que, aunque estas proteínas se parecen a las de algunos insectos, no tienen el mismo origen. Este fenómeno se llama “evolución convergente”.

El experimento sugiere que si las arañas Clubiona no estuvieran en los huertos durante el invierno, se perdería un aliado importante contra plagas.
Por eso, el trabajo propone dar más atención a estas especies en el control biológico agrícola.
Una recomendación del equipo investigador es explorar si estas proteínas pueden servir en aplicaciones para conservar alimentos o proteger cultivos.
También señalan que, como el trabajo se hizo con arañas juveniles, no se pudo identificar con seguridad todas las especies presentes, aunque la mayoría era Clubiona pallidula.

Las conclusiones del trabajo muestran que la naturaleza puede usar soluciones muy diferentes para el mismo problema.
Las proteínas anticongelantes de Clubiona demuestran que estos animales poseen herramientas naturales muy avanzadas para resistir el invierno y que su existencia ayuda a mantener el equilibrio de los huertos en las noches más frías.
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