Los glaciares de la Antártida suelen moverse lejos de la atención global, pero en 2022 el Hektoria sorprendió a la ciencia.
Esa masa de hielo, que se encuentra en la costa este de la península Antártica, mostró el retroceso más veloz registrado para un glaciar apoyado en tierra firme.
En solo dos meses perdió más de ocho kilómetros, algo que nunca se había visto en glaciares de este tipo, según el estudio que fue publicado en la revista Nature Geoscience.
El hallazgo generó alarma entre los expertos por la posibilidad de que el nivel del mar suba más rápido si otros glaciares siguen el mismo camino.

Según los registros, Hektoria llegó a retroceder hasta 0,8 kilómetros por día mientras su frente colapsaba y se desprendía.
La investigación fue liderada por Naomi Ochwat, investigadora en glaciares de la Universidad de Colorado Boulder, en los Estados Unidos.
“Cuando volamos sobre Hektoria a inicios de 2024, no podía creer la inmensidad de la zona que había colapsado. Había visto el fiordo y los notables accidentes montañosos en las imágenes satelitales, pero estar allí en persona me llenó de asombro por lo que había sucedido”, contó la científica.
Con su equipo también colaboraron expertos de la Universidad Central de Washington, la Universidad de Swansea, en el Reino Unido, la Universidad de Toulouse, en Francia, y del Departamento de Geografía y Estudios Ambientales de la Universidad de Carleton en Canadá.
El desafío oculto

El estudio nació ante la falta de conocimiento sobre cómo ciertos procesos bajo el hielo pueden acelerar transformaciones en el borde de los glaciares apoyados sobre roca.
Los científicos detectaron que muchos modelos de predicción actuales no consideran todos los factores que pueden provocar colapsos rápidos.
Las preguntas apuntaban a las llamadas “llanuras de hielo”, que son zonas planas bajo los glaciares que podrían ocultar riesgos no previstos.
Hasta ahora, los glaciares como Hektoria solo mostraban retrocesos de cientos de metros cada año.

Los investigadores se propusieron entender con pruebas cuándo y cómo esas masas pueden perder grandes sectores de hielo en poco tiempo.
Saber hasta dónde puede retroceder un glaciar importa porque el derretimiento aumenta el nivel del mar sin demora.
Las señales en el Hektoria mostraron lo poco que se sabe sobre el fondo de la Antártida y la necesidad de nuevas tecnologías para evitar sorpresas en las proyecciones climáticas.
Hallazgos récord

El grupo usó imágenes satelitales, vuelos de observación y estudios de altura tomados entre febrero de 2022 y agosto de 2023.
Así reconstruyeron el avance y retroceso del glaciar y detectaron un cambio abrupto tras el invierno austral.
Los datos indicaron que el frente del glaciar perdió 8,2 kilómetros entre noviembre y diciembre de 2022.
Observaron un retroceso del frente glaciar de al menos 8,2 kilómetros entre noviembre y diciembre.
En ese mismo período, los sismógrafos de la zona registraron terremotos. Las formas de las ondas sísmicas coincidieron con desprendimientos de icebergs desde el glaciar apoyado, según informaron los científicos.

El retroceso sin precedentes tiene relación con una “llanura de hielo”, superficie plana de roca bajo el hielo cerca del mar. Cuando el glaciar perdió grosor, esa zona quedó expuesta al empuje del océano y el frente glaciar terminó por fragmentarse.
“El retroceso del Hektoria es algo impactante: este tipo de retroceso ultrarrápido realmente cambia lo que es posible para otros glaciares más grandes del continente. Si se dieran las mismas condiciones en otras zonas, podría acelerar mucho el aumento del nivel del mar desde el continente”, resaltó Ted Scambos, investigador principal de CIRES y coautor del estudio publicado en Nature Geoscience.

Ese proceso de desestabilización, casi no observado hasta ahora, podría darse en contextos similares de la Antártida y Groenlandia.
Por eso, los investigadores consideraron que el caso del Hektoria obliga a revisar lo que se sabe del comportamiento polar y su efecto en el nivel del mar.
El registro desafía ideas previas sobre la velocidad y el alcance de estos cambios y deja abierta la posibilidad de que eventos así ocurran en el futuro.
El informe recomienda relevar mejor el relieve escondido bajo el hielo para anticipar riesgos. “Mapear la topografía bajo los glaciares de Groenlandia y la Antártida se torna vital para evaluar la probabilidad de otros colapsos inesperados”, advirtió.
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