El lobo es una figura principal de muchos cuentos que suele aparecer como un animal feroz. Sin embargo, un experimento pionero en la naturaleza realizado por investigadores de Canadá, Italia, Polonia y Reino Unido demostró lo contrario.
Los lobos sienten un miedo muy fuerte a los seres humanos e intentan evitar el contacto directo siempre que pueden. Ese temor persiste, aunque habiten zonas donde existen leyes que los protegen y hacen que no sea habitual que se enfrenten con personas. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Current Biology.
En diálogo con Infobae desde Canadá, la autora principal, Liana Zanette, bióloga del Departamento de Biología de la Universidad Western, señaló: “Los lobos no son una excepción al temer a los humanos, y tienen buenas razones para temernos”.

Esto significa que los lobos no son distintos a otros animales silvestres, que suelen evitar a los humanos por instinto de supervivencia.
La caza legal como la ilegal por parte de los seres humanos es decisiva en la vida de los lobos, incluso en zonas donde están protegidos por leyes.
En la Unión Europea, los humanos matan lobos (de manera legal e ilegal) a una tasa siete veces mayor que la mortalidad natural de la especie
Por qué había preocupación por los lobos

El estudio se hizo al tener en cuenta la preocupación social por el regreso del lobo gris (Canis lupus) a zonas de Europa donde había sido exterminado en el pasado.
El aumento de la población y la expansión geográfica del animal motivaron debates sobre el posible surgimiento de ejemplares que no temieran a las personas.
Los investigadores entonces se focalizaron exclusivamente en el lobo gris europeo. Detectaron que había dudas sobre si la mayor protección legal podría estar provocando un cambio en el comportamiento natural de esa especie.
El equipo buscó responder si la protección estricta llevaba a que los lobos realmente perdieran el miedo a los humanos. Agricultores, autoridades y ambientalistas estaban interesados en reducir los potenciales conflictos.
Cómo se hizo el experimento
Los investigadores instalaron cámaras automáticas y altavoces ocultos en los caminos del Bosque de Tuchola, en Polonia.
Según contó Zanette a Infobae, “cada vez que un animal pasaba, se activaban sonidos de voces humanas, ladridos de perros o cantos de aves”.
Las cámaras grabaron la reacción de los lobos, ciervos y jabalíes ante cada sonido. Los científicos analizaron luego si los animales huían o se quedaban cuando escuchaban personas, perros o aves.
El resultado principal fue que los lobos se asustaron mucho más con las voces humanas que con los otros sonidos. Salían corriendo el doble de rápido y tenían más del doble de probabilidad de abandonar el lugar ante la presencia humana.
También descubrieron que los lobos cambiaron sus horarios y se movían sobre todo de noche para evitar a las personas. Esto demostró que el miedo a los humanos sigue siendo una barrera muy fuerte para esta especie.
Qué implica para la convivencia entre humanos y lobos

“El mensaje central de nuestro estudio —afirmó Zanette— es que debemos dejar de hablar de un lobo sin miedo —para lo cual no hay evidencia científica— y enfocarnos en el lobo hambriento, que sí existe“.
El animal se acerca a zonas donde habitan los humanos en busca de alimento fácil, como basura, restos de comida o animales domésticos, y no porque haya perdido el miedo a las personas.
Se debería comprender “por qué un lobo arriesga su vida al acercarse a un humano, que para ellos suele significar la muerte. Esto es clave para encontrar soluciones a los encuentros con lobos”, resaltó.
“El miedo que los lobos sienten hacia los humanos nos protege. Ahora que gracias a nuestro experimento sabemos que los lobos realmente temen a las personas, la pregunta pasa a ser por qué a veces aceptan el riesgo”, comentó.

La científica precisó: “Los humanos somos extremadamente peligrosos para los lobos. Es decir, un riesgo. Pero también estamos rodeados de alimentos fáciles y abundantes y eso puede ser una recompensa para los animales”.
Al final del artículo publicado en Current Biology los investigadores recomiendan evitar que los lobos tengan acceso a comida de origen humano, como basura, restos de alimentos o ganado sin protección.
Consideraron que esas acciones podrían disminuir los riesgos de encuentros y conflictos entre lobos y personas.
Sugirieron también que mantener la presencia de señales humanas puede servir como medida disuasoria adicional. La evidencia demuestra que el miedo de los lobos a los humanos sigue siendo fuerte y es fundamental cuidar la gestión de recursos para favorecer la convivencia.

Como los lobos son más animales nocturnos, las personas que visitan parques y reservas de noche deberían ser especialmente cuidadosas.
“Los lobos salen por la noche para evitar a las personas. Si hay que salir al anochecer o de noche, lo mejor es dejar claro que hay un humano presente: ir en grupo, hacer ruido, no llevar comida, usar linterna, dejar al perro en casa o, si hay que llevarlo, que siempre esté atado”, recomendó la científica en la entrevista con Infobae.

En tanto, Andrés Novaro, biólogo y director de Conservación Terrestre de la organización ambiental WCS Argentina, opinó: “Este tipo de evidencias, como las que aporta el nuevo estudio, resulta importante en países como la Argentina para manejar la interacción con depredadores que pueden representar un riesgo para los humanos, como los pumas“.
Es fundamental evitar el acceso de los animales a los subsidios alimenticios, como los basurales abiertos y criaderos de fauna, señaló el experto. Tampoco hay que darle comida a los animales cuando se visitan áreas protegidas. “Existen antecedentes de problemas con el acceso a alimentos que han favorecido los encuentros entre pumas y personas en Parques Nacionales y otras áreas protegidas del país”, recordó.
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