
Bagualia alba, un dinosaurio saurópodo que vivió hace aproximadamente 179 millones de años en lo que hoy es la provincia de Chubut, es objeto de un fascinante estudio paleontológico centrado en sus características neurosensoriales.
El análisis realizado por un equipo de investigadores del CONICET, liderado por Kevin Gómez, becario posdoctoral en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG), ha permitido reconstruir de forma tridimensional el cerebro, el oído interno y los vasos sanguíneos de este animal que medía aproximadamente 12 metros de largo y pesaba alrededor de 10 toneladas.
Este estudio fue publicado en la revista Papers in Palaeontology y proporciona valiosa información sobre la evolución del sistema nervioso de los dinosaurios, especialmente en relación con el aumento de tamaño corporal y la locomoción.
Para estudiar Bagualia alba, los investigadores realizaron una tomografía computada de su caja craneana. Kevin Gómez explicó a Infobae: “La tomografía permite observar las estructuras internas de la caja craneana donde se alojaban el cerebro, oído interno, y pasaban nervios y vasos sanguíneos. Así, la reconstrucción de estas estructuras en Bagualia permitió observar que probablemente poseía un cerebro pequeño pero algo mayor al esperado para su tamaño corporal en comparación con otros animales de igual tamaño (mayores a 10 toneladas)”.

Posteriormente, se utilizó un programa llamado 3D Slicer para reconstruir en tres dimensiones el espacio que ocupaba su cerebro. Esta reconstrucción reveló características clave de su biología, algunas de las cuales fueron inesperadas para un animal de su tamaño.
Gómez precisó en un comunicado del CONICET: “Se realizó una reconstrucción tridimensional del cerebro, oído interno y elementos neurovasculares a partir de una tomografía computada de la caja craneana de Bagualia. Sobre estos modelos se tomaron diferentes índices que fueron comparados con los de otros saurópodos, con el fin de identificar cuándo y cómo aparecieron ciertos rasgos claves relacionados con el incremento del tamaño corporal, la locomoción y el comportamiento sensorial en la evolución de estos animales”.
Características del Bagualia alba
Según el estudio, el cerebro de este dinosaurio era pequeño en proporción a su cuerpo, aunque ligeramente más grande que el de otros saurópodos de tamaño similar.

Para el autor, el aumento en el tamaño del cuerpo de estos animales no fue inmediatamente acompañado de una expansión proporcional del cerebro. Además, presentaba una glándula pituitaria sorprendentemente grande, un indicio de los cambios hormonales vinculados a su enorme tamaño.
Por otro lado, la morfología del oído interno y el desarrollo limitado del flóculo del cerebelo sugieren que este dinosaurio no era ágil. Según Gómez, Bagualia tenía un olfato moderado, poca agilidad para mover la cabeza y los ojos, y un lóbulo cerebral relacionado con el equilibrio poco desarrollado. Estas características están asociadas a su estilo de vida: un animal cuadrúpedo, de movimientos lentos y gran consumidor de plantas.
El estudio de la evolución de los Sauropodomorfos
El trabajo de los investigadores también revela que las características neurosensoriales de Bagualia alba representan una etapa temprana en la evolución de los saurópodos, un grupo de dinosaurios herbívoros que evolucionaron hacia animales gigantes.
Como uno de los primeros eusaurópodos, ya mostraba algunos rasgos neurosensoriales clave que más tarde se manifestaron en los gigantes del Jurásico. Sin embargo, estos cambios no ocurrieron de manera simultánea con el aumento del tamaño corporal.

“El estudio sugiere que los cambios sensoriales en los sauropodomorfos ocurrieron de forma gradual y más lentamente que los cambios en el tamaño corporal”, afirmó el autor del estudio.
Al analizar los elementos neurovasculares, la glándula pituitaria y el oído interno, los investigadores han podido comprender mejor cómo se desarrollaron las capacidades sensoriales de estos animales y cómo su enorme tamaño impactó su fisiología. Gómez destaca que este tipo de estudios es crucial para entender la biología sensorial de los dinosaurios y su adaptación a diferentes formas de locomoción.
Este trabajo también tiene implicaciones más amplias para la paleobiología de los saurópodos. Al estudiar cómo los cambios en el sistema nervioso de los saurópodos afectaron su comportamiento, los científicos pueden obtener una visión más clara de cómo estos animales pudieron haber interactuado con su entorno, buscando alimento y adaptándose a las necesidades de su gigantesco cuerpo.
Otros especialistas que participaron del trabajo fueron José Carballido, Diego Pol y Paulina Carabajal.
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