
La situación del planeta no es muy buena: hay contaminación, muchas especies desaparecen y el calentamiento influye en que el clima cambia haciendo más calor o más frío en exceso. Si bien algunos mejoraron, como el agujero en la capa de ozono, todavía hay grandes problemas como la basura en los océanos, la destrucción de bosques y el aire contaminado en las ciudades.
Un grupo integrado por científicos de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, la investigadora argentina Sandra Díaz, de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet, representantes del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas y colegas de los Estados Unidos, Australia y China consideran que la humanidad necesita cambiar la forma de ver y cuidar la naturaleza.
Publicaron una original propuesta en la revista Nature. Sugirieron la creación de un “Índice de Relación con la Naturaleza” (NRI), que consistiría en un medidor para saber cómo los seres humanos se llevan con la naturaleza en cada país.

La idea es usar el índice para monitorear si hay áreas naturales protegidas y espacios verdes cerca de todas las personas, si las fábricas cuidan el ambiente o si se usan energías limpias, además de ver si las leyes protegen a los animales y las plantas.
Con este nuevo índice, se busca que los gobiernos, las escuelas y toda la gente puedan trabajar juntos para mejorar, no solo pensando en crecer económicamente, sino en vivir bien junto a la naturaleza.
En diálogo con Infobae, la doctora Díaz, que es investigadora del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, explicó: “Pretendemos que el índice contribuya a contrarrestar las narrativas que quieren convencernos de que ya no se puede hacer nada por un mundo mejor y más justo”.

La idea es que “el futuro que queremos y nos merecemos todavía depende en parte de lo que colectivamente imaginemos y sobre todo hagamos. Si bien el partido de fútbol pinta mal, todavía no terminó”, ilustró.
Remarcó que se trata de “una visión utópica en el verdadero sentido de la palabra: no es algo fantasioso, ingenuo e imposible, sino una dirección hacia la cual hay que apuntar y moverse”.
¿Qué es el Índice de Relación con la Naturaleza?

El nuevo índice busca evaluar el progreso de los países hacia un futuro en el que tanto los humanos como el resto de los seres vivos prosperen juntos.
A diferencia de otros marcos ambientales que se enfocan en los daños causados al ambiente, el NRI promueve un enfoque aspiracional que impulsa las acciones beneficiosas tanto para los humanos como para su entorno.
Yadvinder Malhi, coautor y Director del Centro Leverhulme para la Recuperación de la Naturaleza de la Universidad de Oxford, destacó la urgencia y la oportunidad de la iniciativa.
“Hacen falta visiones de futuro claras, pero esperanzadoras y viables. La crisis planetaria es profunda, pero también es una invitación. Una invitación a replantearnos nuestra relación con la Tierra, no como consumidores implacables de una naturaleza mercantilizada y explotada, sino como participantes integrales en nuestro mutuo florecimiento con el resto del mundo natural”, expresó Malhi en un comunicado.

El índice se basa en tres dimensiones principales:
- La naturaleza está prosperando y es accesible: evalúa el tamaño de las áreas silvestres y su accesibilidad por parte de la gente.
- La naturaleza se usa con cuidado: mide cómo los recursos naturales son utilizados de manera sostenible.
- La naturaleza está protegida: analiza el apoyo legal e institucional para proteger el ambiente y la biodiversidad y los recursos financieros que se destinan a ello.

Estas dimensiones se evaluarán a través de indicadores nacionales que permitirán comparar el desempeño entre países y determinar qué tan bien trabajan las sociedades para preservar su entorno natural.
La herramienta busca complementar el reconocido Índice de Desarrollo Humano (HDI) al incluir la conservación y el cuidado de la naturaleza como elemento clave del bienestar global.
Este índice podría implementarse formalmente en 2026, como parte del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Cómo se elaboró el índice

Los investigadores desarrollaron la herramienta a través de talleres y consultas internacionales con expertos y comunidades de cinco regiones geográficas de las Naciones Unidas.
También realizaron encuestas en países como Egipto, India, Perú, Polonia y China para incorporar las percepciones de personas con diferentes niveles de ingresos, educación y contextos culturales.
Se intentó garantizar que las métricas propuestas sean comprensibles, relevantes y accesibles para el público global.
Un ejemplo preliminar del índice, que fue publicado en el estudio, muestra que países como Costa Rica, conocido por sus políticas de conservación, se destacan tanto en el NRI como en el Índice de Desarrollo Humano.
“Esto indica que es posible combinar avances en desarrollo humano con una relación de respeto hacia la naturaleza”, señaló la doctora Díaz.
Qué podría aportar el uso del índice

Antes de elaborar el Índice de Relación con la Naturaleza, los investigadores tuvieron en cuenta que las sociedades mejoraron en áreas como salud, educación y estándares de vida, pero a menudo al costo de un daño ambiental sin precedentes.
Diversas actividades humanas generaron la crisis global, con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. “Es evidente que algo fundamental debe cambiar en la manera en que nuestras sociedades miden y persiguen el desarrollo”, afirmaron los autores del estudio.
El índice NRI plantea entonces una nueva forma de abordar los problemas globales y evita una narrativa que retrata a los humanos únicamente como destructores de la naturaleza.
Aunque tiene un enorme potencial, la implementación del NRI enfrenta varios desafíos prácticos. Muchos de los indicadores necesarios para medir relaciones saludables con la naturaleza todavía no existen o carecen de datos consistentes y actualizados globalmente.

Por ejemplo, métricas como el acceso a áreas verdes o la protección efectiva de la biodiversidad en áreas legalmente protegidas no están bien representadas en los datos nacionales.
También existe el riesgo de que el índice malinterprete situaciones de pobreza extrema, donde los bajos niveles de impacto ambiental no reflejan una relación balanceada con la naturaleza, sino una falta de recursos básicos.
Según aclararon los investigadores, “ser demasiado pobre para dañar a la naturaleza no forma parte de nuestras aspiraciones”.
Para superar esos desafíos, los autores proponen desarrollar indicadores innovadores y adaptarlos a las realidades de países con diferentes niveles de desarrollo.

Además, sugieren que el NRI podría incentivar a los gobiernos a mejorar la recopilación de datos ambientales, como lo hizo el HDI en su momento para datos sociales.
El equipo espera que el NRI sea una herramienta para motivar la cooperación internacional hacia un mundo más sostenible.
Buscan que se genere un “prestigio” asociado con un desempeño ambiental positivo para fomentar cambios en políticas, economía y cultura.

Aunque todavía está en desarrollo, la introducción de la herramienta podría marcar un cambio profundo en cómo las sociedades evalúan su progreso y ampliar el concepto de desarrollo humano hacia una coexistencia armoniosa con la naturaleza.
“Nuestra meta es asegurar que las próximas generaciones puedan prosperar junto con el resto de la vida en la Tierra”, concluyeron.
El próximo paso será optimizar los indicadores y completar el modelo final del índice para su posible inclusión en el Informe sobre Desarrollo Humano 2026. Esa etapa, según los autores, requerirá el esfuerzo colectivo de gobiernos, científicos y comunidades a nivel mundial.
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