El 14 de mayo de 2025, el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA registró una erupción de clase X2.7, la categoría más alta en la escala utilizada para medir este tipo de fenómenos.
Este evento fue considerado el más potente del año y generó fallos temporales en sistemas de radio de alta frecuencia en zonas del Medio Oriente. El aparato de la NASA también observó más manchas solares y actividad que podría generar más tormentas solares que apunten a la Tierra en los próximos días o semanas.
La agencia espacial estadounidense advirtió que este tipo de fenómenos puede afectar las comunicaciones, redes eléctricas, señales de navegación y poner en riesgo a las naves espaciales y sus tripulaciones.

La llamarada solar que se originó la semana pasada, acompañada por una eyección de masa coronal, adoptó una estructura que captó la atención de la comunidad científica internacional y finalmente afectó a varios satélites.
Su forma, semejante a unas alas extendidas, motivó que se le conociera popularmente como ‘Ala de Pájaro’. La física espacial Tamitha Skov en la NASA explicó que este tipo de estructura indica una eyección amplia, con alta probabilidad de interacción con el campo magnético terrestre.
“Sí, estamos recibiendo un impacto rasante de la enorme tormenta solar ‘Ala de Pájaro’, que pasa principalmente al norte de nosotros. Esperábamos alguna perturbación, pero es una tormenta tan grande que está dejando una estela muy fuerte. Es posible que se registren nuevamente niveles G2. Se esperan condiciones turbulentas durante los próximos días”, señaló.
La magnitud del fenómeno se entiende mejor si se considera que la eyección de masa coronal superó los 967.000 kilómetros de extensión, más de 75 veces el diámetro de la Tierra. Cuando partículas solares cargadas como estas alcanzan la magnetosfera terrestre, pueden provocar tormentas geomagnéticas, alterar el equilibrio del campo magnético planetario y afectar infraestructuras críticas.

Las consecuencias potenciales abarcan desde interrupciones en redes eléctricas, especialmente en regiones de alta latitud, hasta errores en sistemas de navegación por GPS y problemas en comunicaciones por radio de onda corta. También se incrementa la posibilidad de observar auroras boreales o australes en zonas donde normalmente no se registran.
Tormentas solares en los próximos días
La comunidad astronómica observó además una serie de indicios que anticipan una actividad prolongada de nuestra estrella. En la cara opuesta del Sol se detectaron hasta cinco regiones de manchas solares, entre ellas una nueva región de magnetismo unipolar que comenzó a girar hacia la Tierra. Esta dinámica, propia del momento actual del ciclo solar, aumenta las probabilidades de que nuevas erupciones impacten en la Tierra.
El Sol atraviesa actualmente el punto más activo de su ciclo de 11 años, conocido como máximo solar. Este proceso se relaciona con la inversión de los polos magnéticos de la estrella, que marca el paso de un estado de baja actividad a uno con tormentas frecuentes e intensas. Esta condición no solo incrementa la frecuencia de las erupciones solares, sino que también orienta sus regiones más activas hacia el hemisferio terrestre, incrementando los riesgos para el clima espacial del planeta.
Qué es una tormenta solar y por qué importa

Una tormenta solar se origina cuando el Sol libera una cantidad significativa de energía en forma de radiación electromagnética y partículas cargadas. En este tipo de eventos, las eyecciones de masa coronal pueden atravesar el sistema solar a gran velocidad y, al interactuar con la magnetosfera terrestre, producir alteraciones en el campo magnético del planeta.
Estas alteraciones pueden repercutir en los sistemas eléctricos, los satélites, las redes de comunicación y otros dispositivos tecnológicos sensibles.
La erupción registrada en mayo de 2025 es uno de los eventos más relevantes del ciclo solar en curso, tanto por su intensidad como por sus efectos iniciales.
El portal especializado Halo CM informó que “el hemisferio sur del Sol está ocupado por un gran agujero coronal de polaridad positiva (+). Datos in situ muestran que la Tierra estableció una conexión estable con este agujero coronal el 17 de mayo, tras la reciente tormenta G2 ocurrida al cruzar un límite sectorial”.
Los impactos sobre la infraestructura tecnológica terrestre dependen de la intensidad y la orientación del evento. Cuando la tormenta geomagnética alcanza niveles altos, pueden producirse apagones eléctricos en zonas específicas, especialmente en latitudes donde el escudo magnético terrestre es menos eficaz.

Las señales GPS, vitales para transporte, navegación y logística, también pueden sufrir interferencias, al igual que las comunicaciones radiales que operan en frecuencias de onda corta. Además, las auroras boreales y australes pueden extenderse hacia regiones poco habituales, incluyendo el norte de Europa o el sur de Sudamérica.
En este contexto, agencias como la NASA y la NOAA mantienen sistemas de monitoreo activo. Modelos de propagación CME son utilizados para prever la trayectoria e impacto potencial de estos eventos. Skov, especializada en meteorología espacial, participa activamente en la divulgación de estos fenómenos y sus implicancias. Sus aportes se difundieron en medios como NASA, MIT Technology Review y The Weather Channel.
Qué significa la forma de ‘Ala de Pájaro’

La particular forma que adoptó esta eyección de masa coronal representa un elemento técnico relevante. Para los especialistas, no se trata de una simple curiosidad visual. Según explicó la doctora Skov, una estructura como la del ‘Ala de Pájaro’ refleja una eyección de mayor extensión, lo que incrementa las posibilidades de impacto con la Tierra. También implica una configuración magnética compleja, que puede derivar en efectos geomagnéticos más intensos o de duración prolongada.
Este tipo de fenómenos se produce con mayor frecuencia durante el máximo solar, cuando el Sol presenta mayor cantidad de manchas activas, regiones propensas a generar erupciones y flujos de plasma.
En este caso, la erupción X2.7 fue asociada a una región de manchas solares de aparición reciente. La NOAA informó que las señales de radio de alta frecuencia se interrumpieron durante unos 10 minutos en algunas áreas del Medio Oriente, lo que valida el poder de alteración de esta tormenta.
El monitoreo internacional se amplió en los días posteriores al evento. En América Latina, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) se encargó del seguimiento desde su radar de Jicamarca, mientras que en Europa y Asia se activaron alertas preventivas para operadores de satélites y redes eléctricas. Estas medidas permiten mitigar daños en infraestructuras sensibles, pero la capacidad de respuesta varía entre regiones, lo que deja margen para afectaciones imprevistas.

El antecedente histórico más citado es el evento Carrington de 1859, que generó fallos masivos en redes telegráficas. Otro episodio ocurrió en 1989, cuando una tormenta solar causó un apagón generalizado en Quebec. Ambos casos demostraron que el impacto de estas tormentas puede ser significativo, y que su intensidad no siempre guarda proporción con la visibilidad mediática que reciben.
En la actualidad, la dependencia tecnológica es mayor. Redes eléctricas, satélites, servicios de emergencia, aeronavegación y sistemas de comunicación global están expuestos ante alteraciones del clima espacial. Si bien las tecnologías modernas incluyen mecanismos de protección, la vulnerabilidad sigue latente.
Como recordó la NASA, “las comunicaciones por radio, las redes de energía eléctrica y las señales de navegación” pueden verse afectadas por fenómenos como el registrado el 14 de mayo. Las naves espaciales y astronautas también se consideran dentro del rango de riesgo, debido a la exposición directa a partículas cargadas.

Para la población general, las consecuencias de una tormenta solar severa pueden pasar desapercibidas, salvo en los casos en que la actividad provoque cortes eléctricos o interferencias visibles.
Sin embargo, existen algunas recomendaciones que los expertos sugieren seguir. Entre ellas, no depender exclusivamente del GPS para la navegación, reducir el uso de dispositivos electrónicos durante los momentos de mayor impacto y prestar atención a los comunicados oficiales de las agencias científicas.
La alerta reciente sirve como recordatorio del papel que juega el Sol en la vida cotidiana y de la necesidad de incorporar el clima espacial como una variable estratégica en la era digital. Los expertos coinciden en que la prevención y el monitoreo constante son las herramientas más eficaces para reducir los efectos de este tipo de fenómenos.
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