
A los 26 años, María Noel de Castro Campos logró cruzar una frontera simbólica que pocas personas en el mundo alcanzan: fue seleccionada para formar parte de Project PoSSUM, un programa de formación científica vinculado a la NASA que prepara a los futuros astronautas en simulaciones espaciales, vuelos de gravedad cero, operación de trajes presurizados, manejo de emergencias y mucha ciencia aplicada.
Desde las aulas de la Universidad Favaloro, donde obtuvo su título en Ingeniería Biomédica, hasta los laboratorios del Instituto Internacional de Ciencias Astronómicas (IIAS) en Melbourne, Florida, EEUU, el recorrido de Noel expone la dimensión real que puede tomar un sueño de infancia cuando se sostiene con formación, decisión y estrategia.

“Mi pasión por el espacio siempre estuvo conmigo. Desde niña soñé con hacer algo grande, con ser alguien que cambie al mundo, que aporte. Siento que ser astronauta es aportar a la ciencia y al avance. Entregarme 100 % a la ciencia es lo que me impulsa a seguir todos los días”, relató María Noel a Infobae.
La historia personal de Noel se inscribe en una tradición de científicos y astronautas que formulan sus vocaciones a partir de una mezcla de curiosidad, disciplina y una pregunta persistente por lo desconocido.
Ella lo resume así: “Siempre fui un poco nerd con las matemáticas y la física. En la primaria, me copaba resolver problemas y entender cómo funcionaban las cosas. A lo largo de mi vida, fui sumando capas a ese sueño de ser astronauta: empecé con ingeniería biomédica y seguí con mi máster en ingeniería aeroespacial. Descubrí que podía unir ambas cosas para trabajar por la salud humana en entornos extremos como el espacio. Ser astronauta no es solo ir al espacio, es prepararme para entregarme a la ciencia”, agregó la joven argentina nacida en 1997.

La historia de Noel de Castro se proyecta sobre un contexto internacional en el que las agencias espaciales comienzan a consolidar los ensayos necesarios para el siguiente salto: el envío de misiones humanas a Marte. Aunque no existe todavía un cronograma cerrado para una expedición tripulada, la NASA desarrolla desde 2023 la misión CHAPEA (Crew Health and Performance Exploration Analog), una serie de simulaciones terrestres pensadas para recrear los desafíos que enfrentaría un equipo humano en el planeta rojo.
En este contexto, la formación de perfiles como el de Noel no solo responde a una vocación individual, sino a una necesidad concreta del sector aeroespacial: formar expertos en fisiología humana en condiciones extremas, una de las prioridades actuales en la selección de astronautas.

Y al hablar de formación para ser astronauta, Project PoSSUM no es una puerta directa a una misión espacial, pero representa un paso crítico en la cadena de formación que hoy impulsa a nuevas generaciones a preparar misiones más ambiciosas, incluyendo la futura llegada de humanos a Marte.
El programa, organizado por el IIAS en conjunto con agencias como la NASA, combina la teoría científica con experiencias prácticas orientadas a evaluar la adaptación del cuerpo humano a condiciones extremas. En ese marco, Noel se especializa en bioastronáutica, un campo que estudia la respuesta fisiológica del cuerpo ante las condiciones propias del espacio, como la microgravedad y la hipoxia.

-Infobae: ¿Qué es el Project PoSSUM?
María Noel: Project PoSSUM (Polar Suborbital Science in the Upper Mesosphere) es un programa internacional de investigación y entrenamiento científico creado para estudiar la atmósfera superior de la Tierra utilizando vuelos suborbitales. Es un verdadero programa de astronautas llevado a cabo por IIAS: te entrena en simulaciones espaciales, vuelos de gravedad cero, operación de trajes presurizados, manejo de emergencias y mucha ciencia aplicada. Además, abre puertas a una comunidad global de científicos, ingenieros y soñadores del espacio.
—¿Cómo se inicia tu vínculo con la NASA?
—Mi vínculo no es como astronauta directa de la NASA, pero sí indirecto: muchos de los entrenamientos y programas en los que participo, como Project PoSSUM, trabajan en colaboración con exastronautas, ingenieros y científicos que han sido parte de la NASA o que siguen involucrados en programas aeroespaciales estadounidenses.
Además, mucho del conocimiento y los estándares que seguimos vienen de la NASA, porque ellos marcan la pauta mundial en exploración espacial tripulada. Todas las empresas que están en la industria espacial y con las que tengo contacto están vinculadas directamente con la NASA.

-¿Cómo es el camino para convertirse en astronauta y qué tan duro es?
—No hay un solo camino. La industria espacial creció tanto que hoy en día hay muchas formas de ser astronauta. Sea cual sea tu profesión, si decidís enfocarte en la industria espacial hay que entender que es un camino largo, lleno de desafíos, sacrificios y resiliencia.
No basta con ser inteligente o tener un título: hay que ser físicamente apto, tener entrenamiento técnico, trabajar bien en equipo, manejar situaciones de alto estrés y, sobre todo, tener la determinación para no rendirse. Es muy exigente emocional y físicamente, pero cada paso, cada obstáculo superado, te hace más fuerte y más preparado.

-¿Qué entrenamientos tuviste hasta ahora y qué tan exigentes fueron?
—He tenido entrenamientos en vuelos parabólicos (gravedad cero), simulación de microgravedad, manejo de trajes espaciales presurizados, hipoxia (falta de oxígeno), estudios biomédicos en entornos extremos y simulación de fuerzas G para representar el despegue del cohete. Sumado a eso, me preparo como piloto, buzo y paracaidista.
Ser astronauta es ser un atleta, cuidar tu salud mental y prepararte desde el lado científico. Es una profesión muy completa. Los entrenamientos son exigentes, como los de cualquier atleta, no solo por el esfuerzo físico, sino porque te exigen estar mentalmente alerta todo el tiempo, tomar decisiones críticas y adaptarte rápido. Pero cada experiencia me hizo crecer como profesional y como persona.

-Respecto a tu tuit de viajar a Marte, ¿cómo se podría concretar, sabiendo que el espacio es un lugar muy hostil para el cuerpo humano a largo plazo?
—Ir a Marte es un sueño gigante, pero también un reto científico enorme. Las soluciones pasan por diseñar hábitats que protejan contra la radiación, desarrollar sistemas de soporte de vida, cuidar la salud mental en aislamiento y preparar a los astronautas biomédicamente para enfrentar los efectos de la microgravedad prolongada, como la pérdida ósea y muscular.
Es un reto multidisciplinario, donde la ingeniería, la medicina y la biología trabajan de la mano. Es importante que entendamos que el cuerpo humano está hecho para la Tierra: estar en Marte o en la Estación Espacial afecta nuestra fisiología, y el tiempo de exposición en estas condiciones es lo que complica aún más la situación. Ir a Marte es una misión larga y hay que estar preparados.

—¿Cuál es tu mayor deseo profesional?
—Mi mayor deseo profesional es ser representante de la ciencia, de la tecnología y del espacio. Sueño con ser la primera astronauta argentina y representar a mi país en una misión espacial, llevando no solo nuestra bandera, sino también la pasión y el talento de toda Latinoamérica. Que los jóvenes de Argentina y de la región puedan ver en mí una posibilidad de futuro vinculada a la ciencia y que el espacio deje de ser inalcanzable.
Además de completar su formación en Bioastronáutica, Noel comenzará en breve una Maestría en Ciencias Espaciales y está en plena capacitación como piloto. Su enfoque técnico está centrado en la adaptación del cuerpo humano al espacio, con énfasis en el diseño de herramientas que optimicen la seguridad de las misiones prolongadas. El ejemplo más claro es el desarrollo de trajes espaciales más eficientes.

Recientemente María Noel de Castro Campos firmó un contrato de representación con Space Kids Foundation, que es la encargada de conseguir fondos para financiar su entrenamiento y busca captar donaciones del sector privado para concretar el proyecto espacial. El programa en el que participa no solo la posiciona como una científica de primer nivel en un campo estratégico, sino que también la perfila como una de las candidatas latinoamericanas más cercanas a formar parte de una misión internacional de exploración.
En tiempos donde los viajes espaciales dejaron de ser dominio exclusivo de astronautas militares o pilotos de élite, figuras como la de María Noel revelan el perfil contemporáneo del futuro explorador del espacio: personas formadas en múltiples disciplinas, con un fuerte dominio técnico y una motivación clara para ampliar los límites de la experiencia humana.
“Vestir un traje con el parche argentino sería uno de los honores más grandes de mi vida. Creo que lloraría al ponerlo, porque simboliza no solo mi esfuerzo, sino el sueño de todas las personas que creyeron en mí, de mi familia, de mi tierra y de las futuras generaciones”, concluyó María Noel.
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