
Tener muy pocas o demasiadas copias de ciertos cromosomas, o partes de ellos, un estado conocido como aneuploidía, impulsa la progresión del cáncer. Esas son las conclusiones a las que han arribado los investigadores que utilizan herramientas modernas de edición de genes, denominada como CRISPR. Con este avance, los expertos lograron confirmar la hipótesis que científicos habían postulado hace más de un siglo.
Los hallazgos, que se publicaron en la revista Science, renuevan la atención científica sobre una idea anticuada, que podría apuntar hacia nuevas formas de atacar las células cancerosas con medicamentos.
Los especialistas notaron por primera vez el fenómeno cuando examinaron las células cancerosas bajo un microscopio a principios del siglo XX. Observaron que, a medida que las células cancerosas se multiplicaban, algunas terminaban con demasiados cromosomas, estructuras que ahora sabemos que llevan genes. Otros terminaron con muy pocos.

La discordante observación llevó a un embriólogo alemán a proponer que los números extraños de cromosomas no eran solo un sello distintivo del cáncer, tal vez lo estaban causando.
Su propuesta fue descartada cuando otros especialistas empezaron a descubrir docenas de genes individuales que causaban cáncer y desarrollaron medicamentos para atacarlos. Pero el trastorno cromosómico de las células cancerosas siguió siendo una rareza.
¿Cálculos valiosos?
La mayoría de las células humanas contienen 23 pares de cromosomas. A finales del siglo XIX, los científicos se dieron cuenta de que los tumores a menudo tenían células con un número anormal de cromosomas.

Más recientemente, los estudios han demostrado que las aneuploidías, que también incluyen duplicaciones o deleciones de brazos enteros de los cromosomas, están presentes en casi el 90 por ciento de los cánceres humanos, a menudo aparecen tempranos en el cáncer y están asociadas con peores resultados clínicos.
Algunos investigadores sospecharon que las aneuploidías aparecían debido a la grave desregulación de las células cancerosas y no tenían ningún impacto real en el cáncer.
Dado que las regiones de ADN eliminadas o duplicadas involucradas en una aneuploidía pueden incluir cientos o miles de genes, determinar cualquier mecanismo molecular por el cual una aneuploidía afecta el crecimiento tumoral ha sido difícil.
Con la invención de la tecnología de edición de genes CRISPR hace una década, los científicos adquirieron la capacidad de añadir, eliminar o modificar genes. Pero hacer ingeniería cromosómica a gran escala es algo diferente.

Para ello, Jason Sheltzer, biólogo del cáncer de la Escuela de Medicina de Yale, y su equipo tuvieron que implementar un hack de CRISPR. Primero, insertaron un gen del virus del herpes en los cromosomas adicionales de una célula cancerosa. Inicialmente, eligieron el cromosoma 1q, que es uno de los primeros en ganar o perder copias adicionales durante el desarrollo del cáncer de mama.
Luego usaron un tratamiento para el herpes, el ganciclovir, para atacar los cromosomas modificados. La técnica mató las células con copias adicionales, dejando atrás las células cancerosas con un número normal de cromosomas. Cuando intentaron cultivar tumores a partir de esta subpoblación de células cancerosas, descubrieron que las células ya no eran capaces de sembrar tumores en una placa de Petri o en ratones vivos.
Para Sheltzer, esta era una “clara evidencia de que los cromosomas adicionales no eran solo un efecto, sino un impulsor de la enfermedad”. “Tiene un papel central”, recalcó.

Al momento, este descubrimiento es una herramienta, no una terapia. Todavía no es factible pensar en restaurar el número normal de cromosomas en las células cancerosas como una forma de evitar la enfermedad. Pero puede apuntar hacia una forma diferente de atacar el cáncer en el futuro.
La comprensión genética del cáncer ha dado lugar a terapias que se dirigen a mutaciones específicas que impulsan su progresión. Pero el cáncer es un enemigo astuto y a menudo desarrolla resistencia a cualquier enfoque terapéutico.
En casi un tercio de todos los cánceres en el Atlas del Genoma del Cáncer, falta un brazo del cromosoma 8, pero los investigadores nunca habían estado seguros de por qué esta aneuploidía es tan común.
“Nuestra capacidad para abordar una pregunta centenaria es un ejemplo de cómo la investigación sobre el cáncer puede dar grandes saltos, incluso en áreas donde parecía irremediablemente obstaculizada. El reconocimiento de que los cromosomas adicionales son cruciales para conducir el cáncer significa que los investigadores pueden atacar desde una nueva dirección: encontrar y matar células que los contienen”, dijo Sheltzer.
Seguir leyendo:
Últimas Noticias
Cómo se relacionan la pérdida auditiva y la soledad con el deterioro cognitivo, según científicos
Un estudio realizado con más de 33.000 adultos mayores planteó que quienes tienen menos capacidad para oír y se sienten desconectados emocionalmente son más propensos a experimentar problemas en la memoria

Grillos de campo: qué pasa entre las hembras cuando los machos dejan de cantar, según un estudio
Una investigación realizada en Hawái examinó el impacto de una alteración genética que impide a algunos ejemplares emitir sonidos, y cómo esta ausencia sonora incide en las conductas sociales

Un estudio revela que los neandertales incluían larvas y plantas en su dieta
Una nueva investigación citada por New Scientist analiza la presencia de isótopos de nitrógeno en restos óseos de humanos prehistóricos y desafía la visión tradicional de una alimentación basada exclusivamente en el consumo masivo de carne

Superbacterias en América Latina: creció la propagación de las que resisten a los medicamentos carbapenémicos
Un estudio publicado en la revista The Lancet Regional Health de la región analizó miles de muestras en 12 países. Expertos advirtieron que el problema hace difícil la recuperación de los pacientes y genera desafíos inéditos para los sistemas de salud

Cómo cambió la dinámica de las ciudades en cuatro décadas: caminar más rápido y socializar menos
Con inteligencia artificial, investigadores del MIT de los Estados Unidos analizaron grabaciones urbanas. Qué rol tuvieron las cadenas de cafeterías y el uso de tecnologías como el celular
