
Desde hace décadas, la ciencia aseguraba que el dióxido de carbono funcionaría como una suerte de fertilizante para los árboles y bosques tropicales, ya que los elevados niveles de este gas de efecto invernadero provocarían la denominada expansión de la cubierta leñosa (árboles y arbustos) sobre los pastizales. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Science y realizado sobre cambios en la vegetación en el oeste tropical de África, señaló que los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera generaron un impacto menor. En tanto, la humedad y la frecuencia de los incendios forestales se posicionaron como factores determinantes.
Jonathan Overpeck, climatólogo de la Universidad de Michigan y coautor del análisis, aseguró que “los beneficios del aumento del dióxido de carbono son mucho menores de lo que se pensó originalmente, pero muchos modelos de interacción clima-vegetación aún sobrestiman las influencias del dióxido de carbono y, por lo tanto, subestiman los impactos que el cambio climático continuo tendrá sobre la vegetación”.
El estudio señala, además, que tampoco tendría lugar el efecto fertilizante del dióxido de carbono sobre las plantas, que actuaría a escala planetaria, y que podría compensar los efectos del calentamiento global. Se creía que este impulso se profundizaba en los ecosistemas tropicales gracias al rol que tenía el dióxido de carbono al estimular la cubierta leñosa (conformada por árboles y arbustos) sobre los pastizales, otra idea que obtuvo un revés científico.

Este supuesto de “reverdecimiento tropical” impulsado por los niveles de dióxido de carbono antropogénicamente generados no alcanzaría las estimaciones realizadas previamente y no generarían este crecimiento. Según el estudio realizado por científicos de los Estados Unidos, los Países Bajos y el Reino Unido sobre modificaciones de la vegetación en el oeste tropical de África, durante los últimos 500.000 años, señala los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera no fueron tan beneficiosos sobre la cubierta leñosa. En tanto, la humedad se posicionó como el principal el impulsor, mientras que los incendios forestales se sumaron como factores importantes.
“Nuestro artículo es un ‘clavo en el ataúd’ de la hipótesis dominante del dióxido de carbono y, con suerte, conducirá a modelos más realistas”, explicó Overpeck, también decano de la Escuela UM. de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Universidad de Michigan. “Ya no es una apuesta segura la idea de que puedes plantar árboles para secuestrar carbono y que esos árboles estarán a salvo de un clima más cálido y seco gracias a los niveles elevados de dióxido de carbono en la atmósfera”.
Por su parte, William Gosling, autor principal de la investigación y miembro del Instituto de Biodiversidad y Dinámica de Ecosistemas de la Universidad de Ámsterdam, resaltó: “En pocas palabras, hemos demostrado que no importa cuánto CO2 haya en la atmósfera si no hay suficiente agua, si hay incendios todos los años o si los animales se comen todas las plántulas”.

“Combinamos evidencia de cambios ambientales pasados extraídos de sedimentos recuperados del lago Bosumtwi en Ghana con condiciones climáticas pasadas simuladas y el registro de cambio de CO 2 atmosférico global obtenido de núcleos de hielo durante los últimos 500.000 años”, resaltó Gosling sobre el estudio que evaluó no solo la cubierta leñosa tropical y su relación con el dióxido de carbono atmosférico, sino que además analizaron: actividad de incendios, densidad de mamíferos herbívoros, disponibilidad de humedad, temperatura y estacionalidad de la temperatura en el lago Bosumtwi.
Gosling señaló, además, que “los esfuerzos que promuevan el secuestro de carbono en la vegetación tropical deben considerar cuidadosamente los roles de la humedad, el fuego y la herbivoría si quieren tener éxito”. Al tiempo que destacó que “es posible que la relación entre el CO 2 y la vegetación en otras partes de los trópicos sea diferente”.
Según el estudio, del que también fueron parte Charlotte Miller, Timothy Shanahan, Philip Holden y Frank van Langevelde, estos hallazgos son trascendentales para “los modelos de vegetación global y los modelos del sistema terrestre que actualmente incluyen un efecto de fertilización de CO 2 en la vegetación”. Aunque aclararon que para obtener datos concluyentes será necesario “realizar investigaciones adicionales”.
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