Bolivia reforzó sus lazos con Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico y anunció la “muy pronta” llegada de la DEA al país

La nueva administración de Rodrigo Paz apuesta por una alianza renovada con el país norteamericano y naciones sudamericanas para enfrentar la producción y el tráfico de cocaína

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El Gobierno de Rodrigo Paz
El Gobierno de Rodrigo Paz reactiva la cooperación de Bolivia con la DEA (EFE)

La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) regresará “muy pronto” a Bolivia tras haber sido expulsada en 2008, una decisión en medio de un cambio sustancial en la política antidrogas del país, tras la asunción del presidente Rodrigo Paz este mes.

El anuncio fue realizado este viernes por el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas en Bolivia, Ernesto Justiniano, a la agencia AFP. El funcionario calificó de “exorbitantes” las estimaciones internacionales sobre la producción de cocaína en Bolivia y adelantó las líneas de la nueva estrategia, que busca diferenciarse de la aplicada durante los mandatos de Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025).

La administración entrante priorizó la erradicación de cultivos de hoja de coca —insumo base para la cocaína— y el combate a las organizaciones criminales que operan en la cadena del narcotráfico.

El plan oficial contempla una coordinación más estrecha con Estados Unidos y con los países sudamericanos vecinos, a los que La Paz identifica como aliados centrales para enfrentar el narcotráfico en la región.

El retorno de la DEA, además de alterar el eje de la cooperación internacional entre Estados Unidos y Bolivia en comparación a gobiernos anteriores, representa un giro en la política exterior boliviana, con potenciales implicancias en el abordaje regional del narcotráfico y la vigilancia sobre los flujos de la producción ilícita.

El nuevo gobierno de la
El nuevo gobierno de la Rodrigo Paz busca frenar el narcotráfico con apoyo de la DEA (Europa Press)

La asunción al poder de Rodrigo Paz a comienzos de noviembre reactivó los vínculos diplomáticos y abrió la puerta al próximo regreso de la DEA.

Regresará muy pronto, porque existe un compromiso político y eso es lo más importante”, afirmó Justiniano, enfatizando que la tarea inicial será restablecer el intercambio de información con Estados Unidos.

“Hay cárteles internacionales que sabemos que están operando en Bolivia y nosotros no podemos enfrentar el narcotráfico solo con la fuerza local; debemos integrarnos y necesitamos cooperación”, sostuvo la semana pasada en una entrevista con el canal Unitel.

Además, remarcó que la cooperación internacional será eje central de la nueva estrategia y realizó un llamado explícito a los países vecinos y europeos para articular respuestas conjuntas ante los desafíos del narcotráfico.

Justiniano subrayó que la meta de Paz es dejar atrás el aislamiento y la acción unilateral: “Ya no seremos un país aislado, un país que se mira el ombligo y actúa únicamente por necesidad política”.

Una persona manipula hojas de
Una persona manipula hojas de coca en un mercado de la localidad de Sacaba (REUTERS/Agustin Marcarian)

La agencia antinarcóticos estadounidense permaneció fuera de Bolivia desde que en 2008 se rompieran las relaciones bilaterales, tras la decisión del entonces presidente del Movimiento al Socialismo (MAS) de expulsar al embajador estadounidense bajo la acusación de apoyar movimientos de derecha que, según sus denuncias, intentaban dividir el país.

Pese al cambio de rumbo, la posible llegada de la DEA y la renovada presencia estadounidense generan rechazo entre los cocaleros del Chapare, un bastión sindical e histórico de Morales, donde persisten reparos respecto al papel de Washington en la lucha antidrogas.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Bolivia ocupa el tercer lugar mundial en producción de coca y cocaína, solo por detrás de Colombia y Perú.

De acuerdo con cifras de Naciones Unidas, el territorio boliviano posee aproximadamente 31.000 hectáreas de hoja de coca, de las cuales sólo 22.000 se consideran legales. Sin embargo, los datos más recientes sobre el potencial de producción de no están actualizados. Según los propios cálculos de Justiniano, el país estaría fabricando cerca de 300 toneladas de cocaína al año, lo que implicaría una duplicación respecto a periodos anteriores.

(Con información de AFP)