Huelgas de hambre, torturas y aislamiento: el calvario de José Daniel Ferrer en las cárceles de la dictadura cubana

El disidente había sido arrestado el 11 de julio de 2021 mientras intentaba participar en las manifestaciones pacíficas que conmovieron a la isla. Ahora debió partir al exilio

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José Daniel Ferrer (Archivo)
José Daniel Ferrer (Archivo)

La dictadura cubana envió al exilio este lunes a José Daniel Ferrer, fundador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y tres veces preso de conciencia, luego de unas negociaciones que duraron varias meses.

La noticia fue recibida con alegría por los defensores de los derechos humanos y la comunidad internacional, quienes destacaron la labor del activista como férreo opositor a los abusos de la dictadura castrista.

El disidente había sido arrestado el 11 de julio de 2021 en Santiago de Cuba, mientras intentaba participar en las manifestaciones pacíficas que estallaron ese día en toda la isla y que se conocen popularmente como 11J.

Desde entonces, su familia denunció maltratos, condiciones inhumanas y aislamiento extremo, en lo que consideraron un intento del régimen de Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro de “enterrarlo en vida”.

El pasado 16 de enero, Ferrer había sido excarcelado gracias a un acuerdo entre el gobierno del entonces presidente estadounidense, Joe Biden, y la dictadura cubana con mediación del Vaticano. Estados Unidos se comprometía a sacar a la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo si el régimen excarcelaba a 553 presos políticos. Así, paulatinamente, salieron varias personas de prisión, entre ellas el líder de la UNPACU.

Sin embargo, el pasado 29 de abril, ya bajo la administración de Donald Trump en Estados Unidos y luego de que Washington volviera a colocar a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, Ferrer fue arrestado nuevamente y en esa condición estuvo hasta este lunes, que salió al exilio.

José Daniel Ferrer con la
José Daniel Ferrer con la leyenda pintada en su cuerpo: "Patria y vida" (Archivo)

Los duros años en prisión

A lo largo de estos cuatro años, Ferrer sufrió todo tipo de agresiones en la cárcel y, en distintas oportunidades, realizó huelgas de hambre para que escuchen sus reclamos. Desde su arresto, fue confinado en una celda de castigo, tecnológicamente preparada para su aislamiento.

Su esposa denunció a este medio en distintas oportunidades que el opositor no tenía acceso regular a la luz solar y vivía en condiciones deplorables. “Celda reducida, aislado de la comunidad penal y con acceso muy limitado al mundo exterior”, describió en uno de los diálogos con Infobae.

Además, fue víctima de violencia física y psicológica; y recibía comida precaria, basada en los alimentos no perecederos que su familia lograba llevarle, junto con agua que apenas le alcanzaba para sobrevivir.

En estos más de 1.300 días tras las rejas, la salud de Ferrer se ha deteriorado dado a que nunca recibió atención médica adecuada. Según Nelva Ismaray Ortega Tamayo, esposa del opositor, llegó a padecer un desgarro en el tríceps del brazo derecho, que le provocaba dolor constante y dificultad para escribir. El deterioro fue confirmado en su momento por Monseñor Dionisio García, quien logró visitarlo en septiembre pasado y reportó su estado preocupante.

Ferrer en plena labor humanitaria
Ferrer en plena labor humanitaria en la isla (Archivo)

“Prefiero morir a rendirme”

En diciembre inició una huelga de hambre en protesta por las “constantes torturas físicas y psicológicas, así como las condiciones infrahumanas” a las que era sometido en la cárcel de Mar Verde, donde se encontraba recluido.

En ese momento, Infobae accedió a un audio del propio Ferrer, quien, en conversación con su esposa, narraba la crítica situación que le tocaba atravesar y confirmaba que seguiría sin injerir alimentos hasta que sus reclamos sean oídos: “Prefiero morir a rendirme”, llegó a señalar.

También describió las deplorables condiciones de su calabozo, compartido con otros seis prisioneros en un espacio inadecuado y con problemas graves de higiene. La situación era crítica, con plagas de moscas y chinches que agravaban la ya precaria calidad de vida en la prisión. A pesar de esto, el líder de la Unión Patriótica mantenía su firmeza en la huelga de hambre, exigiendo mejoras y la atención que merecen todos los presos políticos en la isla.

“La situación principal que tenemos, y por eso mi insistencia en que el detergente debe pasar... porque la higiene es pésima, encima hay moscas, una plaga de moscas que no te dejan tranquilo durante el día, cuando la luz está encendida -está encendida todo el tiempo-, y de noche el chinche en abundancia también, lo cual implica también fumigar o hacer algo... Y, en cuanto a eso, no hacen absolutamente nada”, remarcó en diciembre.

Luego dijo que no se sentía bien, pero aseguraba que iba a resistir. “Se me va acabando el tiempo. Los dejo con un fortísimo abrazo y repitiéndoles que no me siento bien, pero que voy a resistir y voy a continuar la huelga hasta que se solucione esta situación que han creado en mi contra. Y mi solidaridad y mi apoyo a todos los presos políticos que pasan por situaciones similares en todo el país. Y mi condolencia a los familiares de Manuel de Jesús”.

En medio de todo lo que le ocurría a nivel personal, recordó al preso político Manuel de Jesús Guillén Esplugas, quien murió a fines de noviembre en el Combinado del Este. Había participado en las masivas manifestaciones del 11 de julio de 2021.

Nelva Ismarays Ortega Tamayo, esposa
Nelva Ismarays Ortega Tamayo, esposa de Ferrer, sosteniendo una fotografía en la que reclamaba por la libertad del líder opositor (Familia Ferrer Ortega/Archivo)

Impacto emocional en los hijos y violencia presenciada

El hijo menor del opositor, Daniel José, sufrió serias repercusiones emocionales por la ausencia de su padre en todo este tiempo. Su madre relató cómo la tristeza y la frustración han afectado tanto su desempeño escolar como su salud. “Comenzó a orinarse en la cama nuevamente después de la última visita en septiembre”, narró Ortega Tamayo a este medio en octubre del año pasado.

Una de las experiencias más traumáticas para el niño ocurrió el 9 de diciembre de 2022 cuando presenció cómo su padre era brutalmente golpeado dentro de la prisión. “Mientras estaba esposado, lo golpearon delante de nuestro hijo. El mayor Julio Fonseca, conocido por su violencia hacia mujeres opositoras, fue uno de los agresores”, denunció la esposa de Ferrer.

Durante estos cuatro años, la familia también sostuvo que las misivas entre Ferrer y sus allegados eran retenidas o utilizadas como método de manipulación. “Nos dieron una carta en la cual él refería que no había recibido nuestras cartas anteriores. Si no recibía respuesta, comenzaría una huelga de hambre”, relató su esposa, quien describió el chantaje constante al que era sometido el entonces prisionero.

A pesar de estas condiciones, Ferrer ha mantenido siempre una firme postura de resistencia. “La dictadura Castro-Canel se ha empeñado durante todo este tiempo en enterrarlo en vida y matarlo lentamente con el objetivo de que acepte el destierro”, declaró su esposa.

La carta de José Daniel
La carta de José Daniel Ferrer

La carta con la que comunicó que aceptaba el exilio

El pasado 3 de octubre, su hermana Ana Belkis Ferrer confirmó a Infobae que el disidente aceptaba el exilio siempre y cuando la dictadura no lograra concesiones que estaba negociando.

Aceptó el destierro, pero no sabemos si se va a concretar o no porque la dictadura está tratando de lograr beneficios”, dijo en ese momento su hermana a este medio. Finalmente, este lunes se concretó.

Ella fue la encargada de publicar en las redes sociales una carta escrita por el líder de la Unión Patriótica de Cuba desde la prisión en la que se encontraba recluido.

En una extensa misiva, José Daniel Ferrer indicó: “Durante años he sido sometido a brutales golpizas, torturas, humillaciones y amenazas hasta de muerte. Y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes por esbirros y otros instrumentos de la peor dictadura que ha conocido el continente americano. Mi familia también ha sido objeto de la más despiadada persecución. Todo con la intención de obligarme a abandonar mi país. O a renunciar a la lucha no violenta a favor de la libertad, la democracia, y los derechos humanos y el bienestar de mi patria. Durante los últimos cuatro meses y 9 días, el ensañamiento de la dictadura en mi contra ha sobrepasado todo límite. Las golpizas, torturas, humillaciones, amenazas y condiciones extremas. Los robos de mis alimentos y productos de aseo, ordenados por los esbirros del régimen. Las amenazas contra mi esposa e hijos en Cuba han sido mayores que en toda época anterior en prisión“, denunció.

Y siguió: “Todo con la intención de obligarme a abandonar mi Patria. Ya desde antes del último asalto a mi hogar el 29 de abril de este año, había decidido marchar al exilio para poner a salvo a mi esposa e hijos. Esta decisión la tomé por la seguridad de mi familia y por la frustración que me produjo el confirmar al salir de prisión la desunión, el sectarismo y la falta de efectividad de la oposición dentro y fuera de Cuba, en la lucha por la libertad y el bienestar de nuestra patria. Ante las constantes manifestaciones de la policía política para que me fuera de Cuba, terminé aceptando la salida al exilio“.

Transcripción completa de la carta
Transcripción completa de la carta de José Daniel Ferrer

Luego indicó que no estaba dispuesto a salir de Cuba si eso implicaba alguna concesión extra hacia la dictadura de Miguel Díaz-Canel. “Han querido que haga declaraciones o que pida a la embajada de Estados Unidos y a la Iglesia Católica que inicien un diálogo -régimen cubano y gobierno de EEUU-, diálogo que conduzca a la vergonzosa ‘negociación’ de otras veces: liberación de presos políticos a cambio de levantamiento de sanciones y otras facilidades a la dictadura”, señaló.

“Quiero dejar bien claro que si mi vida y la de mi familia depende de que pida tales cosas, prefiero mi muerte en este campo de concentración al estilo nazi y hasta el sacrificio de mi familia. De Cuba solo salgo con mi dignidad y honor en alto y no por mucho tiempo. Aunque haya perdido mi fe en muchos opositores por su desunión, sectarismo y falta de efectividad, sigo teniendo mucha fe en los buenos luchadores que quedan y, aunque quedara un solo buen luchador, que por suerte, son muchos más, seguiría luchando hasta alcanzar la victoria o morir en el intento de ver a Cuba libre”, remarcó.

Ferrer también expresó que otro de los motivos que lo llevaron a pensar en el exilio “ha sido la postura cómplice o débil del mundo libre hacia una criminal tiranía aliada de los principales enemigos de la libertad en el planeta. Solo Estados Unidos mantiene una postura firme contra el régimen comunista y verdaderamente solidaria con la oposición pacífica y el pueblo cubano. Si muero en este terrible lugar, solo quiero que mis hijos y mi mujer puedan emigrar a Estados Unidos”, pidió.

Por último, volvió a decir que estaba dispuesto a morir antes que rendirse. “Estoy listo para morir, pero no para vivir sin honor, sin dignidad. Estas letras han sido escritas con mucha prisa y bajo la vigilancia de varios de mis enemigos encargados de velar todo cuanto hago para informarlo a la policía política”, concluyó en la carta.

La llegada de José Daniel
La llegada de José Daniel Ferrer a Miami (Crédito: Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de EEUU)

“Hay condiciones para acabar con la tiranía en Cuba”

El líder opositor cubano, quien llegó este lunes a Estados Unidos como exiliado, agradeció al presidente Donald Trump su gestión y afirmó que están dadas las condiciones para poner fin a la “tiranía en Cuba”, por lo que pidió “el mayor apoyo posible” antes de que concluya el actual mandato presidencial en la isla.

“Mi petición a la Administración es que necesitamos el mayor apoyo posible para que antes de que acabe esta administración, dentro de tres años y meses, ya no tengamos tiranía en Cuba”, dijo en Miami.

Durante una rueda de prensa en la sede de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA, en inglés), el disidente afirmó que se dan las condiciones idóneas para que estos sean los “últimos tiempos del régimen” en La Habana.

Hay que ponerle fin a la tiranía antes de que acabe esta Administración. Todos los factores confluyen a favor de que estos son los últimos tiempos de la tiranía”, insistió.

Ferrer agradeció las gestiones de la Administración Trump, que calificó como “determinantes” en el acuerdo que permitió su salida de prisión y posterior llegada a Estados Unidos.

Agradezco profundamente al presidente Donald Trump por su firmeza y apoyo a la causa de la libertad del pueblo cubano”, señaló; al tiempo que agregó: “Gracias a su política de presión al régimen y a las gestiones que se hicieron desde entonces, hoy puedo estar aquí”.

José Daniel Ferrer (EFE/Alejandro Ernesto/Archivo)
José Daniel Ferrer (EFE/Alejandro Ernesto/Archivo)

Un luchador incansable

José Daniel Ferrer, de 55 años, comenzó su vida como activista en el Movimiento Cristiano Liberación, dirigido por Oswaldo Payá. En 2003, se encontraba coordinando la actividad del movimiento en la región oriental de Cuba, y se convirtió en uno de los impulsores clave del Proyecto Varela, una iniciativa que logró recolectar más de 25.000 firmas solicitando reformas democráticas como la libertad de prensa y de reunión, así como elecciones multipartidistas.

Aquel año, durante la Primavera Negra, Ferrer fue detenido y sentenciado a 25 años de prisión junto a otros 74 opositores. En 2011, tras una negociación entre la dictadura cubana y la Iglesia Católica, fue liberado, pero a diferencia de otros presos del grupo, Ferrer se negó a emigrar, reafirmando su compromiso con la lucha desde dentro del país.

En su trayectoria, no solo se centró en la oposición política, sino también en el apoyo social a las comunidades más vulnerables. Como líder de la Unión Patriótica de Cuba, organización que fundó en 2011 tras salir de prisión, ha organizado programas de entrega de alimentos y medicinas a familias necesitadas, además de lanzar iniciativas cívicas como la llamada “Revolución de los girasoles”, una serie de protestas pacíficas para manifestar el rechazo al régimen.

Sin lucha firme, sin crecientes presiones de todos, no habrá libertad ni bienestar”, afirmó Ferrer en 2020, reflejando su enfoque no violento y persistente.

Su determinación y compromiso con una lucha no violenta siguen siendo un símbolo de resistencia para muchos dentro y fuera de Cuba. Mientras la oposición al régimen enfrenta desafíos significativos, la figura de Ferrer resalta como un recordatorio de la posibilidad de actuar con firmeza y convicción frente a la adversidad.