A siete años del ataque en Diriamba, el obispo Silvio Báez denunció la represión contra la iglesia católica en Nicaragua

El prelado exiliado rememoró la violencia sufrida en 2018 por parte de grupos afines al régimen de Ortega y Murillo, durante una misión humanitaria

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El obispo nicaragüense, Silvio Báez,
El obispo nicaragüense, Silvio Báez, en una fotografía de archivo (EFE/Jorge Torres)

El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, actualmente exiliado en Estados Unidos y desnacionalizado por el régimen de Nicaragua, recordó el miércoles el ataque que sufrió junto a otros religiosos el 9 de julio de 2018 en la Basílica San Sebastián, en Diriamba, a 42 kilómetros al sur de Managua. El hecho ocurrió un día después de la llamada masacre de Carazo y se enmarca en la crisis sociopolítica que vive el país desde abril de 2018.

“Hoy hace siete años, el 9 de julio de 2018, al día siguiente de la masacre de Carazo, habiendo llegado para liberar a las personas que se refugiaban en la Basílica San Sebastián, obispos y sacerdotes fuimos agredidos por turbas y paramilitares del régimen”, escribió Báez en la red social X. El religioso hizo referencia directa al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes actúan como copresidentes del país.

Ese día, Báez integraba una delegación eclesiástica encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, el entonces nuncio apostólico en Managua, Stanislaw Waldemar Sommertag, y otros miembros del clero.

La comitiva llegó a Diriamba con el objetivo de liberar a un grupo de enfermeros y misioneros franciscanos que se habían refugiado en el templo y estaban sitiados por parapolicías.

El religioso hizo referencia directa
El religioso hizo referencia directa al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes actúan como copresidentes del país (AP/Alfredo Zuniga, Archivo)

La visita ocurrió en coordinación con la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH). Según pudo constatar la agencia EFE, al momento de la llegada de la delegación, los policías uniformados abandonaron el lugar, dando paso a centenares de civiles encapuchados y simpatizantes sandinistas, algunos de ellos armados, que procedieron a agredir física y verbalmente a los obispos, sacerdotes y periodistas presentes.

Los atacantes incluían miembros de grupos parapoliciales afines a la dictadura de Ortega, algunos de ellos con el rostro cubierto. Las agresiones fueron documentadas en el interior de la basílica, donde los religiosos fueron golpeados y hostigados.

En ese momento, la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que servía como mediadora y testigo del diálogo nacional entre el régimen y la oposición, decidió suspender las mesas de negociación.

El cardenal Brenes, arzobispo de Managua y aún residente en el país, afirmó entonces: “Fuimos a las parroquias no para hacer violencia, sino para consolar a nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento. Sin embargo, hemos recibido esa agresión y todos hemos sufrido por Cristo”.

El cardenal de Nicaragua Leopoldo
El cardenal de Nicaragua Leopoldo Brenes, en una fotografía de archivo. EFE/Jorge Torres.

Silvio Báez fue uno de los agredidos físicamente durante la irrupción violenta. Posteriormente, por razones de seguridad, el fallecido papa Francisco le solicitó abandonar Nicaragua en 2019. Desde entonces, Báez reside en Estados Unidos, desde donde mantiene su labor pastoral y sus denuncias sobre la situación de derechos humanos en su país.

Nicaragua atraviesa una crisis política, social e institucional desde abril de 2018, cuando estallaron protestas contra reformas al sistema de seguridad social que derivaron en un amplio movimiento opositor. La represión de la dictadura dejó centenares de muertos, miles de exiliados y una creciente persecución a voces críticas, entre ellas la Iglesia católica.

(Con información de EFE)