Lula da Silva se somete a China: firmó contratos estratégicos en tecnología, IA y energía

Brasil y China amplían su cooperación en inteligencia artificial, energías renovables e industria marítima, consolidando una alianza clave en medio de tensiones globales

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El presidente de Brasil, Luiz
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a la derecha, levanta el pulgar mientras posa con el premier del régimen de China, Li Qiang, durante su cumbre bilateral antes de la 17ma cumbre anual de BRICS en Río de Janeiro, el sábado 5 de julio de 2025 (AP)

De forma acelerada, Lula da Silva parece estar sometiendo a Brasil a los deseos del régimen chino. El anuncio de un centro de inteligencia artificial agrícola entre el país latinoamericano y China marca un giro en la cooperación tecnológica global, en un contexto donde las alianzas tradicionales se ven alteradas por la actual tensión global.

Este proyecto, presentado durante la cumbre de BRICS en Río de Janeiro, busca modernizar la agricultura en regiones semiáridas, integrando sistemas de IA con maquinaria agrícola para mejorar el monitoreo del suelo y la evaluación ambiental, especialmente en el Sertão del noreste brasileño.

La iniciativa, reportada por SCMP, se materializará a través de un laboratorio conjunto entre el Instituto Nacional del Semiárido de Brasil y la Universidad Agrícola de China. Si se concreta, los brasileños verán cómo China se entromete en la producción de alimentos en sus zonas agrícolas.

El acuerdo surgió tras conversaciones de alto nivel entre el presidente brasileño Lula da Silva y el primer ministro chino Li Qiang, quienes firmaron múltiples convenios de cooperación en inteligencia artificial, energía renovable, industria farmacéutica e infraestructura.

La ceremonia formal, celebrada el 5 de julio, contó con la presencia de Liu Sushe, viceministro de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, junto a autoridades brasileñas.

Durante la cumbre, Lula justificó la colaboración en una crítica a la desigualdad tecnológica global. Según el mandatario, “el desarrollo de la inteligencia artificial no puede convertirse en privilegio de unos pocos países, ni en herramienta de manipulación en manos de multimillonarios”, abogando por una gobernanza tecnológica “justa, inclusiva y equitativa”.

Con este acercamiento a las herramientas de Inteligencia Artificial del régimen de Xi Jinping, Brasil podría poner en riesgo la cooperación internacional en otras áreas sensibles como la seguridad y la inteligencia.

Los líderes de BRICS -organización en la que conviven democracias influenciadas por autocracias y teocracias- respaldaron esta postura en una declaración conjunta, solicitando a la ONU liderar la regulación global de la IA.

El documento enfatizó: “Se necesita un esfuerzo global colectivo para establecer una gobernanza de la IA que respete nuestros valores compartidos, aborde riesgos, genere confianza y garantice una colaboración internacional amplia e inclusiva, de acuerdo con las leyes soberanas, incluyendo el fortalecimiento de capacidades para países en desarrollo”.

No está claro, sin embargo, cuáles son aquellos “valores compartidos” de los que habla el documento: entre los miembros invitados en BRICS está Irán, responsable del fomento del terrorismo en Medio Oriente y en América Latina mediante su brazo armado Hezbollah. También Rusia cuyo jefe de estado ordenó la sangrienta invasión a Ucrania, y China, donde los derechos humanos son violados sistemáticamente.

Más allá de la agricultura, la asociación Brasil-China abarca colaboración en semiconductores, desarrollo de energías renovables e industria marítima. Según SCMP, China produce la mitad de los nuevos buques a nivel mundial, lo que en Brasil ven como una oportunidad.

FOTO DE ARCHIVO: el primer
FOTO DE ARCHIVO: el primer ministro del régimen chino, Li Qiang, el martes 27 de mayo de 2025 en Malasia, durante una cumbre asiática (Reuters)

China también quiere utilizar Brasil para instalar y lanzar satélites geoestacionarios y proyectos aeroespaciales “conjuntos”. Estos acuerdos amplían los marcos establecidos durante la visita del jefe del régimen Xi a Brasilia en noviembre, que sentó las bases para alinear el Programa de Aceleración del Crecimiento brasileño con la Iniciativa de la Franja y la Ruta china.

Li Qiang subrayó el carácter estratégico de la relación, afirmando que Beijing está “dispuesta a trabajar con Brasil para aprovechar las ventajas complementarias y ampliar la cooperación en economía digital, economía verde, innovación científica y tecnológica y aeroespacial”, según citó Xinhua.

El momento del acuerdo es significativo, ya que China busca diversificar sus alianzas tecnológicas ante las crecientes restricciones estadounidenses a la exportación de semiconductores y tecnología de IA.

Desde 2019, Washington ha endurecido los controles sobre chips avanzados esenciales para la IA y ha presionado a sus aliados europeos y asiáticos para limitar la venta de equipos de fabricación clave.

Empresas para estatales como Huawei y SMIC enfrentan ahora obstáculos para acceder a procesadores estadounidenses de alto rendimiento de firmas como Nvidia y AMD.

Cerca de Lula creen que este acuerdo podría contentar a Beijing sin provocar del todo a Estados Unidos, una maniobra recurrente del presidente brasileño quien siempre busca contentar a todas las partes. Pero también se preguntan: ¿qué más pedirá el régimen asiático?

En paralelo, la cooperación climática cobró relevancia durante las conversaciones bilaterales, con Lula solicitando la participación china en el Fondo Bosques Tropicales para Siempre antes de la COP30, que Brasil organizará en noviembre en Belém, en la Amazonía.

La iniciativa, liderada por Lula, busca 4.000 millones de dólares anuales para países que mantengan la deforestación por debajo de ciertos umbrales. Aunque Li no confirmó la entrada de China en el fondo, expresó el pleno respaldo de la autocracia que representa a la organización de la COP30 y ambos líderes reafirmaron su compromiso con instituciones multilaterales como la ONU, BRICS y G20.

El componente cultural también fue abordado, con planes para celebrar un Año de la Cultura China-Brasil en 2026 y ampliar la cooperación en educación, salud e intercambios juveniles para fortalecer el apoyo popular a la relación bilateral.