Menores extranjeros presos por homicidios y tráfico de drogas y armas generan alarma en Uruguay

El número es pequeño en términos cuantitativos, pero poderoso en lo simbólico; son jóvenes que ingresan de manera irregular al país, no tienen arraigo y nadie reclama por ellos

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Las habitaciones del Instituto Nacional
Las habitaciones del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) de Uruguay (Inisa)

Un verdadero agujero negro”. Así describió el presidente del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), Jaime Saavedra, lo que se encontró en los centros de reclusión de menores. Se refería a menores extranjeros que cumplen penas en Uruguay y que no tienen vínculos afectivos en el país, lo que dificulta su egreso de la institución, informó El Observador.

Se trata de un fenómeno que es pequeño en términos cuantitativos –ya que son siete los jóvenes que están en el Inisa presos por cometer delitos graves– pero tienen un alto valor simbólico, según el medio uruguayo.

Cinco de ellos llegaron desde Brasil y tienen entre 16 y 21 años. Uno llegó desde Venezuela (tiene 17 años y está preso por hurto) y otro proviene de Argentina (tiene 17 y está sentenciado por un delito de abuso sexual).

Están presos por cometer delitos de homicidio, tráfico de drogas y de armas de fuego. Dos de ellos ya son mayores de edad, pero cometieron los delitos siendo menores.

Centro Nuevo Rumbo trabaja con
Centro Nuevo Rumbo trabaja con los adolescentes en hábitos saludables (Inisa)

Las autoridades uruguayas están en alerta por la falta de vínculos afectivos de estas personas. Hay también dificultades en el intercambio de información con el país de origen, lo que hace que sea complejo conocer las trayectorias que los llevaron a ese lugar.

Son jóvenes que ingresaron de manera irregular al país. La documentación que se consigue a través del consulado es insuficiente y se suele desconocer cuáles son sus historias y los antecedentes delictivos.

Estos jóvenes tienen además las medidas de seguridad más extremas: muchas horas de encierro, aislamiento –están solos o apenas comparten con alguien más la celda– y usan grilletes hasta para ir al baño.

La alarma de las autoridades está encendida porque su presencia en el país es un indicio de que tienen vínculos con bandas extranjeras, que tienen como protagonistas a los menores de edad.

Un actividad sobre el consumo
Un actividad sobre el consumo de drogas en Inisa (Inisa)

El presidente del Inisa habló de estas situaciones en el programa 5 sentidos de Canal 5. “¿Querés que te mienta? Un tipo que está sicariado a los 15 años, que viene de Brasil, que no tiene familia, va a salir a los 22 o 23 años. ¿Ese chiquilín va a ser un chiquilín modelo? No tengo ni idea qué va a ser. ¿Un pronóstico sobre estos casos muy complicados? Estaría mintiendo”, expresó.

El Directorio del Inisa trató este tema en su reunión semanal de días atrás. Lo que están pensando son medidas alternativas para aceitar los mecanismos con sus países de origen respecto al intercambio de información. Otro de los temas sobre la mesa es evaluar la posibilidad de que estos adolescentes cumplan las penas en su país, un lugar en el que puedan tener algún tipo de arraigo.

Más allá de las situaciones de los extranjeros, el Inisa apuesta a que se aumenten las medidas alternativas para los menores infractores, de forma que la prisión quede “reservada para aquellos casos más complicados”, declaró Saavedra tiempo atrás a Búsqueda. “Eso supone proponer a la Justicia que se apliquen medidas sustitutivas para aquellos chiquilines que hoy están en privación de libertad, pero entendemos que podrían ser atendidos de otra manera”, expresó.

El presidente del Inisa, Jaime
El presidente del Inisa, Jaime Saavedra (Presidencia)

“El dilema de la privación de libertad es que vos tenés que educar, tenés que incluir y tenés que hacer pedagogía con los adolescentes y sus familiares, pero no tienen libertad. Y la educación sin libertad es difícil”, agregó.

Saavedra expresó que algunos delitos “son espantosos” y “no tienen arreglo”. “Hay gurises que tienen un futuro muy comprometido porque el dolor que han causado es irreparable. Hay casos que vos no los querés tener de vecino, ni yo tampoco. Entonces, en esto hay que ser muy realista, hay que dar respuestas al legítimo reclamo de la comunidad de la que somos parte”, señaló.