
Desde que Guillermo Lasso se posesionó como presidente del Ecuador, el mandatario ha vivido en un hotel de Quito. Esto se debe a que la sede del poder ejecutivo se encuentra en remodelación cuyos costos ascienden a USD 800.000, gasto que asumirá personalmente el presidente, según ha informado la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia.
Carondelet ha sido escenario de gobiernos democráticos, dictaduras y golpes de Estado. Su entorno urbano mezcla la arquitectura colonial, republicana y contemporánea. Es sus calles estrechas y grandes plazas se produjeron las mayores manifestaciones de la política y la protesta social.
La sede del gobierno en Quito es el denominado Palacio de Carondelet, en homenaje su primer propietario, Francisco V, barón de Carondelet, gobernador español de La Luisiana Española, la Intendencia de San Salvador y de la Presidencia de Quito, durante el s. XVIII en las épocas del Virreinato de Lima.
Con las independencias latinoamericanas del s. XIX, el Palacio del barón de Carondelet se convirtió en la sede del nuevo poder civil ecuatoriano y desde entonces ha albergado la residencia del presidente del Ecuador. Durante un tiempo fue también la sede de las cámaras de diputados y de senadores. En 1960 se inauguró el actual Palacio Legislativo del Ecuador y Carondelet se convirtió en la sede de gobierno y en la residencia de los presidentes ecuatorianos.
En 1956, el presidente conservador Camilo Ponce Enríquez ordenó la demolición integral de la edificación, conservando únicamente la fachada. Incluso las columnas exteriores de ladrillo fueron sustituidas por columnas de piedra que son las que actualmente se conservan.
En el comunicado de la presidencia de Guillermo Lasso se asegura que la remodelación no comprometerá el “valor patrimonial, histórico y arquitectónico” de la edificación.
El Palacio de Carondelet preside la actualmente Plaza de la Independencia, Plaza Grande o Plaza Mayor de Quito. Carondelet ha sido residencia de 79 jefes de Estado, entre presidentes, interinos y dictadores. La mayoría de estos residieron en sus instalaciones con sus familias y otros prefirieron vivir en otros lugares.
Abdalá Bucaram, presidente durante 6 meses, entre agosto de 1996 y febrero de 1997, aseguró que Carondelet estaba habitado por fantasmas. Rafael Correa, presidente durante 10 años, entre 2007 y 2017, vivió en su propia casa ubicada en el norte de Quito. Correa llegó a proponer el cambio de la residencia presidencial a un cuartel ubicado en el sur de Quito.
Otros presidentes vivieron también en haciendas privadas. Juan José Flores, primer presidente del Ecuador, vivió en la hacienda La Elvira, a 250 kilómetros al sur de Quito. Gabriel García Moreno, octavo presidente, arrendó la hacienda Guachalá, a 63 kilómetros al norte de Quito. Otros mandatarios prefirieron casas campestres más cercanas a Quito y que actualmente se encontrarían en el actual área urbana o metropolitana. Es el caso de Leonidas Plaza o de José María Velasco Ibarra, presidentes durante el siglo XX.
Guillermo Lasso planea vivir también en una casa campestre ubicada en el exclusivo sector de Tumbaco, una parroquia ubicada a 25 kilómetros al margen oriental de Quito y dentro de su conurbación metropolitana. Lasso, un presidente conservador con notables inclinaciones liberales y sociales, tal vez sabe que no es muy conveniente encajonarse en una urbe así, pero tampoco vivir muy lejos de la sede del poder real.
La casa en Tumbaco está en remodelación con la intención de alojar a la familia del presidente y evitar que residan en Carondelet. Eso es lo que se estableció en el Código de Ética expedido por el presidente Lasso inmediatamente después de su posesión. Además, se ordenó que la familia del primer mandatario no ocupe cargos públicos ni influyan de ninguna manera en la administración.
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