El CIDOB dibuja un 2026 de "aceleración de la reconfiguración global" en la nueva era del trumpismo

Durante la presentación del último informe elaborado por el CIDOB, se abordó la clasificación de los actores internacionales en cuatro categorías: oportunistas, pragmáticos, resistentes y desubicados. Según señaló el centro de estudios, la Unión Europea figura actualmente como un actor desubicado, aquejado de desorientación estratégica. El CIDOB remarcó que uno de los ejemplos más claros aparece en el debate interno sobre la gestión de los fondos rusos congelados y su eventual destino a la reconstrucción de Ucrania, una discusión que refleja la ausencia de consenso entre los países miembros y la resistencia de algunos estados fundadores, como Bélgica. A partir de este diagnóstico, el CIDOB delineó un panorama internacional marcado por la rivalidad acrecentada entre potencias, el estancamiento económico global y el uso reforzado de la fuerza en contextos de tensión.

Según informó el propio CIDOB en su nota internacional, la economía mundial mantiene un ritmo de crecimiento bajo para 2026, similar al registrado el año anterior, sin que se haya producido un colapso pese a los aranceles impulsados por la administración de Donald Trump. El informe atribuye este comportamiento, particularmente en Estados Unidos, a las inversiones tecnológicas, gracias a las cuales la primera economía global ha evitado ingresar en recesión. Sin embargo, la entidad advierte que persiste la incertidumbre acerca de la solidez y el impacto real de tales inversiones en sectores como la inteligencia artificial, eje clave en la competencia internacional.

Durante la presentación pública del análisis, Pol Morillas, director del CIDOB, identificó un cambio radical en el orden internacional en 2025, caracterizado por la intensificación de la confrontación geopolítica, la transición hacia una lógica de rivalidades y el predominio del poder duro sobre el poder blando. Morillas indicó que la cooperación internacional se ha debilitado y el foco se ha desplazado hacia intereses nacionales, desplazando los enfoques transnacionales previos. Según describió el CIDOB, la administración estadounidense en la era del trumpismo ha potenciado la coerción económica y tecnológica como dispositivo principal para ejercer presión y defender sus intereses en el contexto global.

Dentro de esta categorización de actores internacionales, España aparece, según Morillas y el CIDOB, entre los países que adoptan una estrategia oportunista, orientando su política exterior hacia una mayor diversificación con China y apostando por la multipolaridad, incluso ante la reticencia de sectores dentro de la propia Unión Europea. Este enfoque permite a España posicionarse de modo independiente en el tablero internacional, en contraste con la situación de otros miembros del bloque europeo.

El informe también ahonda en el papel de la fuerza en la política internacional con la intervención de Carme Colomina, coordinadora e investigadora del CIDOB, quien analizó el aumento de la impunidad en prácticas intervencionistas y la consolidación de la violencia política como rasgo central de la realidad global en 2026. Según precisó el CIDOB, la utilización de la fuerza constituye un recurso cada vez más frecuente para estados que actúan fuera del marco de las normas internacionales, lo que incrementa la frecuencia del recurso al poder militar como vía de resolución de conflictos.

Colomina introdujo el concepto de “privatización de la paz” al destacar el surgimiento de un flujo adicional de negocio para empresas estadounidenses, encargadas de gestionar y resolver conflictos armados, subordinando la diplomacia a intereses comerciales. En esta dinámica, la inteligencia artificial aparece como un factor cuyo desarrollo contribuye al rearme, pero cuyo verdadero alcance y viabilidad permanecen en cuestión, ya que la reciente ola de inversiones tecnológicas todavía no ha disipado las dudas existentes sobre su rentabilidad y eficacia.

El análisis del CIDOB también abordó la evolución de la competencia entre Estados Unidos y China. Inés Arco, investigadora de la entidad, explicó que 2025 marcó un punto de inflexión en el que Washington percibe a Pekín como un rival en condiciones de paridad, propiciando una pugna sistemática, aunque controlada, entre ambos países. Según el CIDOB, el gobierno estadounidense mantendrá bajo vigilancia el ascenso económico y tecnológico chino, mientras que China buscará reforzar su presencia global sin acciones que puedan desembocar en una ruptura abierta con Estados Unidos.

En lo referente al conflicto en Ucrania, el CIDOB recogió la previsión de que una negociación entre Kiev y Moscú podría materializarse en 2026, debido a que el paso del tiempo favorece a los intereses de Rusia y la ayuda europea a Ucrania perdería intensidad. Igualmente, el análisis de Inés Arco constató que el rol de China en este conflicto seguirá siendo limitado, evitando presionar a Rusia para alcanzar una solución negociada y manteniendo una distancia prudente con respecto al Kremlin.

Para el caso de Oriente Medio, Moussa Bourekba, investigador senior especializado en la región, expuso que, aunque la intensidad del conflicto en Gaza ha disminuido, los bombardeos israelíes persisten en ausencia de un mecanismo internacional de supervisión del alto el fuego. El CIDOB subraya, por voz de Bourekba, las dudas sobre la viabilidad del plan de paz propuesto por Donald Trump que se prevé implementar en 2026. Persisten preguntas sobre la posible retirada de Israel, el desarme de Hamás, la presencia de fuerzas internacionales de pacificación y el liderazgo que desempeñarán diversos actores globales en la reconstrucción del enclave.

En el ámbito latinoamericano, Anna Ayuso analizó la situación en Venezuela, descartando la probabilidad de una intervención militar terrestre debido al rechazo tanto de la opinión pública como de la coyuntura política interna. El CIDOB documentó que, a pesar de presiones internas dentro del chavismo, estas no tendrían como consecuencia inmediata la caída del régimen de Nicolás Maduro. Ayuso estimó que un eventual acceso de María Corina Machado al poder originaría un giro abrupto en el país que podría generar una nueva crisis interna.

El informe del CIDOB estableció que la economía internacional experimenta dificultades estructurales que condicionan su crecimiento, y detalló, conforme a las declaraciones de Víctor Bruguete, que la coyuntura actual está marcada por tensiones comerciales y geopolíticas. En este contexto, las previsiones para 2026 apuntan a un comportamiento similar al de 2025 en términos de crecimiento global, pese a las medidas proteccionistas y el cambio de las dinámicas comerciales y financieras.

Por último, el CIDOB concluyó que el escenario internacional de 2026 estará caracterizado por una mayor conflictividad, incertidumbre geopolítica y rivalidad entre grandes potencias. Se pondrá en evidencia la constante redefinición de alianzas y estrategias, mientras la Unión Europea continúa en una posición incierta y los principales actores globales enfrentan retos para adaptar sus respuestas a la dinámica transformadora del sistema internacional.