España subraya la "urgencia" de adoptar un acuerdo "vital" como el de Mercosur pese a las reservas de Francia

El posible retraso en la firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur preocupa a varios países, ya que la demora podría llevar a que los socios sudamericanos busquen alianzas con otras potencias mundiales. De acuerdo con los avisos provenientes del Cono Sur, existe la percepción de que esta ronda de negociaciones constituye una oportunidad difícilmente repetible para formalizar el pacto, según detalló el medio Europa Press.

El secretario de Estado para la Unión Europea, Fernando Sampedro, expresó este martes en Bruselas la necesidad de que el bloque europeo complete el proceso de aprobación del acuerdo de libre comercio con los cuatro países de Mercosur —Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay— en el menor plazo posible. El acuerdo, considerado “vital” tanto por Sampedro como por la Comisión Europea, permanece estancado ante las reservas manifestadas por el gobierno francés. "Nunca se han dado unas circunstancias tan favorables y que expliquen de una manera tan clara la urgencia y la necesidad para suscribir ese acuerdo con Mercosur", afirmó Sampedro a su llegada a una reunión de Asuntos Generales de la Unión Europea, tal como recogió Europa Press. Pese a evitar pronunciarse sobre si un nuevo aplazamiento podría poner fin definitivamente al proceso, remarcó que la adopción del pacto debe situarse como máxima prioridad para las instituciones de la UE.

La Comisión Europea respaldó esta posición el lunes a través de un portavoz, quien subrayó que la firma del acuerdo resulta imprescindible y manifestó su confianza en que pudiera cerrarse antes de fin de año, según publicó Europa Press. Por su parte, Brasil, país que acogerá una cumbre de Mercosur el sábado, mantiene abierta la posibilidad de formalizar el acuerdo ese mismo día, en una ceremonia paralela a la cumbre regional, si el calendario de votaciones y procedimientos internos de la Unión Europea lo permite.

Entre los trámites pendientes figura un voto en el Consejo, órgano que reúne a los gobiernos de los Veintisiete, para conseguir la aprobación por mayoría cualificada. Una vez obtenida esta autorización gubernamental, el acuerdo podría aplicarse de manera provisional a partir de principios de 2026, sin necesidad de esperar la ratificación definitiva de la Eurocámara, cuyo procedimiento demandaría más tiempo.

La presidencia rotatoria del Consejo de la UE, actualmente bajo responsabilidad de Dinamarca, ha propuesto celebrar esta votación entre los embajadores de los países miembros dentro de esta misma semana, conforme indicó Europa Press. Ello depende del visto bueno previo a las salvaguardas ofrecidas por la Comisión Europea para los agricultores que pudieran verse más afectados por la liberalización comercial. Estas medidas de protección están sujetas a votación este martes en el pleno del Parlamento Europeo, antes de poder someterse a la aprobación formal de los Veintisiete.

Superada esa primera votación, los Estados miembros y el Parlamento podrían acordar la validez definitiva de las salvaguardas al día siguiente, lo que permitiría avanzar al siguiente paso: la decisión de los embajadores para autorizar a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto con el presidente del Consejo Europeo, António Costa, a trasladarse a Brasil y proceder con la firma en una ceremonia al margen de la cumbre de Mercosur.

La principal oposición al acuerdo proviene de Francia. Según reportó Europa Press, el gobierno francés ha expresado insistentemente su preocupación por los posibles efectos negativos en su agricultura y por la necesidad de mayores garantías medioambientales por parte de Mercosur, especialmente sobre deforestación y cambio climático. “Francia pide que se retrasen los plazos para poder seguir trabajando en la obtención de medidas legítimas de protección para nuestra agricultura europea", declaró el primer ministro francés, Sebastien Lecornu, el pasado domingo a través de una comunicación oficial citada por Europa Press.

España y Alemania, en sintonía con la Comisión Europea, han destacado el carácter estratégico del acuerdo para la economía continental y su peso en el actual contexto de relaciones multilaterales, mientras la postura francesa contrasta con la consignada por la mayoría de los demás Estados miembro, reveló Europa Press. Desde el Cono Sur, algunos dirigentes insisten en que no resultará posible mantener la oferta de acuerdo abierta si la UE dilata nuevamente los plazos.

El procedimiento de aprobación requiere una mayoría cualificada en el Consejo Europeo, es decir, el respaldo de al menos quince naciones que representen al 65% de la población del bloque. Francia, aunque encabeza el rechazo, no podría frenar unilateralmente la aprobación del acuerdo, ya que hasta el momento no ha conseguido sumar suficientes aliados para conformar una minoría de bloqueo. Polonia e Italia han mostrado también reservas, mientras Austria y Bélgica mantienen posturas ambiguas o divididas por aspectos internos.

El gobierno de Italia, liderado por Giorgia Meloni, podría tener un papel determinante para definir si la mayoría cualificada se inclina en favor o en contra de la adopción. Según detalle Europa Press, meses atrás Roma había manifestado predisposición a aceptar las salvaguardas propuestas, aunque en los últimos días han resurgido las incertidumbres ante las protestas de sectores agrícolas. Fuentes diplomáticas citadas por Europa Press aseguran que continúan las negociaciones a distintos niveles para resolver los puntos de fricción identificados por el Gobierno italiano.

El proceso transcurre en una semana marcada por el malestar del sector agrícola dentro del bloque, según consignó Europa Press. Miles de agricultores de diferentes países miembros planean movilizarse el jueves en Bruselas para manifestar su descontento en relación con los recortes previstos dentro de la Política Agraria Común para el presupuesto posterior a 2027. Coincidiendo con estas protestas, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se darán cita en la habitual cumbre de diciembre en Bruselas para tratar temas relevantes en la agenda europea, como la situación en Ucrania y las perspectivas presupuestarias del bloque.